CLIMA
Para el segundo semestre de este año, Colombia tendrá un fenómeno de El Niño. ¿Estamos preparados?
Con una probabilidad del 60 por ciento, el país registrará este efecto climático entre septiembre y octubre de este año. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, explica las medidas para enfrentarlo y, además, qué decisiones se están tomando con proyectos relacionados con la transición energética.
SEMANA: ¿Qué está pasando con el clima? Lluvias en el centro del país, pero incendios forestales en la costa Caribe…
Susana Muhamad: Estamos saliendo de 3 años de fenómeno de la Niña en dónde en general hubo un exceso de lluvias y que no fue necesariamente tan catastrófico como el 2010 en eventos puntuales, pero que se fue acumulando durante 3 años y terminó generando en el año 2022 un millón de damnificados y cuantiosas pérdidas en varios municipios del país. Ahora ese fenómeno de la Niña ya se está terminando y se pegó con la temporada de lluvias normal, pero como ya el suelo y los ecosistemas estaban tan sobrecargados de agua, pues vuelve a generar estos impactos que se están viendo en el centro del país, mientras la temporada seca inicia en otras zonas. Es un país que tiene diferentes regímenes climáticos.
SEMANA: ¿Cuáles han sido las implicaciones y el costo?
S.M.: Hemos tenido inundaciones en áreas productivas agrícolas se recedió en el proceso de siembra de alimentos en muchas regiones, hubo pérdidas para por inundación en varias áreas del país. Los deslizamientos generaron impactos en los acueductos. El tema vial e ha tenido un gran impacto ha contribuido al aumento de la inflación de alimentos y a problemas en el transporte entre varias regiones del país.
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SEMANA: ¿Qué viene ahora?
S.M.: Siempre después de Niña, va a venir Niño y hay un pronóstico hoy, con un 60 por ciento de probabilidad, de que a partir de septiembre u octubre de este año empieza oficialmente el fenómeno del Niño. ¿Cuánto tiempo va a durar? ¿Qué tan fuerte va a ser? ¿Se instalará o no? Son temas que se están mirando en los pronósticos, pero lo cierto es que hay que empezar a preparar la otra cara de la moneda de la variabilidad climática en Colombia y lo que muestra esto es que cada vez vamos a tener que prepararnos para temporadas de Niña y Niño más fuertes.
SEMANA: ¿Hay cómo prepararse?
S.M.: El país tiene cómo poder prepararse, sin embargo, nos hemos quedado cortos en esos procesos de preparación y de capacidades territoriales. Por eso no es casualidad que la primera transformación que está en el Plan de Desarrollo es el ordenamiento territorial alrededor del agua.
SEMANA: ¿Estamos preparados para recibir un fenómeno del Niño?
S.M.: Creo que parcialmente y el Estudio Nacional del Agua muestra que el país, a pesar de que ya tiene identificados los más de 300 municipios que siempre se ven afectados cuando hay sequía, pues no ha emprendido realmente medidas de fondo para poder mitigar estas temporadas. Tendremos que prepararnos con las capacidades que tenemos hoy, pero el tema estratégico y a mediano plazo es qué capacidades adicionales tenemos que generar.
Por ejemplo, uno de los temas claves que muestra el estudio es que por más de 20 años seguimos viendo que no conocemos nuestras aguas subterráneas y resulta que ahí podemos tener un potencial hídrico que es 7 veces más que las aguas superficiales. Entonces vamos en este ordenamiento territorial alrededor del agua a meterle muy fuertemente a la investigación sobre aguas subterráneas y a los programas que empiecen a generar capacidades en esos municipios que hoy van a ser más afectados por la sequía para poder responder con esas aguas subterráneas. Por ejemplo, se puede hacer recarga artificial de acuíferos, utilizar los acuíferos naturales como una especie de reservorio de agua que cuando tengamos excesos de agua podamos almacenar y después tengamos la infraestructura para utilizarlo en tiempos de sequía.
Este tipo de infraestructuras que nos dan resiliencia climática son las que no se han pensado a fondo, son las que no se han construido y vamos a tener que empezar a trabajar en ello. ¿Ahora, qué tan preparados estamos? Toca mirar las capacidades actuales, hay muchas personas en el sector agricultura que han empezado a tener reservorios en sus fincas, que empiezan a trabajar adecuaciones, pero creo que nos falta mucho en términos de preparación, por ejemplo, el plan contra incendios forestales no está totalmente implementado. Son todos estos rezagos que vamos acumulando que cada vez que llega la temporada de Niño y Niña, sino estamos listos, vamos a tener que enfrentarlo con lo que tenemos.
Por eso es un objetivo claro, clave para nosotros en estos 3 años y medio de gobierno, dejar y mejorar sistemáticamente las capacidades de respuesta ante esta variabilidad climática en el país.
SEMANA: ¿Cuáles son los cálculos que ustedes tienen de municipios en riesgo en un fenómeno del Niño y en el fenómeno de la Niña?
S.M.: Es paradójico. Cuando tenemos fenómeno de la Niña, sistemáticamente hay riesgo de afectación a acueductos en más de 800 municipios en el país. ¿Por qué si hay exceso de agua? Porque la infraestructura del acueducto termina siendo afectada por deslizamientos, eventos extremos de las crecientes de las fuentes hídricas y se desconecta el servicio de agua potable. Tenemos mucha agua, pero no tenemos disponibilidad de agua potable, allí tenemos que fortalecer la infraestructura de acueductos, especialmente acueductos comunitarios, acueductos rurales y la ministra de Vivienda tiene un plan ambicioso en ese sentido. Pero cuando estamos en sequía hay más o menos 300 municipios que tienen afectación por falta de disponibilidad de agua.
Es paradójico que cuando tenemos exceso de agua haya potencialmente más afectación a la disponibilidad de agua potable que cuando tenemos menos disponibilidad de agua, pero tiene que ver con un problema de infraestructura. En ambas situaciones es posible que el país pueda generar resiliencia. No estamos frente a problemas imposibles de resolver y eso me parece que es un mensaje esperanzador porque lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar. Para el exceso de agua, fortalecer las infraestructuras de acueductos y para el déficit de agua cómo generamos infraestructuras de resiliencia, por ejemplo, utilizando el agua subterránea.
En más de 200 municipios de esos 300 municipios hay acuíferos que podrían soportar y ayudar a generar un balance hídrico más favorable cuando hay sequía. Sin embargo, ese recurso no ha sido explorado, no tenemos la infraestructura para acceder a él, no hemos generado estos mecanismos de recargar los acuíferos cuando tenemos exceso de agua para poder almacenarla y entonces terminamos con 300 municipios que les mandamos el agua por carrotanque o generando otras medidas que son altamente costosas. Es un propósito, por lo tanto, avanzar a fondo en la investigación del agua subterránea.
Solamente hoy conocemos 15 por ciento de nuestro potencial de agua subterránea y es uno de los temas que el país tiene que empezar a priorizar en términos de resiliencia climática. Pero la buena noticia es que son temas que han salido en los últimos cuatro estudios nacionales del agua, que ya los tenemos absolutamente identificados y que tienen soluciones. Se necesita voluntad política, inversiones, trabajo coordinado de todos los sectores, pero es posible que enfrentemos esto con muchísima más capacidad y que nos preparemos mejor para estos eventos climáticos.
SEMANA: Cuando está lloviendo hay 800 municipios en riesgo de desabastecimiento de agua y cuando no llueve son 300...
S.M.: Sí, pareciera que eso es lo que nos dice el estudio Nacional del Agua. Ambos fenómenos podemos enfrentarlos, ambos fenómenos nos podemos preparar y podemos volvernos un país mucho más inteligente frente a la crisis climática.
SEMANA: ¿En qué va la discusión en el Plan de Desarrollo?
S.M.: Hasta el momento prácticamente todos los artículos han pasado. Tenemos es más discusiones de comprensión de lo que estamos proponiendo y de afinar con el Congreso que lo que queremos poner en el artículo si se vea reflejado en la redacción. Temas que han sido de interés del Congreso y que han estado en discusión, uno, por ejemplo, que genera los consejos del agua instancias de articulación de todos los actores alrededor de una cuenca para que esa cantidad de planes que tenemos hoy de manejo del agua, sean planes que realmente se vuelvan vivos, no planes de papel. Esta articulación del sector productivo de los campesinos, de los usuarios de los acueductos, de los acueductos, de los municipios, de las autoridades ambientales para gobernar el agua en cuencas específicas, es trascendental. Ahí hemos refinado algunos puntos y ese ha sido uno de los temas de discusión.
Otro punto importante de interés de los congresistas ha sido el tema de los mercados de carbono y estamos creando una agencia en el Sistema Nacional Ambiental que tenga toda la capacidad de estructurar proyectos responsables para el mercado de carbono, pero que tengan absoluta realidad científica que generen las mejores negociaciones para el país, porque, como está hoy, la falta de regulación lo que genera es que acá se están feriando y especulando con los mercados de carbono y con los bosques del país sin control. Y han solicitado reforma al Sistema Nacional Ambiental, estamos trabajando en un proyecto que incluye mejoramiento de transparencia de todo el sistema, incluidas las corporaciones. Esperamos presentar un proyecto de ley separado en ese tema, digamos, en general ha sido una discusión productiva y que ha tenido una discusión muy constructiva por parte del Congreso que nos está ayudando a mejorar los propósitos ambientales que están en el Plan de Desarrollo.
SEMANA: ¿Ha tenido eco la propuesta del presidente Gustavo Petro de cambiar deuda externa de los países por gestión para la conservación de algunas zonas, como la Amazonía, por ejemplo, o por inversiones para adaptación y gestión climática? ¿Cómo va eso?
S.M.: Va bien. Nosotros estamos trabajando en dos niveles. Hay uno de cómo trabajamos un canje de deuda por naturaleza o una refinanciación de la deuda por naturaleza, para áreas protegidas y proyectos ambientales del país. Ahí estamos trabajando con banca privada y el Banco Interamericano de Desarrollo y tenemos un potencial importante de generar que ese mecanismo nos dé recursos para el sector ambiental. Pero hay otro nivel que es la propuesta más sistemática y global que Colombia quiere contribuir en las negociaciones del clima y en la discusión mundial: y es si pudiéramos generar un acuerdo multilateral en el cual a los países vulnerables al cambio climático y los países de renta media durante los próximos 7 años que tenemos que cumplir las metas del Acuerdo de París de cambio climático, se les reduzca sistemáticamente la deuda externa, su pago anual para que ese esos recursos vayan directamente al presupuesto de los gobiernos y los puedan implementar en acción climática. Una refinanciación de la deuda mundial, una recomposición para liberar recursos directamente a los gobiernos durante 7 años que nos quedan para cumplir las metas del Acuerdo de París.
Hoy acceder a los fondos mundiales de clima es una pesadilla, un gobierno como el colombiano se demora 3 años formulando un proyecto y desde que lo empiece a formular hasta que lleguen los recursos eso es casi un programa por gobierno. A ese ritmo, no vamos a llegar a cumplir las metas del acuerdo. Necesitamos un mecanismo multilateral sistemático que vaya directo al espacio fiscal de los gobiernos, que sea buena noticia para los ministros de Hacienda, que los ministros de Hacienda digan: ‘invertir en lo ambiental paga para mi presupuesto nacional’ y así generemos una capacidad del Estado en todo el mundo de invertir en estas acciones climáticas tan urgentes y tan importantes, pues de lo que depende, no solo el futuro de la economía, sino el futuro de la humanidad.
SEMANA ¿Cómo articular el desarrollo con el cuidado ambiental?
S.M.: Tenemos que fortalecer el Sistema Nacional ambiental. Esto tiene que ser una combinación de ordenamiento territorial y de pactos sociales regionales. Cuáles son las vocaciones productivas de la región, de respeto por las condiciones de esas comunidades y de esos territorios de su historia, sus vocaciones, pero también conocimiento científico y aplicación del principio de precaución. Hoy lo que la sentencia del Consejo de Estado, por ejemplo, en el sector minero, nos muestra que fuimos muy responsables como Estado, desde el nuevo Código de Minas al repartir títulos mineros sin consideraciones ambientales ni sociales de forma desordenada por todo el país, generando grandes conflictos socio ambientales y jurídicos.
Lo que necesitamos es más planificación, más coordinación, más pactos sociales y más conocimiento científico. Que el Sistema Nacional ambiental, por ejemplo, como esta contribución del estudio Nacional del Agua le pueda decir claramente los riesgos y los límites ambientales del desarrollo a los sectores productivos, no solo viéndolo como una forma de limitar el desarrollo, sino de que esos límites sean claros para que el sector productivo pueda innovar y nos ayude a toda la sociedad a adaptarnos a los riesgos climáticos y no, por el contrario, avanzar con la agenda productiva sin consideración ambiental y luego tener que lidiar con grandes desastres que terminan pagando el sector público.
SEMANA: ¿En qué van las definiciones al interior del Gobierno sobre nuevas exploraciones petroleras en el marco de la transición energética?
S.M.: Es muy clara la política. En este momento el Ministerio de Minas y Energía esta viabilizando y tratando de acelerar todos esos contratos firmados que tenían diferentes situaciones y como todo contrato de concesión y de actividades con gran impacto ambiental, eso está definido en la Ley 99, pues tendrán que pasar por el proceso de licenciamiento ambiental. Y ese proceso debe ser responsable y tenemos que fortalecer a las autoridades ambientales, parte de eso también lo proponemos en la reforma del Sistema Nacional ambiental.
SEMANA: ¿Cómo fortalecemos el sistema?
S.M.: Hoy el sistema es un sistema fragmentado, las corporaciones actúan un poco por su lado, los institutos de investigación no le generan un conocimiento práctico que permita tomar decisiones y necesitamos que la política ambiental sea consistente, coherente, sinérgica y que trabaje de la mano de los sectores productivos y también de los territorios, precisamente para generar las condiciones de desarrollo. Entonces, digamos, fuera de que se estén viabilizando proyectos de exploración, contratos que estaban firmados, la Anla está lista para recibir los procesos de licenciamiento y sobre todo estamos en el proceso de implementar una cualificación de los consultores que hacen los estudios de impacto ambiental. La calidad no ha sido muy buena en el país y termina generando mucho conflicto.
Y ampliar también la participación ciudadana en la discusión del desarrollo. Cuando se entrega la licencia ambiental, ese ya es el último momento, es cuando hay una concesión entregada por el Estado. Quiere decir que el Estado previamente decidió que se va a hacer un proyecto, pero el Estado realmente llegó a un acuerdo social con la región donde se va a hacer el proyecto, hizo una distribución de beneficios justa que entienda la ciudadanía y entiendan los factores sociales, hay un acuerdo regional, no hemos planificado así. ¿Y qué pasa? Pues que cuando ya llega el proyecto al punto de la licencia ambiental ya hay contratos entregados, termina habiendo un gran conflicto social y muchas veces el conflicto social termina generando que ni siquiera se puedan hacer los proyectos. Necesitamos más concertación y más planificación.
SEMANA: ¿Cuál es la posición del Gobierno frente a la posibilidad de desarrollar estos yacimientos de los minerales de la transición, como el cobre?
S.M.: Y tiene nombre propio, Quebradona… Colombia es un país que es caracterizado por una palabra: biodiversidad. Esa realmente nuestra gran riqueza y el mundo hoy se enfrenta a una gran paradoja ambiental y del desarrollo. Mientras en la cumbre de Montreal de biodiversidad hemos acordado como país que hay que preservar el 30 por ciento del territorio oceánico y continental de todo el planeta intacto, para que podamos garantizar las funciones ecosistémicas que nos dan la vida, simultáneamente para lograr bajar y estabilizar las emisiones, tenemos que pasar a una fuente de energía no convencionales que no sean con base en el carbono que no generen emisiones. Y la trampa digamos es que esas nuevas tecnologías requieren multiplicar por tres o por cuatro la extracción de minerales como el que usted está mencionando para poder generar esa industrialización. Eso no es un problema menor, porque si por un lado tenemos que multiplicar por 3 las áreas de minería, pero por el otro lado tenemos que sostener el 30 por ciento del territorio para la naturaleza, para poder tener los servicios ecosistémicos debemos tener mucho cuidado, dónde vamos a hacer esa minería, cómo vamos a conseguir los minerales.
SEMANA ¿Qué tenemos que hacer?
S.M.: Yo daría dos respuestas. Uno, que necesitamos hacer una prospectiva de esos minerales y vamos a tener que definir en donde sí y en donde no, de acuerdo a las condiciones de biodiversidad. No puede ser simplemente necesitamos minerales y los vamos a explotar todos en todas partes. Tenemos que mirar en territorios una pregunta estratégica para Colombia.
Si parte de esos minerales están en la Amazonía, vamos a volver, ¿por ejemplo, un territorio como el Putumayo, un distrito minero o va a ser un departamento amazónico? Y yo creo que la respuesta en claves de biodiversidad, es que la Amazonía debe ser para la biodiversidad, no para la minería. Y así vamos a tener que ver territorio por territorio y ver sus complejidades ambientales y definir unos distritos mineros específicos y unas zonas que van a tener una condicionante de planificación, de mitigación social, económica y ambiental y de acuerdo regional muy fuerte tiene que ser un acuerdo que genere muchos beneficios y una un control ambiental muy sólido.
No creo que es una pregunta que se pueda responder rápidamente, hay que hacerle una planificación territorial.
SEMANA: ¿Y Quebradona?
S.M.: Nosotros queremos trabajar con el Ministerio de Minas y Energía, específicamente en el suroriente antioqueño. Tenemos una región que no tiene vocación minera, nunca he hecho minería y hay otras regiones de Antioquia que sus asentamientos se generaron alrededor de la minería y que hoy también tienen grandes conflictos, pero ha habido una vocación minera tradicional. El suroriente no ha tenido esa vocación minera. Es una zona que tiene un importante acuífero y unos reservorios de agua subterránea y una de las zonas que tiene condiciones de afectación climática fuerte. Es clasificado como vulnerabilidad alta y además a orillas del río Cauca, un río que tiene una sentencia que lo protege como sujeto de derechos y que además ha tenido unas intervenciones impresionantes en el Bajo Cauca por la minería ilegal, aguas arriba casi ya llegando al cañón del Cauca en Hidroituango y que tenemos que entender en la lógica general del río, pues la situación de hacer minería.
Hay un porcentaje importante de la población del sur oriente antioqueño que quiere mantener la vocación agrícola turística y nos están proponiendo un distrito agroambiental y agroturístico. Y hay otro porcentaje especialmente concentrado en Jericó que quisiera entrar también en la explotación de cobre. En esa concertación social estamos. Nuestra posición va más hacia fortalecer el distrito agroturístico en ese territorio específico. Este ejercicio que estamos haciendo en el suroeste antioqueño es lo mismo que habría que hacer en las futuras regiones de prospectiva de minerales para hacerlo con responsabilidad y hacerlo con acuerdo social.
SEMANA: ¿Eso quiere decir ministra que en este momento no hay ninguna decisión tomada alrededor de Quebradona?
S.M.: Hay una posición política clara del presidente Gustavo Petro, del Gobierno nacional, que dice que en ese territorio no deberíamos avanzar con minería de cobre. Y en este momento estamos trabajando con los actores del territorio cómo construimos el distrito agroambiental y ecoturístico. Pero también hemos aceptado escuchar, eso lo hice en la última audiencia que hicimos en Támesis, escuchar a la empresa. Vamos a tener una reunión con la ministra de Minas y Energía y la empresa escuchar con atención el proyecto.
Este proyecto se le negó la licencia ambiental en el gobierno pasado por no cumplir con los requisitos y llegaremos a una conclusión. Pero lo cierto es que claramente este proyecto político en campaña dijo que no está de acuerdo con la minería de cobre en esa región, pero tenemos que hacerlo de forma lo más concertada posible y trabajando con las comunidades de la mano y en un proceso social económico y generando una alternativa económica muy viable. Lo cierto es que allí no ha habido minería previamente y se pueden potencializar las otras vocaciones productivas.
SEMANA: Dos proyectos de energías renovables han tenido problemas con las licencias ambientales y la línea Colectora no ha terminado sus consultas previas y llegaron nuevas comunidades. ¿Qué está pasando?
S.M.: Tenemos dos realidades, una, todos los inversionistas extranjeros deben tener claro que Colombia tiene una normatividad ambiental que hay que cumplir. Desafortunadamente se lo tengo que decir así porque han sido los comentarios de pasillo, pero nos han dicho que en anteriores gobiernos simplemente se les decía a esos inversionistas ‘apliquen la licencia que aquí se las pasamos’. En este gobierno las licencias se cumplen y se cumplen con responsabilidad. Hacer una línea de transmisión no es un proceso de impactos ambientales graves. Hay que mejorar los estudios de impacto ambiental y nos hemos sentado con esas empresas, tienen toda la colaboración de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, de mí misma, del Ministerio de Ambiente para que presenten los estudios bien hechos, cumpliendo con los requisitos ambientales para que podamos asegurar que no vayamos a tener conflictos socioambientales hacia adelante. Estas empresas que usted está mencionando, desafortunadamente no presentaron completos los estudios. El procedimiento es muy claro. Presenta el estudio y la Anla le dice qué le falta y lo que tienen que hacer la empresa y los consultores es completar la información y se evaluará y si está bien hecho, pues se aprobara. La Anla ha aprobado muchos proyectos de energías renovables. En este caso particular no cumplieron con este requisito, nos hemos sentado en mesas técnicas para clarificarles para trabajar con ellos, para que entiendan exactamente qué hay que hacer y estamos dispuestos a hacerlo con todos los proyectos de energía renovable, con todos los proyectos estratégicos del país, porque nos interesa que esos proyectos salgan, pero que salgan bien. En ese caso, cuando presenten bien el estudio, vamos a arrancar el trámite donde lo dejamos, cosa que podamos avanzar rápidamente, pero necesitamos que cumplan con la normatividad y eso es muy importante.
SEMANA: ¿Y Colectora?
S.M.: Es otro de los proyectos absolutamente estratégicos. Tenemos una gerencia para la Guajira a nivel del Gobierno nacional porque hay un problema más estructural del relacionamiento que ha habido de los proyectos del Gobierno nacional con las comunidades indígenas de la Guajira y desafortunadamente se han creado incentivos mal dados, 30 años de explotación de carbón qué les ha dejado a las comunidades indígenas. No había un acuerdo regional claro. Allí se está haciendo desde la Alta Consejería de Regiones, una gerencia de la Guajira que articule todos los sectores y podamos avanzar rápidamente. Es una región estratégica para el gobierno nacional y para el país. También estamos muy pendientes de avanzar significativamente. Yo personalmente me he reunido con el gerente del Grupo Energía Bogotá para tratar de avanzar lo más rápidamente posible en los procesos de licenciamiento y lograr que podamos avanzar, porque es un programa absolutamente estratégico para la energía renovable de toda Colombia.
SEMANA: Algunos empresarios perciben que se están aumentando las exigencias y las cargas ambientales para los proyectos. ¿Lo considera así?
S.M.: No, los procesos de licenciamiento son absolutamente reglados, son normas detalladas que le dicen cuál es el procedimiento y la Anla sigue el procedimiento que no ha cambiado. Estamos trabajando para que se haga bien y se haga con responsabilidad. Usted no puede aprobar una licencia a la que no le puede hacer seguimiento, por ejemplo, una licencia donde los impactos ambientales no están claramente definidos. Cómo sabe si la empresa cumple o no cumple y tenemos muchos conflictos de licenciamiento. Desafortunadamente se entregaron licencias sin que esté claro cuál es el impacto, luego se quejan las comunidades y luego la autoridad no tiene cómo responderle si la empresa cumple o no cumple o si está cumpliendo bien. Creo que debemos ser rigurosos, serios y hacer las cosas bien. Por el otro lado más proactiva la Anla en el proyecto de ley de reforma del Sistema Nacional Ambiental y estamos generando una certificación para los consultores.
SEMANA : ¿Hay posibilidades de que haya nuevos megaproyectos hidroeléctricos?
S.M.: No, es claro que por lo menos en el Plan de Desarrollo, nuevas hidroeléctricas y con la situación precisamente del Estudio Nacional del Agua, no es conducente. Lo que necesitamos es mejorar la operación de las hidroeléctricas que tenemos hoy. Necesitamos avanzar, eso sí, en la capacidad de renovables y hacerlo bien, hacerlo con responsabilidad y necesitamos trabajar precisamente en ver esas dinámicas de una matriz diversificada, muchas fuentes de energía.