ECONOMÍA

¿Cómo es posible que el precio del petróleo llegara a ser negativo?

A primera vista, la cifra desafía el sentido común, pero los vendedores tuvieron que pagar a los compradores para deshacerse de su crudo.

AFP
21 de abril de 2020

El hundimiento del precio del barril de petróleo estadounidense por debajo de cero se debe a fenómenos de mercado puntuales, aunque la pandemia de coronavirus y la guerra entre los grandes países productores hacen prever precios bajos por un tiempo.

A primera vista, la cifra desafía el sentido común: el lunes en Nueva York, el barril de petróleo cerró en -37,36 dólares. Es decir, los vendedores tuvieron que pagar a los compradores para deshacerse de su crudo. ¿Cómo tiene lugar este fenómeno?

WTI y Brent

Esta caída histórica solo concierne a la variedad llamada "WTI" (West Texas Intermediate) que sirve de referencia en el mercado estadounidense, mientras que para Europa es la variedad "Brent" del mar del Norte la que determina los precios.

Sin embargo, el Brent, aunque afectado, sigue por el momento alrededor de los veinte dólares.

"Una brecha histórica separa actualmente a los dos precios de referencia de los mercados petroleros", recuerda John Plassard, de la sociedad de inversiones Mirabaud, en una nota el martes.

El motivo proviene esencialmente de la importante producción estadounidense de crudo, en especial de esquisto, y de la constitución de enormes reservas en la terminal de Cushing (Oklahoma), que se desbordan ante la brutal ralentización de la economía estadounidense debido a la epidemia de coronavirus.

Los vendedores de petróleo no solo no encuentran compradores, sino que apenas logran almacenar el excedente, de ahí el desplome del lunes.

El precio "negativo" exige adentrarse en los mecanismos, bastante técnicos, del mercado petrolero, desconocidos a menudo para el gran público.

Mecanismos de mercado

El mercado del petróleo es lo que se conoce como un mercado "de futuros": los precios se negocian con varias semanas de antelación en función de las fechas de entrega fijadas. Es decir, se negocian menos barriles físicos que contratos de petróleo en sí.

Este mecanismo, concebido al principio como una garantía frente a las fluctuaciones de precios, se convirtió en materia de especulación.

Al inicio de esta semana, los contratos sobre el petróleo para entrega en mayo expiran y los especuladores se vieron el lunes obligados a tomar posesión del petróleo que ya compraron. Al no poder almacenarlo, prefirieron pagar para anular la compra, de ahí el precio negativo.

El petróleo debe ser entregado físicamente, pero "el coste de almacenamiento en mayo supera el valor intrínseco del petróleo para este mismo mes", señala Stephen Innes de Axi Trader.

"Al menos que haya una intervención coordinada, el contrato de junio podría perder igualmente todo valor, de ahí los gritos de ‘a cubierto‘ que retumban en los mercados mundiales", subraya.

El martes hacia las 10H30 GMT, este contrato sobre el WTI para entrega en junio cotizaba alrededor de 16 dólares, y estaba en fuerte caída.

Detrás de estos sobresaltos, se esconden movimientos que agitan el mercado del petróleo, en especial la guerra entre productores.

Rusia y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) -y particularmente Arabia Saudita, líder del cartel- se libran desde hace dos meses a un aumento de producción que hace bajar los precios.

"Durante la reunión de la OPEP+ [a principios de marzo], el ministro ruso de Energía, Alexander Novak, rompió la alianza entre Moscú y Riad, que presidía el delicado equilibrio del mercado desde hace tres años. En unas horas, el mundo del petróleo pasó de una situación tensa a una gran crisis", resume John Plassard. Y a esta crisis se le ha sumado el impacto de la pandemia de covid-19.

Los precios del petróleo entraron en una espiral descendente, después de que Arabia Saudita decidiera abrir las compuertas de su producción en un pulso con Moscú.

Desde entonces, un acuerdo para reducir la producción no ha logrado detenerla, mientras la recesión económica mundial provoca una caída del consumo.

Con los aviones en tierra, las fábricas funcionando a medio gas o los coches aparcados en los garajes, la demanda se ha hundido ciertamente por un tiempo.