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Estados Unidos anuncia que gravará los intereses producidos por cualquier tipo de depósito bancario

22 de agosto de 1983

A partir del 1 de julio de este año, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos está gravando con un 10 o un 15% el pago de intereses bancarios. La medida afecta a los inversionistas que han sido seducidos por las altas tasas de interés ofrecidas en ese país, entre los cuales están los latinoamericanos, y obviamente los colombianos, que incluyen los que poseen dólares fugados, los que hacen exportaciones clandestinas, y el grueso, los exportadores de drogas.
La actitud de las autoridades norteamericanas equivale casi a dar con una mano y a quitar con la otra. Efectivamente, a los Estados Unidos se les acusa de ser uno de los causantes de que el nivel de las tasas de interés no descienda. Esta situación ha ocasionado una corriente masiva de capitales de todo el mundo hacia los Estados Unidos, que según el ex canciller alemán Helmuth Schmidt, tan solo en Alemania Occidental equivale a un desvío de mil millones de dólares mensuales de ahorro. A los países europeos, esa fuga masiva de dinero hacia Norteamérica los debilita y aleja las posibilidades de una recuperación rápida de sus economías. Además, tres cuartas partes de esos dineros se invierten en papeles y tan solo una cuarta parte en el sector real. El ex canciller alemán considera que "es ridiculo que el país más rico del planeta se haya convertido en importador de capital y que se esté quedando, además con la tajada del león de los fondos disponibles, que ni siquiera se destinan en buena parte hacia la producción real". En Europa, la persistencia de la crisis amenaza con elevar el desempleo a 20 millones de trabajadores para finales del año, y de ahí la preocupación reinante.

OLIMPICO DESDEN
Aún no se sabe a ciencia cierta si los intereses pagados a las inversiones hechas en bonos de la tesorería federal y otros papeles, van a quedar gravados también por el nuevo impuesto. De ser así, la política adelantada por los Estados Unidos persistiría con mayor vigor en solucionar sus problemas internos a costa del agravamiento de los que padece el resto del mundo. En efecto, el camino escogido por las autoridades norteamericanas para solucionar su enorme déficit presupuestal (en 1983 está calculado en 210 mil millones de dólares), ha mantenido altas las tasas de interés en todo el mundo, y ahora, aprovechar el flujo masivo de fondos hacia ese país y gravar los intereses pagados a esas inversiones, es mostrar un olímpico desdén por la situación del resto de naciones.
Las tarifas impuestas son del 10%, en el caso de que la entidad o persona tenga número de seguridad social o del 15% si no se ha obtenido ese requisito. Esta tasa más alta castiga a los que no tienen ningún otro tipo de negocio en los Estados Unidos, más que la inversión en cuestión.
A los latinoamericanos, esta diferenciación en las tarifas los pone en una situación de trato discriminatorio. Bien es sabido que buena parte de los dineros del negocio de la droga se quedan en los Estados Unidos en depósitos bancarios, y que éstos han crecido cuantiosamente durante los últimos años, especialmente por el tráfico de cocaína. Además, la devaluación obligada que tienen que efectuar periódicamente o constantemente los países latinoamericanos para solucionar sus problemas de balanza de pagos, conduce a una fuga de dólares hacia los Estados Unidos, en donde estos dineros permanecen en cuentas de ahorro, depósitos a término y otras modalidades. Por otro lado, la medida es una muestra más de que no hay intención por parte de las autoridades monetarias norteamericanas de propiciar una baja significativa en las tasas de interés. Esta apreciación ha sido confirmada por la decisión de la Junta de la Reserva Federal de subir un punto las tasas de interés de corto plazo, con el propósito de "evitar que la economía crezca con demasiada rapidez y se inicie otra ronda inflacionaria".

OSCURO PANORAMA
La persistencia de esta política estadinense hace vaticinar que la reactivación en el resto del mundo va a "ser corta y poco acentuada", en opinión de algunos observadores. En el caso de Latinoamérica, la situación es aún más precaria. La renegociación de la deuda de más de 300 mil millones de dólares se va a hacer más azarosa y la restricción de los préstamos internacionales se agudizará. En el caso de Brasil, cuya situación social es grave por los ajustes que ha tenido que hacer en la política de ingresos y salarios, el panorama se torna más oscuro.
Falta la reacción de los inversionistas, pero es casi seguro que, para el caso latinoamericano, la seguridad y el menor riesgo que proporcionan esas inversiones en Norteamérica compensen el descuento tributario por las autoridades gringas.
De todos modos, la situación planteada es paradójica y muestra claramente la inequidad de las relaciones internacionales. Por un lado, un país como Estados Unidos al que le sobra capital, recibiéndolo; y por otro, países como los latinoamericanos a quienes les hace falta, brindándoselo. Es como si el pobre le regalara al rico.