entrevista
“No es buena idea que Banco de la República emita para prestarle al Gobierno”
El nuevo gerente del Banco de la República, Leonardo Villar Gómez, ve más riesgos que ventajas con la emisión que algunos sectores económicos piden. Esto podría restarle credibilidad al país.
La reciente elección del nuevo gerente del Banco de la República se convirtió en la más reñida de los últimos tiempos. Aunque se trata de un proceso técnico reglado incluso por la Constitución, terminó generando fuertes tensiones políticas.
Al final, el escogido fue Leonardo Villar Gómez, un nombre que dejó tranquilos a casi todos los sectores que estaban en pugna, pues se trata de uno de los economistas de mayor trayectoria en el país. Villar, quien ya fue codirector del Emisor durante tres periodos, se posesionó esta semana. Su llegada al cargo coincide con un momento crítico de la economía del país.
Aunque el camino de la recuperación ya comenzó, dice que habrá que trabajar duro para disipar los nubarrones. Y forma parte de los técnicos que se oponen a la emisión para prestarle plata al Gobierno, pues cree en otros mecanismos más idóneos y que no le quitan credibilidad al manejo de la política económica.
DINERO: Su gestión comienza en medio de una de las mayores crisis de la economía del país. ¿Cuál es su diagnóstico?
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LEONARDO VILLAR (L.V.): El año que terminó es probablemente el peor en la historia económica. En el FMI, donde yo estaba, se menciona de manera permanente que es una crisis sin precedentes en el mundo. Y eso, por supuesto, ha afectado a Colombia. El país tuvo en 2020 una caída importante en su actividad económica, se vio muy afectado el empleo y ahora hay mucha esperanza en que la recuperación que se inició a finales de año se consolide en 2021. La caída fue tan fuerte que requerirá varios años para recuperarse.
DINERO: El banco ha apoyado con medidas para facilitar la recuperación, pero ¿qué decisiones adicionales faltan?
L.V.: Uno de los temas que me generan mucho orgullo de volver al banco es saber que esta entidad logró operar de manera contracíclica. El año pasado pudo resolver la incertidumbre que hubo en marzo y abril y ayudó a que la economía retomara la recuperación. El banco bajó fuerte las tasas de interés y suministró mucha liquidez. Los niveles bajos de tasas se mantendrán por un buen tiempo y ayudarán a consolidar la recuperación. Por supuesto, la evaluación de cualquier movimiento en tasas se hace en cada junta del banco por todos los miembros para ver si vale la pena alguna modificación adicional. Hay consenso en que la política monetaria expansiva debe mantenerse por un tiempo importante, y eso lo ratificó el resultado de la inflación esta semana. El banco tiene que ir mirando con mucha cautela los resultados que vaya observando cuando tenga que tomar decisiones en las ocho juntas que se hacen durante el año.
DINERO: El DANE dijo que el dato de inflación de 2020 es el más bajo en la historia. ¿Eso lo preocupa o es una buena noticia?
L.V.: El hecho de que la inflación ha bajado tan fuertemente es, por un lado, un signo negativo de una recesión muy intensa, y, por otro lado, es algo que le da flexibilidad a la actuación del banco. En el ámbito global preocupa la persistencia de niveles excesivamente bajos de inflación o deflación en países desarrollados. Esa es una preocupación válida y ha permitido que muchos países avanzados tengan políticas expansivas; y confirma que, contrario a la crisis de 1930, cuando los bancos centrales no reaccionaron y eso profundizó la recesión, esta vez, por fortuna, los bancos sí han logrado apoyar las economías de sus países. Esto hará que la recuperación sea más rápida.
DINERO: Pero el recrudecimiento de la pandemia puede frenar la recuperación...
L.V.: La verdad es que, si bien sigue la incertidumbre sobre la pandemia, hay expectativas positivas frente al proceso de vacunación. La existencia de vacunas calma el panorama. Eso tardará unos meses en reflejarse en la salud y podrían necesitarse nuevos confinamientos, pero las expectativas hoy son más positivas de lo que eran hace unos meses. Es de esperar que este panorama se consolide y que, en el caso de Colombia, podamos ver un crecimiento que empiece a compensar parte de lo que se perdió en 2020.
DINERO: ¿Lo preocupa o lo anima que el dólar haya tenido tendencia a la baja?
L.V.: No quisiera referirme a temas puntuales como este, que con seguridad discutiremos con mis colegas en la junta. Pero buena parte de las tendencias que se han visto en los mercados cambiarios en otros países se parecen al nuestro. Muchas tienen que ver con las políticas adoptadas por los principales bancos centrales del mundo. Es paradójico que en los países emergentes vemos apreciaciones de las monedas, pero desde la otra perspectiva son depreciaciones de los países desarrollados, y se refleja de esta manera. Por lo pronto, esto facilita la adopción de algunas políticas, y nos ayuda a manejar con mayor flexibilidad tanto la política monetaria como la fiscal.
DINERO: Uno de los mayores temores es el nivel de la deuda y del déficit fiscal del país. ¿Eso lo inquieta?
L.V.: Es importante entender que las circunstancias de la pandemia generaron un aumento muy fuerte de la deuda. El Gobierno tuvo que aumentar el gasto, y la recesión del año pasado tuvo impactos enormes en el recaudo tributario. Eso aumentó el déficit fiscal. Esto plantea grandes retos a futuro. El Gobierno ha sido explícito en qué debe hacer para solucionarlos a mediano plazo y recuperar la sostenibilidad de las finanzas públicas. El ministro de Hacienda ha dicho que se necesitan medidas fiscales de ajuste en los próximos meses. Esa es la reacción adecuada, que comparto plenamente. El Gobierno ha logrado ayuda del FMI para financiar el déficit fiscal, lo cual muestra que hay confianza en el buen manejo de la política pública. El aumento del cupo para Colombia en la línea de crédito flexible del FMI refleja esa credibilidad. Y vale la pena destacar que la coordinación del Ministerio de Hacienda y el Banco de la República permitió que se le desembolsara al país el monto más grande de esa línea el año pasado. Ese crédito otorgado por el FMI de manera directa al Gobierno colombiano fue por 5.300 millones de dólares, es decir, casi 20 billones de pesos.
DINERO: Se ha insistido en un préstamo directo del Banco de la República al Gobierno. ¿Le suena?
L.V.: Cuando la Constitución de 1991 le otorgó la independencia al Emisor, dejó abierta la posibilidad de otorgarle un crédito al Gobierno en situaciones excepcionales cuando ello fuera necesario. Pero la misma Constitución dispuso que eso solo podría lograrse por unanimidad de los miembros de la junta, y lo dispuso porque hay maneras mejores de enfrentar una crisis tan fuerte como la del año pasado. Entonces, el mensaje que viene de la Constitución es: busquemos las mejores maneras de enfrentar la crisis y no formas muy negativas que se han utilizado en otros países. No es casualidad que a ninguno de los bancos centrales de Inglaterra, Estados Unidos o Europa se les ha ocurrido hacerle un préstamo directo al Gobierno. No es por falta de audacia, de capacidad para pensar, es porque esas soluciones suelen ser muy contraproducentes. Los países que dan créditos directos de sus bancos centrales al Gobierno tienen dificultad para estabilizar sus economías y dar credibilidad. Es el caso de Argentina, que se acostumbró a prestarle al Gobierno y hoy enfrenta una situación muy difícil porque no logra obtener financiamiento privado ni de la banca multilateral. Esas emisiones provocan una desconfianza grande en la moneda y generan dificultades enormes a esas economías para salir adelante. Colombia, por fortuna, ha logrado financiarse de manera muy sana en entidades internacionales a pesar de la coyuntura tan difícil. Resolver los problemas recurriendo a soluciones que parecen fáciles no es una buena idea.
DINERO: ¿No cree, entonces, que sea una buena idea?
L.V.: Es una idea que podría generar grandes dificultades para la credibilidad del país. Perderla podría incluso dificultar el acceso que hoy tiene Colombia a los mercados privados y a las fuentes de recursos internacionales. Creo que en las condiciones actuales estamos mejor sin recurrir a ese mecanismo.
DINERO: ¿Qué rol desempeñará el Banco de la República como autoridad de la política de pagos del país?
L.V.: Ese es un tema muy importante. El banco ha venido conversando con el Gobierno sobre las posibilidades de avanzar en impulsar los sistemas de pago en Colombia, que es algo sobre lo cual se está avanzando en el resto del mundo. Las transacciones electrónicas venían creciendo a un ritmo muy importante y con la pandemia lo han hecho mucho más rápido. Esto hace que los sistemas de pago se vuelvan particularmente importantes. Puede ser muy promisorio que el Banco de la República y el Gobierno lo puedan hacer de manera coordinada y armónica.
DINERO: Usted ya estuvo 12 años como codirector y, si cumple tres periodos como gerente, será el colombiano de mayor trayectoria en la junta del banco. ¿Eso le suena?
L.V.: Estoy muy honrado con el nombramiento por cuatro años. Y en los 12 años que estuve como codirector tuve oportunidad de ver una gran transformación. Entré en un momento en que la inflación era superior al 20 % y tuve la oportunidad de ver cómo se fue reduciendo y estabilizándose en niveles cercanos a la meta. Eso me genera un orgullo muy grande por la institución.