Comercio Exterior
¿Por qué están frenadas las exportaciones? Esto explican los empresarios que venden en el exterior
El mundo, al parecer, entró en una etapa de desaceleración más profunda y está impactando las exportaciones de países como Colombia. Solo en abril, las ventas externas cayeron más del 30 por ciento. ¿Qué pasa?
El Banco Mundial, en su más reciente informe de perspectivas económicas, asegura que el crecimiento en el planeta se ha venido “desacelerando marcadamente”.
Según sus cálculos, el crecimiento mundial pasará de 3,1 por ciento en 2022 a 2,1 por ciento en 2023. “La economía mundial se encuentra en una situación precaria (…). En 2023, el ritmo de crecimiento del comercio descenderá a menos de un tercio del que se registraba en los años anteriores a la pandemia”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial.
Mercados que han sido motores de la economía global están mandando señales negativas. Por ejemplo, las exportaciones chinas han venido cayendo en los primeros meses del año y, además, en mayo el gigante asiático registró una desaceleración de su producción industrial y de sus ventas de retail.
Pero no es solo China. La zona euro no ha escapado de la amenaza de una recesión que, incluso, también podría llegar a Estados Unidos. La Reserva Federal recortó sus proyecciones y estima que el país crecerá 1 por ciento en 2023, 1,1 por ciento en 2024 y 1,8 por ciento en 2025. A esta situación se ha sumado la exacerbación de la guerra entre Ucrania y Rusia. Esta nueva tensión repercute en el contexto inflacionario: tras el ataque a una represa, los precios del trigo subieron 3 por ciento y los del maíz, 1,42 por ciento.
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Este panorama ya está afectando las exportaciones colombianas. En abril, fueron de 3.738,6 millones de dólares, una caída del 31,5 por ciento en relación con el mismo mes de 2022. Este resultado se debió principalmente a la caída de 42,9 por ciento en las ventas externas del grupo de combustibles y productos de las industrias extractivas. Mientras tanto, en los primeros cuatro meses disminuyeron casi 12 por ciento.
El panorama es complejo y se ha convertido en un círculo vicioso: “En números gruesos, vendemos 57.000 millones de dólares al exterior, y cerca de la mitad son minero-energéticos que les vendemos a Estados Unidos, Europa y Asia, en especial China, y allí la demanda está cayendo; mientras que las manufacturas, además de Estados Unidos, se venden en países de esta región –Ecuador, Perú, Chile, Brasil, México y Centroamérica–, pero muchos de ellos dependen de los minero-energéticos, así que van a tener menos ingresos”, explica Javier Díaz, presidente de Analdex.
A las complicaciones globales, se suman problemas locales, unos estructurales, otros logísticos y unos más regulatorios. En el primer caso, la oferta no crece: 16 empresas hacen el 53 por ciento de las ventas totales al exterior del país, y 411 compañías representan el 91 por ciento de las exportaciones. Los empresarios colombianos han encontrado mucho más rentable operar el mercado local y atenderlo. El segundo, se evidencia en un ejemplo: solo en el primer trimestre del año se dieron 176 bloqueos de vías que han impedido la llegada a los puertos y la traída al interior del país de las materias primas para procesar.
Y, finalmente, los regulatorios. El Gobierno en el Plan de Desarrollo incluyó lo que ha denominado los “aranceles inteligentes”, mecanismos para defenderse de prácticas restrictivas, argumentando seguridad nacional. Aunque el mismo Gobierno ha tranquilizado a los exportadores, la preocupación radica en dos frentes: el primero, que esa política arancelaria podría aumentar la inflación; y el segundo, que generaría retaliaciones de otros países contra productos colombianos. Todo el mundo está a la expectativa.