Se estima que hay represados unos 700.000 pares de zapatos que no lograron despachar. | Foto: Asoinducal

SANTANDER

“Me declaré en quiebra porque no hay plata para trabajar”: propietario de empresa de calzado

En Bucaramanga el sector está golpeado por la pandemia, se calcula que el 30 por ciento de las empresas están en la quiebra. Aunque hay ayudas, no han sido suficientes.

SEMANA
3 de octubre de 2020

A finales de agosto, Leonardo López sacó las mesas de emplantillado, las molduras, la máquina punteadora y la troqueladora de su empresa Calzado Coquetica, remató lo que pudo por unos cuantos pesos y los “corotos” que le quedaron los guardó en una bodega. “Tengo arrumados los corotos por allá en un parqueadero, cuando voy me da tristeza ver eso”, cuenta. Su empresa tuvo una ‘muerte’ lenta, la pandemia lo dejó sin liquidez y con deudas.

Para Leonardo, este 2020 inició con el pie derecho en la feria de calzado Expoasoinducal, donde consiguió un pedido con una cadena de zapatos en Ecuador. Pero en marzo, con la llegada de la covid, todo se frenó, había 1.500 pares de sandalias y baletas para niña en producción y uno a uno los clientes fueron cancelando los pedidos, las ventas se congelaron. Las pérdidas ascendieron a 90 millones de pesos.

“Con una plata que tenía les pague a los empleados la liquidación, porque ya no podía seguir más, pagaba 1,5 millones de arriendo, más los servicios. Me declaré en quiebra, porque no hay plata para trabajar, tendría que ir al centro a comprar materiales de contado, y en caso de prestar dinero para producir zapatos se los tendría que fiar a los clientes, esperar 90 días para que paguen, eso no es negocio”, explica.

Leonardo no pasaba por sus mejores momentos, al final tenía solo 12 empleados, en sus 30 años de experiencia en el sector tuvo una época dorada con 80 empleados. Antes de la pandemia intentaba levantarse de la crisis generalizada que hubo en Bucaramanga por la llegada de zapatos chinos, competir con sus precios no era viable dados los costos de la producción local.

“La pandemia, el zapato chino y la informalidad nos tienen acabados”, cuenta el empresario, quien no pudo acceder al subsidio a la nómina que dio el Gobierno porque en la pandemia no pudo sostener el sueldo de sus empleados con todas las prestaciones, como lo hacía antes.

En el caso de Leonardo Gómez, la pandemia acabó con la empresa familiar con la que quería continuar su hija, profesional en Negocios Internacionales. Ahora, a sus 56 años, planea irse a vivir a un pueblo cercano y empezar de cero. Su historia se repite por cientos en Bucaramanga y su área metropolitana. Wilson Gamboa, presidente de la Asociación de Industriales del Calzado y Similares, Asoinducals, calcula que un 75 por ciento de las empresas de calzado han tenido que cerrar, un 45 por ciento están a la espera de que la economía mejore y un 30 por ciento cerraron sus puertas definitivamente.

Es un golpe muy fuerte para una ciudad que tiene más de 5.100 empresas de calzado que emplean a 100.000 personas. Esta también es la cuenta que hace el director de Acopi en Santander, José Roberto Álvarez, quien considera que un 30 por ciento de empresas del sector de manufactura y calzado están en la quiebra.

La Alcaldía, desde el Instituto Municipal de Empleo y Fomento Empresarial de Bucaramanga, Imebu, ha dispuesto ayudas para el sector empresarial del que se pueden beneficiar también el calzado. Como diagnóstico y asesoría empresarial, así como líneas de financiación con tasas subsidiadas y periodos de gracia. Tal como explicó Isabel Rincón, directora del Imebu, a SEMANA hay financiación de la “banca ciudadana tradicional hasta 20 millones con tres meses de gracia -las más bajas del mercado- y en Bancoldex hasta 50 millones de pesos”.

Sin embargo, a seis meses de la pandemia, estas ayudas no logran salvar de la quiebra a muchas empresas del calzado, es el caso de Calzado Mandarina, una empresa de 38 años en el mercado que pasa por una situación crítica.

“La nómina normal es de 25 o 30 millones de pesos mensuales. El gobierno nos dicen que nos prestan 10 millones de pesos, con eso no solucionamos. Con la Cámara de Comercio reactivamos la página en internet, pero no hemos tenido ventas ni al detal ni al por mayor. Participé en Santander Compra Santander, pero no hubo compras. En el Imebu, dan una ayuda pequeña, no alcanza, son pañitos de agua tibia”, explicó a SEMANA Guillermo Montoya, el propietario.

La situación de las empresas del calzado es compleja, porque el 80 por ciento de la industria del calzado y la marroquinería está parada, esto se debe a que el consumidor final no está comprando, así que toda la cadena de producción se afecta. En Bucaramanga hay menos restricciones de movilidad, el pico y cédula desapareció, así que se espera que la economía se reactive. Sin embargo, el calzado no solo depende de la economía local, muchos, como Calzado Mandarina, dependen del mercado nacional e internacional.