ENTREVISTA

Colombia no debería seguir la estrategia de Trump con Venezuela

Jeffrey Sachs culpa al presidente de Estados Unidos de profundizar la crisis de los vecinos. Recomienda a Colombia apoyar a la ONU en busca de negociación.

14 de septiembre de 2019
Jeffrey Sachs, director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia.

SEMANA: Usted ha sido muy crítico de la posición de Estados Unidos con Venezuela. ¿Aún considera que las decisiones de su país han atizado parte de la crisis reciente?

JEFFREY SACHS: Ciertamente, Venezuela se ha autoinfligido bastantes daños, con las decisiones que inició Chávez y que continuó Maduro. Ambos llevaron al país a una crisis profunda, dado que sus políticas no fueron inteligentes. Venezuela gastó su dinero hasta que se quebró; es el típico ciclo populista. No obstante, Estados Unidos ha hecho que esta situación empeore al imponer sanciones cada vez más fuertes con la idea de que esto llevará a un cambio de régimen, que no se ha dado. Pero sí ha logrado profundizar la crisis económica.

SEMANA: ¿Por qué no funciona el bloqueo económico?

J.S.: Es lo mismo que ha pasado con Cuba, cuyo bloqueo va a cumplir 60 años. En lugar de cambiar su sistema político, ha empobrecido a los cubanos. Cuando el Gobierno de Estados Unidos empezó a apretar las sanciones contra Maduro, dije que no iba a funcionar y se lo comenté a varios de los líderes de la región. Se necesita una mirada diferente basada en la negociación, que debería llevar a nuevas elecciones. Es mucho más fructífero, pero Estados Unidos sigue ahorcando a los venezolanos. Ellos no pueden importar comida, ni medicina, ni cumplir sus necesidades básicas, así que la situación cada vez va a ser peor.

SEMANA: ¿Ve soluciones de corto plazo?

J.S.: Los refugiados van a aumentar y Maduro va a seguir en el poder porque Estados Unidos no puede cambiar el régimen de esa manera. Afortunadamente no ha pasado lo mismo que en Siria, donde Estados Unidos instigó una guerra que tampoco funcionó puesto que Assad sobrevivió. Al asumir la presidencia, Trump pensó en una guerra en Venezuela, pero los presidentes de esta región le aconsejaron no hacerlo. Necesitamos un camino de negociación hacia nuevas elecciones en Venezuela, esa es la clave.

SEMANA: ¿Tendría algún consejo para Colombia sobre cómo manejar la migración?

J.S.: No veo un bono demográfico en la migración, pues creo que la mayoría de la gente que ha venido a Colombia quiere volver a su hogar, y debería hacerlo cuando la situación se normalice. Por eso, Colombia, en vez de seguir la estrategia económica de Trump, debería ayudar a que se logren estas negociaciones, trabajar con la ONU y su consejo de seguridad, y argumentar que esto es una amenaza para la paz y que se necesita una negociación.

SEMANA: Cambiando de tema, usted vino a Colombia, invitado por la Cámara de Comercio de Bogotá, para hablar de ciudades sostenibles. ¿Cuál es la importancia de este tipo de urbes?

J.S.: Las ciudades sostenibles buscan mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pues son inclusivas, no marginan a los pobres y cuidan el medioambiente. Estos son atributos indispensables para todas las ciudades del mundo, que hoy albergan más de la mitad de la población global, pero que muy pronto, quizás en 20 años, serán el hogar de 75 por ciento de la población. En Colombia, 85 por ciento de la gente vive en ciudades.

SEMANA: ¿Qué tan sostenibles considera que son las ciudades colombianas?

J.S.: Bogotá tiene mucha polución causada por el transporte público y otros usos de combustibles fósiles. Además, tiene problemas con la infraestructura de transporte, lo que deriva en congestión. Si bien hoy Colombia no es el mayor emisor de dióxido de carbono en el mundo –ese es Estados Unidos–, todos los países deben acabar con su dependencia de los combustibles fósiles para 2050. Ya ni siquiera es un tema de comparación. Nos estamos quedando sin tiempo; vivimos una emergencia climática.

SEMANA: ¿Cómo popularizar las alternativas limpias cuando, por ejemplo en Colombia, los vehículos eléctricos son muy costosos?

J.S.: Colombia no está a cargo de su destino en materia de vehículos, pues la mayoría son producidos fuera de sus fronteras. Eso los vuelve altamente dependientes de los cambios en los mercados globales. Por ende, el Gobierno colombiano debería promover los vehículos eléctricos, ya que para 2030, si no antes, las mayores automotrices del mundo van a estar vendiendo principalmente este tipo de carros. Por eso Colombia se debe preguntar cómo participar de esa transformación; puede comenzar con tener buses a hidrógeno o eléctricos en sus ciudades.

SEMANA: ¿Cómo se conecta la sostenibilidad con el crecimiento económico?

J.S.: Están relacionados cuando el crecimiento se entiende como una mejora en la calidad de vida, no necesariamente como una medida de aumento del PIB. De hecho, evaluar a las economías por su PIB es considerado incorrecto cada vez más. Es una mala medida por dos razones: primero, porque incluye un montón de factores que generan valor pero que en realidad son destructivos –por ejemplo, las actividades contaminantes–. La segunda razón es que un aumento del PIB no necesariamente es un predictor de un aumento del bienestar. En Estados Unidos el PIB crece mientras que nuestros niveles de felicidad bajan. Por eso, si seguimos solo al PIB, vamos a terminar siendo miserables.

SEMANA: Entonces, ¿cómo se deberían medir las economías?

J.S.: Una de las cosas que se puede hacer es introducir nuevas clases de datos, como los que consideren el bienestar subjetivo; es decir, que le pregunten a la gente sobre su calidad de vida, cómo se sienten, si están felices, cuáles son sus condiciones emocionales, si están estresados, tranquilos o preocupados. Esas son cosas que tradicionalmente los economistas han ignorado, pero que son muy importantes para la calidad de vida. Varios Gobiernos están incorporando este tipo de datos en sus sistemas estadísticos.

SEMANA: ¿Qué se podría hacer en el corto plazo para mejorar la calidad de vida?

J.S.: Es muy claro desde el punto de vista del sentido común: combatir la corrupción. Cuando los Gobiernos tienen ese problema sus ciudadanos son infelices. Por eso se requieren Gobiernos honestos. Eso no cuesta nada y sí ahorra mucho dinero. Claro que hay otras cosas para hacer en el largo plazo, pero por ahí se puede comenzar.

SEMANA: ¿Cómo ve la economía latinoamericana y la colombiana ante los choques externos actuales?

J.S.: Los años recientes han sido muy difíciles para la región, y no diría que por los choques externos, sino por los internos. No necesariamente es el caso de Colombia, que ha tenido la fortuna de alcanzar un acuerdo de paz; pero sí de sus vecinos Brasil, Perú y Argentina, que viven colapsos políticos. Todo esto además condimentado por los temas de corrupción. Por el lado externo, el problema es Trump, quien crea incertidumbre y tiene la habilidad de producir daños a la economía global. Esto no cambiará hasta que elijamos otro presidente en Estados Unidos.