Economía
“Los fenómenos de El Niño son retrecheros”, la advertencia del exministro Tomás González frente a la posición del Gobierno de que se está en la etapa final del evento climático
Quien hoy dirige el Centro Regional de Estudios de Energía (Cree), piensa que se llegó tarde a las decisiones para enfrentar la difícil situación del sector eléctrico, hoy amenazado con racionamientos. Considera que para ahorrar hay que generar incentivos.
SEMANA: ¿Qué tan crítico es el nivel de los embalses para pensar en un racionamiento?
Tomás González (T. G.): Para contestar esa pregunta es necesario entender cómo funciona el sistema eléctrico. La energía en Colombia viene fundamentalmente de dos fuentes. Una, son las que se generan con agua que, en épocas normales, corresponde a cerca de tres cuartas partes de la energía eléctrica. Y el resto se produce con plantas térmicas que son carbón y gas, principalmente. Cuando hay fenómenos de El Niño, como ahora, llueve menos y entonces llega menos agua a los embalses y hay menos agua para generar. Y en ese momento cambia esa proporción de tres cuartos de generación con agua y un cuarto térmico, y se vuelve 45 % térmico y 55 % agua, más o menos, mitad y mitad.
SEMANA: ¿Qué es lo que está pasando ahora?
T. G.: Lo que está pasando ahora es que el operador del sistema, que es el que está día a día viendo la demanda, la oferta, despachando las plantas, mirando cómo están las cosas, alertó al país sobre el nivel que tenían los embalses, que en este momento están en el 31 % de su capacidad. Es bueno tener una referencia de eso que es tan crítico.
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Pero estamos a niveles parecidos e inclusive hasta un poco más bajos de lo que estábamos en 2015-2016. En el año del apagón, en el 91-92, para marzo de ese año ya estábamos sin capacidad alguna de generar en los embalses.
SEMANA: Bajo ese contexto, ¿qué probabilidad ve de llegar a un racionamiento?
T. G.: Creo que lo que es importante aquí es oír con atención lo que nos está diciendo el operador de mercado. La gente quisiera oír un número, pero es difícil darlo.
SEMANA: ¿Por qué?
T. G.: Porque mire todas las variables que intervienen en esto. Uno, usted tiene que ver cuánto llueve. Dos, usted tiene que ver si la demanda de energía fue alta o baja. Mientras más se consuma energía, más se va a necesitar producir energía. Tres, ¿qué tanto pudieron producir las plantas térmicas? ¿En algunas hubo problemas? ¿Alguna estuvo indisponible o no? Todo eso va a determinar cuánta agua se va a utilizar. Entonces, dependiendo de todas esas variables, vamos a pasar o no. Lo que sí es cierto es que el operador del mercado nos dijo, o se toman medidas urgentes, o muy posiblemente no nos va a alcanzar la energía para atender la demanda.
SEMANA: ¿Qué está pasando con la generación térmica? ¿Está cumpliendo en este momento su papel o hay problemas de oferta?
T. G.: Las plantas térmicas están disponibles, además tienen la obligación de estar disponibles, porque la regulación así lo establece. De hecho, todos los colombianos pagamos en la tarifa una cosa que se llama el cargo por confiabilidad, que es una plata que se destina a asegurar esa disponibilidad de las plantas en momentos difíciles.
Entonces, los generadores térmicos tienen la obligación de entregar la energía en los momentos críticos, y los reportes evidencian que estos están listos.
¿Cuáles son las obligaciones que tienen ellos de entregar energía firme? Nosotros consumimos diariamente, más o menos en día de semana, unos 240 gigavatios hora/día. Los térmicos tienen obligaciones de energía firme, es decir, tienen que estar en capacidad de entregar unos 110 gigavatios. Entonces, las plantas térmicas han estado disponibles, pero se despachan en la medida en que sean requeridas.
SEMANA: El ministro dijo que estamos en la etapa final de El Niño. Sin embargo, hay algunos que consideran que esto podría irse hasta mayo. ¿Cuáles son los cálculos que ustedes tienen?
T. G.: Los fenómenos de El Niño son retrecheros, porque nunca se sabe exactamente cuándo llegan, cuánto van a durar, qué tan intensos van a ser. El gran problema que tenemos en este momento es que hemos debido empezar a hacer unos programas de reducción de demanda mucho antes y hemos debido ponerles muchas más restricciones a las exportaciones con Ecuador.
SEMANA: ¿Llegamos tarde a esas decisiones?
T. G.: Llegamos tarde a esas decisiones. Desde el año pasado, la gente del sector, incluso los mismos medios, le están pidiendo al Gobierno que empiece programas de reducción de demanda. Y esos programas de reducción de demanda no es simplemente que el gobierno salga y diga: por favor, ahorren. Hay que darle a la gente incentivos concretos e información muy clara.
La experiencia de 2015-2016 es muy buena en ese sentido. Era el programa Apagar Paga. El programa empezó en marzo de 2016 y le decía a la gente: mire su factura de energía del mes de febrero. Por cada kilovatio que usted consuma de menos, le vamos a pagar 450 pesos. Y por cada kilovatio que usted consuma de más, le vamos a cobrar 450 pesos en adición al valor del kilovatio. La gente vio una señal clara y también vio que el presidente de la República salió directamente en los medios a decir: necesitamos la ayuda de todos.
La gente entendió y reaccionó. Y por eso en menos de un mes habíamos triplicado la meta de ahorro que se tenía inicialmente. Fue un programa muy exitoso, las resoluciones están ahí escritas. El Gobierno actual podría simplemente ponerlo a andar tal cual como se hizo y nos ayudaría mucho para reducir la demanda de energía.
En la medida que se consuma menos energía, habrá menos presión sobre la generación y se podrá cuidar mejor el nivel de los embalses.
SEMANA: ¿Qué se puede hacer en el tema de la exportación de energía a Ecuador? ¿Suspenderla totalmente?
T. G.: Nosotros le mandamos energía a Ecuador y a veces ellos nos mandan a nosotros, y ha sido muy importante tener ese respaldo, para ellos y para nosotros. Lo que pasa es que los dos países entienden que en situaciones críticas uno tiene que priorizar su propia demanda, su demanda interna y la comunicación de XM fue muy clara en decir que una de las medidas que habría que tomar es restringir las exportaciones que pueden estar alcanzando fácilmente el 3 % de la demanda.
SEMANA: ¿Y básicamente esas restricciones qué serían? ¿Dejar de exportar al Ecuador?
T. G.: Sí, reducir las cantidades disponibles para la venta y, si es del caso, según los análisis puntuales que se hagan de cada día para llevarlas a cero cuando se necesite.
SEMANA: Hay un tema que preocupa mucho y es que mientras la demanda aumenta, la oferta al parecer no crece y los proyectos de energía renovables en su gran mayoría tienen unos retrasos significativos. ¿Cuál es su visión?
T. G.: Ahora estamos preocupados por El Niño, que es un problema muy puntual que uno esperaría que en el mes de mayo ya lo hayamos superado. Pero hay un problema estructural y es que no estamos siendo capaces de que la oferta crezca a la misma velocidad de la demanda y no solo por los proyectos de renovables en La Guajira. Cuando usted mira la subasta que se realizó hace unas semanas, esta no logró conseguir proyectos suficientes para cubrir la totalidad de la demanda que se tenía que cubrir. Recuerde que esa subasta se hace con varios años de anticipación cuando se ve que la oferta es insuficiente para cubrir la demanda, en este caso era 2027-2028 y en adelante. Y no se presentaron suficientes proyectos para poder atender esa demanda. Entonces, fue una demanda incompleta, fue una demanda que por primera vez no logró reunir los proyectos necesarios.
SEMANA: ¿Eso qué quiere decir?
T. G.: Cuando se tiene una demanda que está creciendo y una oferta que no es capaz de expandirse lo suficientemente rápido, pues eso lo va a llevar a dos cosas: o a que haya problemas de precios altos, porque cuando hay escasez suben los precios, o a que haya problemas de seguridad en el suministro. A eso le quiero poner un dato. No es solo energía eléctrica. Cuando se mira al gas natural es muy significativo y es muy similar. Ya hace unas semanas también se anunció que el déficit de gas nacional para el próximo año va a ser cercano al 18 %, eso es más o menos lo que se consume en la totalidad de los hogares. Si vamos a tener ese faltante de gas, como lo reportó Ecopetrol, vamos a recaer en las importaciones. Nos estamos moviendo a un mundo con problemas de escasez y nos toca tomar las decisiones rápido o vamos a tener muchos dolores de cabeza.
SEMANA: Frente al tema de la subasta, la mayoría de los proyectos fueron de energías renovables, con muy poca energía en firme, y esos proyectos necesitan un respaldo para darle confiabilidad al sistema…
T. G.: Eso es fundamental. Todas las energías tienen características. En el caso de la solar, que casi fue la totalidad de la energía que se asignó en la subasta, esa característica es que es intermitente. Se genera energía cuando sale el sol, entonces la firmeza que da esa energía es menor que en las otras plantas. La solar tiene la ventaja de que es una energía limpia y que ha bajado mucho el precio, pero es una energía que no tiene los niveles de confiabilidad de las otras. Por eso es que a pesar de la cantidad de energía que se asignó los resultados de la subasta no fueron satisfactorios porque no se consiguió toda la energía firme que se necesitaba.
SEMANA: Si logramos pasar este chaparrón de este fenómeno de El Niño y no tenemos racionamiento, ¿en qué momento vamos a tener dificultades de suministro en el mediano plazo o en el corto plazo?
T. G.: Los datos mismos de la subasta que sacó el Gobierno cuando la convocó son muy elocuentes. La subasta se originó en que no teníamos suficiente oferta para cubrir la demanda a finales del 27; o sea, estamos hablando de menos de tres años. Pasaron tres años, tres años largos, y no se consiguió la energía que se necesitaría para ese momento. Entonces en este punto no hay certeza de cómo se va a atender esa demanda hasta que no se hagan nuevas subastas o no se aseguren nuevos proyectos.
SEMANA: Esta situación del sistema eléctrico se está convirtiendo en un coctel perverso. A todo esto, se suma el tema regulatorio y la situación de la Creg sin comisionados en una entidad que tiene un poder de decisión y de dar norte sobre lo que se debería hacer. ¿Qué tanto nos está haciendo falta la Creg?
T. G.: Muchísimo. Déjenme hacer dos analogías futbolísticas. Si usted tiene un partido fundamental para pasar a la final, que es el que estamos jugando ahora en el sector eléctrico, usted necesita tener el equipo completo. Usted no juega con cinco jugadores menos. Hoy en día a la Creg le faltan cinco comisionados que son importantes. Y aquí viene la segunda analogía porque la Creg es como la Fifa del sector eléctrico, es la que organiza las redes, las reglas para que se pueda jugar el partido de la prestación del servicio y esas son las reglas de cómo se determinan las tarifas, cómo se pagan las inversiones, cómo se tiene acceso a redes, cuáles son los parámetros de calidad. Entonces, en momentos como estos que, por ejemplo, tiene que hacer un programa de ahorro muy bien diseñado, no tiene quienes deberían estar haciendo el diseño de ese programa. En 2015-2016, el programa Apagar paga se construyó entre el Ministerio y la Creg, pero sin el concurso completo y total de la Creg hubiera sido muy difícil armar ese programa. Es incomprensible que en una situación tan difícil no se nombren los comisionados, que no pueda sesionar. Estamos hablando de electricidad, pero la Creg pone esas reglas para el gas natural, para los combustibles líquidos, para el GLP, que es el gas de cilindros. No es solo el sector eléctrico en este momento. Es todo el sector energético el que no tiene la entidad que está encargada de poner las reglas del juego para asegurarse que se puedan prestar los servicios de energía adecuadamente.
SEMANA: ¿Cómo se están afectando, por la situación de los embalses y el aumento de la generación térmica, los precios de la energía particularmente en la bolsa?
T. G.: Es importante tener presente cómo se compra y se vende energía en Colombia. Se hace de dos maneras: se puede comprar energía en contratos o comprar energía en bolsa. En contratos se pone de acuerdo con un vendedor de energía y le dice: “Quiero tanta energía durante dos años y vea a qué precio me la da”, y usted firma un contrato y ese es el precio que se queda fijo por los dos años y ellos tienen la obligación de entregarle la energía y usted tiene la obligación de pagársela.
La otra manera de comprar energía es en bolsa, en que usted va todos los días al mercado, eso es como ir a Corabastos. Si usted tiene la obligación, usted ahí va todos los días y pregunta a cómo está la energía y tiene que pagar el precio de la energía. Es como comprar tomate cuando no ha llovido y hay sequía y no hay tomate, pues los tomates están caros y cuando ha llovido mucho y hay una cosecha abundante de muchos tomates los precios son bajos. Lo mismo pasa en la bolsa.
Doy este contexto porque en este momento todas las empresas de energía del país tienen una parte de su energía que compran en la bolsa y la parte que compraron en contratos. En este último punto no hay preocupaciones de precios porque están fijos, pero la parte de bolsa sí está subiendo mucho y ese precio se les traslada a los consumidores. Entonces las empresas mientras más tengan que comprar energía en bolsa van a estar más expuestas a los precios altos en momentos de escasez y le van a tener que pasar a sus usuarios esos aumentos en precio.
SEMANA: El otro factor que se está sumando a esta crisis es el de las líneas de transmisión, por ejemplo, en el caso de Bogotá. ¿Qué está pasando?
T. G.: Ese punto es fundamental también. La gente tiende a pensar que el suministro de energía es un problema relacionado con si hay o no producción de electricidad, de kilovatios. Pero no solo hay que producir los kilovatios, sino que tenemos que ser capaces de llevarlos de quien los produce hasta donde se consumen y eso es lo que hace el sistema de transmisión nacional. Estamos viendo grandes problemas en las líneas. Lo de Bogotá ha tenido unas alertas, el presidente del Grupo Energía Bogotá ha sido muy claro en decir que si en dos años, si en 2026, no tenemos resueltos los temas de las líneas que tienen que traer la energía a Bogotá, vamos a tener problemas de suministro. Eso lo ha dicho con toda claridad y se lleva más de una década tratando de terminar estos proyectos. Pero fíjese que el problema de La Guajira también con la línea que se llama Colectora que es la línea que debería transportar la energía de todos los proyectos de renovables de La Guajira para conectarlos con el resto del sistema, también ha tenido unos atrasos muy significativos. ¿Por qué? Porque se ha vuelto muy difícil construir esas relaciones de confianza entre comunidades y empresas que permitan sacar los proyectos adelante sin sobresaltos o con menos sobresaltos como se hacía en el pasado.
SEMANA: Y la situación de las distribuidoras es compleja y el año pasado advirtieron un apagón financiero…
T. G.: No fueron solo las distribuidoras, fue también el operador del mercado que sacó un reporte diciendo que la situación era muy difícil, que estábamos ante un riesgo sistémico porque muchas de las empresas se veían muy afectadas. Lo que ha pasado ahí es una combinación de cosas: precios altos que se han tenido desde el final del año pasado y se han mantenido en general altos; entonces, eso requiere un esfuerzo financiero para comprar la energía. Pero también con el famoso pacto de la justicia tarifaria lo que se hizo fue que se les impidió a las empresas cobrar, como estaba previsto, las deudas que les tenían los usuarios de los aumentos que no se habían hecho en épocas de pandemia, sobre todo a la gente no se le hizo aumentos y las empresas financiaron eso y asumieron la caja para hacer el pacto de la justicia tarifaria. No se pudo recuperar tan rápido como se esperaba y eso retrasó enormemente el cobro de subsidios. También ha habido problemas en diferentes momentos de la velocidad del giro de los subsidios. Esas tres cosas se conjugan para ponerle mucha presión financiera a los distribuidores de energía.
Entonces, tenemos una situación en que los proyectos no se están pudiendo sacar a la velocidad que necesitan, los proyectos (la oferta) no se están expandiendo, tenemos dificultades también desde el punto de vista de liquidez por la situación en la que estamos, y tenemos un regulador que debería estar ayudando a resolver todos estos problemas. Es una situación que se está configurando para meternos en un mundo de escasez, que es adonde están llegando casi todas las discusiones del sector en este momento.
SEMANA: La tormenta perfecta…
T. G.: Una tormenta difícil en la que necesitamos a todos los marineros.
SEMANA: ¿En qué falló el Gobierno? ¿Qué hubiera podido hacer para evitar llegar a estos extremos?
T. G.: Los fenómenos de El Niño no son nuevos para el país. Desde el apagón del 91-92 el país rediseñó completamente el sistema eléctrico para no volver a tener apagones de esta naturaleza, sabiendo que íbamos a enfrentar fenómenos de El Niño. Y nos ha servido porque hemos tenido Niños más duros que el del apagón y no nos hemos apagado. Las lecciones del pasado lo que nos muestran es que el Gobierno tiene que: uno, coordinarse muy bien con los agentes para que toda la energía que pueda entregarse y producirse se produzca. Dos, asegurar que se expanda la oferta para que no tengamos los problemas que estamos teniendo. Y tres, hacer programas de reducción de demanda con tiempo antes de que lleguemos a situaciones críticas. En esas tres cosas el gobierno se ha demorado. Debe dar señales muy importantes si quiere corregir el rumbo en los tres aspectos.
SEMANA: ¿Una propuesta de reforma de la ley de servicios públicos es oportuna en este momento, no solo por la crisis que estamos viviendo, sino por todo el tema de inversión que se necesita para poder mantener la oferta disponible?
T. G.: Todo depende de lo que quiera usted hacer con la ley. Como decía un profesor mío: “usted puede ignorar las leyes de la economía, pero las leyes de la economía no lo ignoran a usted”. Y creo que eso es muy importante. La inversión responde a las señales. Si usted no tiene claridad de cómo va a poder vender lo que va a producir, no se mete a hacer las inversiones. Usted debe tener claridad de que va a haber unas reglas del juego estables, un regulador técnico independiente que va a estar mirando esas reglas. Si al Gobierno le preocupan los niveles de las tarifas, puede intervenir a través de los subsidios, a través de la parte fiscal, pero uno tiene que ser muy cuidadoso en qué hace con las tarifas para no terminar matando la inversión.
Necesitamos que las señales se den porque si no están las señales correctas para que haya un funcionamiento eficiente de los mercados y haya inversión, pues lo que vamos a tener es problemas de estrechez en la oferta y las discusiones del sector se van a volver sobreescasez y precios altos que a nadie le gusta y menos al propio Gobierno, que tiene esa preocupación por los temas de distribución del ingreso y la pobreza tan fuerte.