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Proyecto de presupuesto 2025: ¿de dónde peras si a duras penas hay manzanas para su financiación? Estos son los más y los menos
La carta financiera fue radicada en el Congreso de la República, que deberá decidir antes del 15 de septiembre si acepta o no el monto, por 523 billones de pesos. En la propuesta el Gobierno aumenta gastos y recorta inversión. Analistas ponen en duda la firmeza del financiamiento.
Los colombianos no podrán esperar que el año 2025 sea de holgura en obras para el bienestar ciudadano. Dentro de las cuentas presentadas por el Ministerio de Hacienda en el proyecto de presupuesto general para el próximo año, con una cifra de 523 billones de pesos, los gastos de funcionamiento se incrementan en 6,2 por ciento y los del servicio de la deuda en 19,1 por ciento, mientras que la inversión cae de manera significativa en 17,4 por ciento.
De 31 sectores que forman parte de la carta financiera para el tercer año del gobierno de Gustavo Petro, 24 contarán con menos plata para irrigar en proyectos productivos, justo en un momento en el cual, desde todos los frentes, suena el mismo clamor: reactivación, reactivación, reactivación.
Hasta la educación, que aunque conserva el más alto porcentaje en la distribución de recursos, al tener el 79,2 por ciento de la asignación prevista para funcionamiento e inversión (sumadas), tiene una contracción de 4,5 por ciento en los recursos que podrá invertir, algo que no sucedía desde hacía siete años, según los primeros análisis de la propuesta.
La tijera afilada pasó por la cabeza de sectores que son claves para el cumplimiento de las promesas de Gobierno. Agricultura, por ejemplo, tendrá un recorte del 49,9 por ciento en la inversión, y ciencia y tecnología, que tiene todo que ver con metas de industrialización, se contrae en 32,4 por ciento. Y ni qué decir de la inclusión social o la vivienda, que también caen en la asignación para inversión, con cifras de dos dígitos (-42,4 y -28,6 por ciento, respectivamente).
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Las alertas no han dejado de emitirse, porque hay preocupación por la forma en la que crece la demanda de recursos para que el Estado funcione, lo que para muchos implica aumentar aún más la burocracia, al tiempo que trasnocha la cuenta hecha con la principal fuente de financiamiento, que es el recaudo tributario.
Si bien el Ministerio de Hacienda sustenta que se trata de gastos inflexibles, el previsto para pagar el personal que labora en el sector oficial, por ejemplo, será de 60,1 billones de pesos, lo que representa una variación de 9 por ciento, y el requerido para el pago de pensiones, que es de 66 billones, equivale a 20,4 por ciento más en comparación con 2024.
En ambos casos, se supone que los incrementos a los empleados públicos y a los pensionados se hacen en promedio con la inflación del año anterior, la cual se estima que cerrará este año en 5,3 por ciento y sería de solo 3,2 por ciento en la siguiente anualidad.
Por el lado del ingreso, el centro de pensamiento económico, Fedesarrollo, considerado como uno de los más neutrales en términos políticos, pone la lupa en el optimismo que se desplegó para estimar la meta de ingreso por impuestos, en 316,5 billones de pesos, es decir, 26,6 billones más de lo previsto en junio, cuando la cartera de Hacienda presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en donde confirmó que el recaudo estaba evidenciando el freno que tiene la economía, por lo tanto, el estimado era de 289,8 billones de pesos. Con esas cuentas, la pregunta que se hacen muchos colombianos es: ¿de dónde peras si solo hay manzanas?
Para Fedesarrollo, “el crecimiento de los ingresos tributarios proyectados en el presupuesto es del 22,4 por ciento frente a la meta de 2024 (258,6 billones), más de tres veces el crecimiento del PIB nominal, que se estima en alrededor del 7,4 por ciento en 2025”.
Con esas cuentas, el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, estima que hay un alto riesgo de que los ingresos adicionales esperados no se logren, pues el Gobierno le apunta a una nueva reforma tributaria, que va por 12 billones de pesos, ya que el principal propósito, o al menos el inicial, era bajar la tasa de impuestos a las empresas, para que tengan un aire y puedan poner el pie en el acelerador, ayudando así a avivar la economía.
Al revelarse que la reforma tributaria será aprovechada para obtener recaudo extra, el centro de pensamiento, que además ha señalado la inconveniencia de más impuestos en un contexto de bajo crecimiento, justamente por los efectos de reformas tributarias anteriores (la de 2021 y la de 2022), señala que lo prudente sería bajar el monto del presupuesto del próximo año en 26,6 billones de pesos.
El Congreso de la República, donde tendrán que poner lupa aguda a las cuentas del Presupuesto General, tiene hasta el 15 de septiembre para establecer si acepta o no los 523 billones de pesos previstos por el Gobierno en su carta financiera para 2025.