MOVILIDAD
Movilidad en Medellín: ¡sí se puede!
Con metro, metrocables, buses articulados, red de bicicletas y ahora con tranvía, Medellín pone muy alta la vara de la movilidad en Colombia.
Mientras Bogotá lleva décadas soñando con un metro y con un tren ligero que conecte la región capital o, al menos, con más vías que ayuden a aliviar el caos de la movilidad, Medellín está agregando un modo más a su sistema de transporte masivo, cuyo eje es el metro.
Se trata del tranvía de Ayacucho, que costó cerca de 700.000 millones de pesos y quedó listo en tres años desde la apertura de la licitación, un tiempo récord para una obra pública de esta naturaleza en Colombia. El municipio de Medellín puso la plata y la propia empresa Metro gerenció el proyecto, que implicó 23 contratos, lo que demuestra el grado de madurez que ha alcanzado.
El tranvía, que recorre 4,3 kilómetros e incluye dos metrocables, movilizará 360.000 habitantes de la zona centro-oriental de la capital antioqueña –comunas 8, 9 y 10–, una población que, en un alto porcentaje, es de muy bajos recursos.
Con este nuevo medio de transporte integrado por 12 vehículos eléctricos que entrarán a operar en dos semanas, Medellín pone la vara muy alta en materia de movilidad pública en el país. Además del metro, que está cumpliendo 20 años, el sistema en su conjunto incluye varios cables; buses articulados (Metroplús); una red de alimentadores y rutas integradas, además del programa EnCicla, que busca estimular la bicicleta como medio de transporte.
Frente a esta última estrategia, si bien Medellín –como otras ciudades– siguió el ejemplo de Bogotá con las ciclorrutas, el alumno dio un paso más allá al elaborar un plan maestro de bicicletas. Este incluye cicloparqueaderos, ciclorrutas, un sistema de bicicletas públicas compartidas y una campaña para promover la movilidad por este medio. Actualmente, se han construido 52 estaciones y la flota de bicicletas pasará de 1.100 a 1.500 en diciembre. El Área Metropolitana, que tiene a su cargo este programa, ha logrado despertar conciencia sobre el uso de este medio, y cada vez más personas están tomando la bicicleta para ir al trabajo y a la universidad.
El programa va tan en serio que el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la capital antioqueña fijó una ambiciosa meta en los próximos 15 años. Para 2030, la ciudad espera pasar de los 61 kilómetros actuales a más de 450 kilómetros de ciclorrutas y que los habitantes del Valle de Aburrá hagan en bicicleta el 10 por ciento de los 5,6 millones de viajes diarios de un día laboral típico. Hoy ese porcentaje apenas llega al 0,7 por ciento.
Ahora bien, al contrario de lo que sucede en la capital de la República, donde la construcción de nuevas vías o su mejoramiento se vuelven planes lentos y enredados, Medellín le ha puesto el acelerador a la infraestructura pública para el transporte con más vías, puentes y viaductos por el Valle de Aburrá.
Dentro de este equipamiento se destaca el megaproyecto Parques del Río, que como dice el alcalde, Aníbal Gaviria, le aportará a la sostenibilidad de la ciudad, con soluciones para la movilidad de peatones, bicicletas y vehículos. “Con este proyecto vamos a devolverle la vida al río y el río a la ciudad y sus habitantes”, señala el mandatario.
El megaproyecto completo, que dada su magnitud supera a una administración municipal, comprende 327 hectáreas en ambos costados del río Medellín. Incluye 185 kilómetros-carril de vías a nivel; 82 kilómetros-carril de vías soterradas y 22 de vías cubiertas. Contempla 32 kilómetros de ciclorrutas; 34 de senderos peatonales y varios parques.
El primer tramo de Parques del Río, que requiere invertir 162.000 millones de pesos, está en ejecución y la Alcaldía espera que en diciembre entre en la fase final, cuando entreguen las primeras vías subterráneas (siete carriles soterrados y seis a nivel).
Un punto clave en los avances que hoy muestra Medellín en materia de movilidad es la planificación de largo plazo. Desde noviembre de 2005, se elaboró un plan maestro para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá que incluyó proyectos urbanos, viales y de transporte público. Las iniciativas para el periodo 2010-2020 tienen un costo de 4,5 billones de pesos, concentrados principalmente en los próximos cinco años. Además, el Plan de Ordenamiento Territorial, aprobado por el Concejo en diciembre del año pasado, contempla estrategias para mejorar la conectividad, al priorizar la movilidad no motorizada y regular el uso del vehículo privado.
Como eje central del sistema de transporte masivo está el metro, que recorre seis municipios: Bello, Medellín, Itagüí, Envigado, Sabaneta y La Estrella. Cerca de 800.000 personas lo utilizan al día, lo que se incrementará con el tranvía. Pero, además, según la gerente de Metro, Claudia Restrepo, en 18 meses llegará una nueva flota de 20 trenes, lo que permitirá incrementar en un 25 por ciento los usuarios-hora del sistema.
Alrededor del metro también se construye el sueño de una integración regional. La ciudad quiere conectar los valles de Aburrá y San Nicolás con tecnología ferroviaria, una idea centenaria que se frustró por las disputas políticas de principio del siglo XX en el oriente antioqueño. “El sueño nuestro con el plan maestro es que el tranvía de Ayacucho, con esa tecnología, que estudiamos cuidadosamente, pueda cruzar el túnel de Oriente y nos permita llegar en el futuro al aeropuerto”, explica Tomás Elejalde, gerente de planeación de Metro. Esta esperanza está más que justificada pues la estación Oriente del metrocable está a solo tres kilómetros de la boca del túnel de Oriente.
La verdad es que pocas empresas han impactado tanto la vida de una región como Metro de Medellín, que no solo ha solucionado en gran parte la movilidad. Alrededor de este sistema se desarrolló lo que se conoce como la Cultura Metro, basada en los principios de la movilidad sostenible con energía limpia, beneficio social y comportamiento cívico, algo que ha sido reconocido internacionalmente.
¿Cómo logró Medellín una transformación tan radical, después de vivir los años aciagos del narcotráfico, que hicieron que la ciudad fuera vista como una urbe inviable? La respuesta está en que la profunda crisis se volvió una oportunidad. Desde mediados de los noventa, las administraciones han trabajado por reconquistar la ciudad para los habitantes. Muchas obras públicas, pensadas con principios de inclusión, dan testimonio de ello como los parques, las bibliotecas, las llamadas Unidades de Vida Articulada (UVA), que le está cambiando la vida a muchas comunidades; o el Jardín Circunvalar en las laderas de la ciudad. “Si bien aún enfrentamos grandes retos, cada día la ciudad va dando paso a un avance singular y esperanzador”, dice el director de planeación, Jorge Pérez.
Una verdad de a puño es que Empresas Públicas de Medellín (EPM) ha sido fundamental en este desarrollo, pues como soporte financiero de la ciudad, en una proporción muy importante, ha permitido emprender obras de gran magnitud.
Más allá de la capacidad de planear, Medellín está dando ejemplo de ejecución. El alcalde, Aníbal Gaviria, dice que si bien los proyectos trascienden una administración, materializar acciones a corto y mediano plazo es muy importante para garantizar que se realicen y se tornen irreversibles. En otras palabras, gracias a la voluntad política y capacidad ejecutiva, Medellín ha logrado cambiar esa tendencia tan colombiana de que muchas obras se quedan en simples y bonitos renders.