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Civets y Bric: ¿Por qué decepcionaron?

Los dos grupos de países, que surgieron como las grandes promesas económicas de comienzos del siglo XXI, no han pasado de representar un juego de letras que ha desengañado a muchos.

29 de julio de 2017

Después de los Bric, sigla bajo la cual se agruparon Brasil, Rusia, India y China, llegaron los Civets, para representar a Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica.

Los dos términos estuvieron muy de moda hace varios años y muchos recomendaron mirar fijamente a esas economías pues serían las de mayor crecimiento y brillo futuro.

Jim O’Neill, un economista de Goldman Sachs, acuñó el primer término en 2001 para referirse a los principales mercados emergentes de ese momento. En 2009 los cuatro países, Brasil, Rusia, India y China se constituyeron formalmente como grupo, y en 2010 se incorporó Sudáfrica, con lo cual pasó a llamarse Brics.

El segundo acrónimo, es decir los Civets, surgió en 2011 de la creatividad de Michael Geoghegan, consejero delegado del HSBC, para agrupar a un bloque de medianas economías emergentes que presentaban un gran potencial de crecimiento.

Por aquel entonces, algunos dudaron y solo vieron en estos bloques un divertido juego de letras, pues eran evidentes las divergencias sociales, políticas y económicas; pero otros se entusiasmaron con las perspectivas futuras que podrían tener. En especial, en Colombia, muchos analistas pensaron que al ser incluida en el bloque de los Civets la economía podría dar un gran salto de crecimiento.

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Pero al cabo del tiempo todo parece indicar que las expectativas en torno a estos dos grupos se desinflaron, y que los analistas incrédulos tenían más razón que los animados profetas que hablaban de los nuevos astros del firmamento.

La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) dedicó su más reciente informe semanal a evaluar el desempeño de los Bric y los Civets, y concluye que han decepcionado y no han pasado de ser una sopa de letras. Para Sergio Clavijo, director de este centro de estudios, los Bric al menos honraron las expectativas de mantener ritmos de crecimiento cercanos al 5,5 por ciento anual (pero con graves crisis en Brasil y Rusia), mientras que los Civets han desencantado al crecer a ritmos de 4,6 por ciento anual durante el periodo 2012-2016.

Poco los une

Durante la primera década del presente siglo, el bloque conformado por Brasil, Rusia, India y China creció a una tasa anual del 8 por ciento, lo que puso al mundo a hablar de los nuevos ricos de la economía mundial. El término Bric se puso de moda y los inversionistas creyeron que habían encontrado la tabla de salvación de la economía mundial. Pero entre 2012 y 2016 el crecimiento promedio bajó al 5,6 por ciento anual, lo que ya decepcionó. La desilusión incluyó también el lánguido desempeño de sus mercados de valores.

El poderoso bloque de emergentes empezó a perder brillo, afectado por la caída en los precios del petróleo, la actuación de Rusia en la crisis de Ucrania, los problemas de corrupción en Brasil y el menor crecimiento de China.

La Anif considera que desde un punto de vista sociopolítico, las divergencias entre los Bric son evidentes (lo eran desde un principio) y eso es un factor demasiado importante como para esperar que se comportaran como un grupo.

En cuanto a lo económico, afirma que las estructuras son igualmente disímiles. Por ejemplo, Brasil se fundamenta en el gran desarrollo de la agricultura (pero con una economía bastante cerrada). En cambio, Rusia maneja un modelo cuasi monoexportador de petróleo-gas-minerales. India se apalanca en su auge de servicios informáticos y, más recientemente, en obras de infraestructura; mientras que China aplica a fondo un capitalismo salvaje de la gran industrialización.

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Pero a futuro ¿se puede esperar algo de este bloque? La verdad es que ya nadie cree que se cumplirán los pronósticos hechos a comienzos de siglo. El propio O’Neill dijo recientemente en una entrevista con la agencia de noticias Bloomberg que los crecimientos negativos de Rusia y Brasil podrían arrastrar a los Bric a la baja, y que esto puede llevar a que el grupo de estas economías deje de existir al final de la presente década si fallan en revivir su crecimiento.

En concreto, las perspectivas no son alentadoras para varios de esos países. La Anif recuerda que la volatilidad macro de Brasil es pronunciada, pues su PIB cayó levemente en 2009 y rebotó al 7,5 por ciento un año después. Y durante 2012-2016 su economía se contrajo 0,4 por ciento anual. Para 2017 se pronostica un crecimiento nulo, tras caer a ritmos cercanos al 4 por ciento anual durante 2015-2016 (mucho peor que durante la Gran Depresión de los años treinta). Por último, Brasil enfrenta serios problemas de competitividad, desplome de su inversión y pesadas cargas parafiscales y pensionales, donde el cuestionado presidente Temer tendrá poco margen de acción antes de las elecciones de 2018.

Rusia también se destaca por su volatilidad macro. Como dice la Anif, su economía ayudó a generar la crisis mundial en 1998 y cayó nuevamente un 7,8 por ciento en 2009, a pesar de sus abultadas reservas internacionales (600.000 millones de dólares).

En cuanto a India, el más pobre del bloque, se expandió a tasas sostenidas del 7 por ciento anual durante las dos últimas décadas, pero su manejo macro aún no está despejado, pues la inflación continúa siendo una amenaza, así como su elevada informalidad.

China creció a tasas del 10 por ciento anual durante 1990-2010, pero ahora se perfila hacia un potencial de solo 6 o 7 por ciento anual. El gigante asiático enfrenta algunas amenazas que según la Anif tienen que ver con rebrotes inflacionarios, burbujas hipotecarias y bursátiles, grandes presiones demográficas y la necesidad de atender la apreciación de su moneda. Aun así, para 2030 será la economía más grande del planeta.

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Flor de un día

El desengaño es aún mayor en el caso de los Civets, esto es, Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica. En 2011, la prestigiosa revista The Economist dijo que estas economías se perfilaban como destinos atractivos para los inversionistas y que reportarían un incremento del producto interno bruto (PIB) del 4,5 por ciento en los siguientes 20 años. Por encima incluso de las estimaciones para los países del G7, en torno al 1,8 por ciento.

La publicación destacaba que esos países tenían poblaciones numerosas y jóvenes, que van desde 240 millones en Indonesia hasta Colombia con 46,9 millones. Agregaba que cada uno de los Civets tenía una economía relativamente diversa que no dependía excesivamente de los productos básicos y, con la excepción de Egipto, los niveles de inflación estaban bajo control. Estos seis países no tienen grandes déficits fiscales, aunque aumentaron después de la crisis financiera mundial.

Según señalaba The Economist, las naciones Civets habían mostrado consistencia ante la crisis financiera global de 2008, gracias a sus acertadas políticas, una base económica sólida y una relativa estabilidad política. Pero esto parece haber sido solo flor de un día. Anif se pregunta hoy qué sentido tenía empaquetar este grupo, donde reina la heterogeneidad. Sostiene que el común denominador de este bloque se limita a su población abultada de jóvenes (con edad promedio de 27 años), pues ni siquiera todos estos países cuentan con grado de inversión, excepto Colombia que ha sido de las que ha mostrado mayor resiliencia en su economía.

En materia de expansión del PIB reina la heterogeneidad, con un promedio de 4,6 por ciento anual durante 2012-2016. Colombia ha tenido un crecimiento de solo el 4,2 por ciento anual, bien por debajo de Vietnam (6,8 por ciento) o Indonesia (5,4 por ciento), pero por encima del lánguido 3,5 por ciento de Suráfrica.

En conclusión, los Brics y los Civets pasaron a la historia y dejaron de animar la economía mundial. Y al igual que las siguientes estrellas de las economías emergentes, los Tick (Taiwán, India, China y Corea del Sur –K de Korea en inglés–) y los Mist (México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía), solo fueron astros fugaces en el firmamento.