Pensiones, en alto riesgo por presiones de la crisis de covid-19, advierte informe de la Ocde

Las pensiones de vejez y el ahorro para la jubilación ya enfrentaban grandes retos antes de la pandemia, pero el coronavirus trajo nuevos desafíos, alrededor de los cuales alerta la Ocde (organización para la cooperación y el desarrollo económico), en el informe ‘Panorama de las pensiones de la Ocde 2020), presentado el lunes.

La población ya venía envejeciendo de manera rápida y cada vez, los ciudadanos viven más años, mientras que las nuevas generaciones que ingresan al mercado laboral no están interesados en tener familias amplias. A este panorama que ya se conocía, se le suma ahora el deterioro del mercado laboral, en medio de una fuerte desaceleración de las economías, cuya recuperación puede darse más rápido que la del empleo. De hecho, la Ocde estima las tasas de desempleo elevado se podrían mantener tanto en el 2021 como en el 2022.

Los trabajadores con bajos ingresos, las mujeres y los ciudadanos que tienen en empleos independientes, por cuenta propia, están entre los más afectados.

En ese remolino están las pensiones, pues si las personas no tienen empleo, las cotizaciones para el aseguramiento en su vejez se viene abajo.

Apoyar los ingresos para la población adulta mayor en condiciones vulnerables, desde lo público, ha sido una promesa de varios gobiernos, lo que podría generar ahora una mayor presión sobre las finanzas públicas, en vista del mayor número de personas sin empleo y sin aportes a su seguro para la vejez.

Otra debilidad que la Ocde ve en el sistema pensional, en las actuales circunstancias, es que medidas bien intencionadas, como las de proporcionar alivios a corto plazo mediante el acceso a retiro parcial de sus ahorros, como se está dando en Chile, “probablemente tengan un efecto sobre los ingresos de jubilación futuros, especialmente cuando el acceso se concede de forma amplia e incondicional”, advierte la Ocde.

Desde la perspectiva del organismo al que pertenece Colombia, la sostenibilidad y adecuación de los sistemas de pensiones incluye que los rectores de la política social se aseguren de que los trabajadores, incluidos los independientes, tengan la oportunidad de ahorrar para la jubilación, lo que se hace más difícil en las actuales circunstancias.

La reforma pensional que ve la Ocde

El secretario general de la Ocde, Ángel Gurría, señala que el covid-19 mostró la importancia de tener ahorros de largo plazo para emergencias. “La implementación de planes de ahorro de largo plazo que combinen una cuenta de ahorros destinada específicamente para la jubilación y una cuenta de ahorros para emergencias podría aumentar la resiliencia de los ahorros para la jubilación.”

Para enfrentar los nuevos retos que tiene el sistema pensional, la Ocde recomienda “velar por que las personas sigan ahorrando para su jubilación y eviten vender activos y materializar las pérdidas cuando los mercados sufran caídas bruscas”.

También es clave adoptar un marco para evaluar la idoneidad de los ingresos para la jubilación y realizar evaluaciones con regularidad, identificando los grupos en riesgo y respondiendo a sus deficiencias específicas de idoneidad.

Adicionalmente, se requiere considerar medidas específicas para garantizar que los trabajadores que desempeñan formas de trabajo atípicas (empleados temporales y de tiempo parcial, trabajadores autónomos y trabajadores informales) tengan oportunidad de ahorrar para su jubilación.

Los países requieren atender las posibles consecuencias negativas de los frecuentes cambios de estrategias de inversión en los ingresos de jubilación futuros y en la estabilidad de los mercados financieros.

De igual manera, deben disponer de un marco regulatorio que garantice que los sistemas de distribución de riesgos sean sostenibles y promuevan la equidad entre los participantes, al permitir que todos disfruten los beneficios de distribuir los riesgos en términos de mitigarlos y esperar obtener mayores ingresos de jubilación.

Finalmente, advierte el organismo que es clave poder garantizar que la comunicación sobre las estrategias de inversión, así como sobre sus riesgos, recompensas y costos relacionados, sea congruente y estandarizada, se adapte al público objetivo y evite la jerga y las métricas complejas.