ECONOMÍA

¿Me voy a pensionar? Estos son los bemoles del Sistema Pensional colombiano

Diseñar y aprobar una reforma pensional que garantice equidad, cobertura y estabilidad se está convirtiendo en un imperativo para el país. Los sectores público y privado deben comenzar pronto a estudiar las opciones.

27 de noviembre de 2018
El censo del Dane confirma que la población joven está disminuyendo y hoy por cada 100 personas menores de 15 años, hay 41 ciudadanos de 65 años y más. | Foto: Guillermo Torres

El Sistema General de Pensiones en Colombia está en una encrucijada. Por un lado la baja cobertura del sistema le genera una fuerte presión ya que de los 22 millones de colombianos ocupados, según las cifras del Dane, tan solo 8,6 millones cotizan al sistema, es decir un 39 por ciento. Además, de las casi 6 millones de personas mayores de 60 años, tan solo 1,46 millones gozan de una pensión. Y aunque el número de beneficiarios resulta bajo, este grupo absorbe una porción importante del presupuesto general de la Nación, que año tras año tiene que subsidiar el sistema.

La conjugación de estos factores tiene al sistema en serios problemas y ha llevado a muchos sectores a plantear la necesidad diseñar y sacar adelante una nueva reforma pensional que le garantice sostenibilidad en el tiempo, mayor cobertura y equidad. Y cuanto más rápido, mejor.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló en un informe sobre las perspectivas económicas para Colombia, que la cobertura actual en materia pensional es muy desigual y beneficia mayoritariamente a quienes tuvieron salarios altos.

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La falta de un esquema de ahorro es otro de los problemas que aquejan al Sistema, específicamente al régimen de prima media. La multinacional Mercer, especialista en temas pensionales, advierte que crear una cultura del ahorro es fundamental entre los colombianos, pues es la forma más efectiva de garantizar ingresos para su vejez. “El problema que tiene hoy el sistema público es que no existe ahorro, no está fundamentado en éste. No estamos diciendo que el sistema deba ser público o privado, o que no se puedan hacer prestaciones solidarias y subsidiadas, de hecho tienen que existir. Pero el ahorro es esencial”, señala Mercer.

No son los únicos temas que ponen presión al sistema. También la informalidad laboral es un gran desafío. Según cifras del Dane, para 23 ciudades y áreas metropolitanas este indicador de informalidad llega al 48 por ciento en materia laboral. Sin embargo, el presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, estima que el promedio nacional de informalidad llega al 63,2 por ciento, mientras que en 2010 alcanzaba el 70 por ciento. En otras palabras, hemos mejorado poco en este frente.

Para Montenegro, “la alta informalidad produce una baja productividad, pero la baja productividad es también causa de la enorme informalidad que tenemos. Esto lleva a que haya pocos cotizantes en el sistema, lo que origina que poca gente se jubile. Por eso es que los temas de productividad e informalidad son tan importantes para la seguridad social en general y para las pensiones en particular”.

Frente a esta coyuntura, Mercer, la consultora experta en el tema pensional, recuerda que actualmente el promedio de cotización de los trabajadores en el país alcanza las 500 semanas, cuando en Colpensiones –la compañía que administra el Régimen de Prima Media– se necesitan 1.300 semanas, y el promedio de quienes cotizan sobre un salario mínimo es de 267 semanas.

Un análisis de la Contraloría General de la República dice que el reto es lograr que más ciudadanos ingresen al sistema de seguridad social y así se logren mejores niveles de cobertura. En su análisis el ente de control señala que hay estudios que evidencian que al disminuir la informalidad laboral en un 30 por ciento, para el año 2050 la cobertura pensional aumentaría a valores cercanos al 50 por ciento.

¿Y el bono demográfico?

A la baja cobertura, la falta de ahorro y la informalidad laboral se suma otro factor clave: el demográfico. El censo del Dane confirma que la población joven está disminuyendo y hoy por cada 100 personas menores de 15 años, hay 41 ciudadanos de 65 años y más. Mientras que en 2005, el 30,7 por ciento de la población estaba entre los 0 y 14 años y el 60,3 por ciento entre los 15 y 59 años, hoy el primer grupo representa el 22,5 por ciento y el segundo el 64,1 por ciento.

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Esto impacta principalmente al régimen público que administra Colpensiones, pues en éste el aporte que hacen los trabajadores se va a una bolsa común, la cual va a pagar las mesadas de los actuales pensionados. Si se reduce la población joven, en el futuro habrá menos personas aportando a esa bolsa. En otras palabras, lo que debería funcionar como una pirámide, en la cual una gran masa sostiene a un grupo pequeño de pensionados que están en la punta, se está volviendo una especie de hexágono en el que los nuevos aportantes al sistema pensional han disminuido.

Otro aspecto preocupante es la inequidad, que se origina en buena medida en los subsidios que se terminan entregando a los colombianos de más altos ingresos quienes durante su vida laboral no han ahorrado suficiente para obtener las elevadas cifras que logran al pensionarse. Esto se presenta porque en el régimen público, a la hora de liquidar una pensión, se promedian los últimos 10 años laborados y no lo ahorrado durante toda su vida laboral, razón por la cual obtienen una mejor base de cotización los que más ingresos lograron en este periodo.

Lo que ofrece hoy el sistema

En este panorama surgen muchas para quienes están entrando al mercado laboral. ¿Me voy a pensionar algún día? ¿Cuáles serán mis fuentes de recursos en mi vejez? ¿A cuánto ascenderá mi mesada? Estas son algunas de las preguntas que hoy se hacen las personas que están en el mercado laboral.

Lo cierto es que, aunque la situación actual no parece alentadora, los trabajadores hoy deben tener en cuenta dos temas clave: por una parte, que buena parte de su futuro depende de cómo usted maneje su presente. Y por la otra, que el país tiene un Sistema Pensional que ofrece alternativas entre las que las personas pueden elegir.

Hace 25 años, a través de la Ley 100 de 1993 se adelantó la última gran reforma al sistema pensional en Colombia, a la que se le han hecho algunas modificaciones. Esta creó dos regímenes que coexisten hoy: el de Prima Media (RPM) que es el público, administrado por Colpensiones y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS), que es el privado y lo administran los fondos de pensiones.

En este último, el ahorro que haga la persona en su cuenta individual, más los rendimientos que obtenga, serán la pensión que tendrá para garantizar su vejez. Los trabajadores del país deben afiliarse a uno de estos regímenes porque es obligatorio para todas las personas vinculadas mediante contrato de trabajo.

La Ley establece también que quienes por su condición socioeconómica no alcanzaron a ahorrar lo suficiente para lograr una pensión mínima y sean elegibles, deben ser beneficiarios de subsidios que se otorgan a través del Fondo de Solidaridad Pensional. Este fondo se alimenta con un porcentaje del aporte que hacen los cotizantes del sistema.

Pero también hay personas que se pueden afiliar de manera voluntaria, siempre y cuando no estén obligados, como los trabajadores por cuenta propia y en general todas las personas que vivan en Colombia, incluidos los extranjeros que trabajen aquí y no estén cubiertos por un régimen en su país de origen, así como los colombianos que residan en el exterior.

¿Cuál sistema es más conveniente? La escogencia del régimen dependerá de las expectativas y condiciones de cada persona. Según explica Mercer, dependerá de diferentes variables como los ingresos de cada individuo, las posibilidades de cotización, la clase de trabajo que tenga, la edad a la que se quiera pensionar y hasta de los beneficiarios que tenga, entre muchos otros factores.

Uno de los temas clave al momento de hacer este análisis es que los trabajadores cambian de un sistema a otro cuando evidencia que su pensión va a ser mejor en el otro sistema. “La gente está pensando en lograr el mejor beneficio posible, independientemente de quién lo pague. Cuando se da cuenta que su pensión va a ser mala, se cambia”, explica Mercer.

Estos movimientos se ven más claros en las cifras de afiliación: las AFP tiene casi 15,3 millones de afiliados, es decir, casi 3 veces más que Colpensiones, que cuenta con cerca de 6,6 millones. Pero el número de pensionados es mucho mayor en Colpensiones (cerca de 1,3 millones) que en las AFP (poco más de 145.000).

Esto no significa que a todos les vaya bien con los traslados. Para los expertos de Mercer, “no siempre el cambio es positivo. En eso incide mucho, por ejemplo, la condición laboral. Pueda que un tiempo tenga un empleo formal, pero luego cae en la informalidad”.

Las recomendaciones clave

Aunque el escenario para pensionarse en el país luce hoy complejo, existen alternativas para garantizar que los colombianos tengan ingresos durante su vejez.

La primera recomendación de los analistas de Mercer es ahorrar desde edades tempranas y por el mayor tiempo y cantidad posibles. “Si no puede ahorrar mucho, el 1% o el 0,5% de su salario a edades tempranas y en forma permanente durante el tiempo que tenga vida laboral, siempre va a ser mejor que intentar ahorrar en los últimos tiempos de su vida laboral”, señalan.

Este ahorro no necesariamente debe ser en el mercado financiero o en un régimen de ahorro individual con solidaridad. Puede elegir entre finca raíz o invertir en la bolsa: lo importante es tener la conciencia de que debe reservar algo de dinero.

Lo cierto es que es parece inminente una reforma pensional basada en el ahorro, para garantizar la sostenibilidad del Sistema Pensional colombiano. Este debe ser inclusivo, es decir, que se convierta en una alternativa real para los colombianos, desde aquellos de escasos recursos hasta los más pudientes. También debe propender por la equidad, para garantizar ingresos en la vejez a todos los colombianos que lleguen a la edad de pensión. Pero sobre todo debe ser sostenible, para que quienes ahorraron durante toda su vida laboral no tengan sobresaltos a la hora de pedir su pensión. En este tema, el Congreso y del Gobierno tienen la última palabra.

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