Economía
“Qué bueno sería que el Gobierno retirara un par de reformas para motivar la inversión”, la audaz propuesta del exministro José Manuel Restrepo
Para el hoy rector de la Universidad EIA, el país está en un profundo estado de estancamiento y la inversión privada en mucho más que en una recesión técnica. Considera que el sector empresarial, que en ocasiones se ve casi que como enemigo desde el Gobierno, debe ser el aliado para crecer. No está de acuerdo con una nueva reforma tributaria: “sería la peor idea en el peor momento”.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión de los resultados de la economía en 2023?
JOSE MANUEL RESTREPO: Creo que el resultado es pobrísimo. Es un resultado que es peor que todas las expectativas que se tenían en el mercado. Un resultado que está afectando sectores claves de la economía para generar empleo como vivienda, industria y comercio. En algunos de ellos es el producto de malas decisiones de política pública como ha sucedido en el sector de la vivienda con el cambio de la política de la asignación del subsidio VIS. Es un resultado que deja de entrever como almendrón del problema, que la inversión privada viene postrada, ya no tres, sino cuatro periodos trimestrales seguidos: -10 % en el primer trimestre, -27 % en el segundo, -34 % en el tercero y -27 % en el cuarto.
La inversión del 2023 es la peor inversión, incluso comparativamente, contra el año de pandemia. Y lo que estamos viendo en los últimos trimestres del año, es que la relación de inversión como porcentaje del PIB es muy baja, entre el 10 % y el 15 %, algo nunca antes visto.
Lo que está dejando ver esto es que hay unos motores de crecimiento que están apagados y que el riesgo es que, si no se prenden y este año repetimos esta misma dosis de mediocridad, pues más temprano que tarde el desempleo va a aumentar y los recaudos se van a ver severamente golpeados y con ello el resultado fiscal va a ser, no el esperado, sino incluso peor.
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SEMANA: Sectores como industria, comercio, infraestructura, obras civiles y vivienda, que tienen resultados negativos, se podría decir que, si bien el país se salvó de una recesión técnica, ¿esos sectores están en recesión?
J.M.R.: Lo que diría es que el país no entró en una recesión técnica, el país está en un profundo estado de estancamiento. Y la inversión privada lleva claramente mucho más que una recesión técnica. Si le aplicáramos el concepto de recesión a la inversión privada, tiene cuatro trimestres seguidos negativos.
SEMANA: ¿Qué hacer para poder dinamizar esto en un escenario en donde el Gobierno manda mensajes como el manejo del presupuesto, no cobrar peajes el año pasado o la de no explorar más temas de hidrocarburos y demás? ¿Qué se puede hacer para poder reactivar la economía, teniendo en cuenta que el consumo se va a demorar un poco en crecer?
J.M.R.: Aparte de que obviamente el Banco de la República va a ir en la medida de las posibilidades bajando tasas de interés, y eso va a ayudar al consumo y a la inversión, y que se necesita, naturalmente, el esfuerzo del banco, lo que es más importante es que el Gobierno envíe mensajes claros, precisos y de tranquilidad al sector privado.
Hay mensajes que se han enviado que no son positivos: el no haber subido los peajes, un mensaje que afectó la inversión en infraestructura, los mensajes filosóficos que llaman de cambiar la regla fiscal, de cambiar las funciones del Banco Central, de que el sector privado con sus utilidades había generado inflación no ayudan a construir confianza con el sector privado.
La carencia de consensos y de trabajo en equipo con el sector empresarial, que en ocasiones se ve casi que como enemigo cuando debiese ser el aliado para crecer, no ayuda tampoco al buen desempeño de la inversión.
Una suerte de reformas en el Congreso, como la de la salud, la pensional, la laboral, que generan mensajes muy contrarios al sector privado, a lograr productividad, a lograr inversión, a lograr formalización, aparte de que son reformas sin la sostenibilidad fiscal.
Todo ello envía un muy mal mensaje también al sector empresarial. Luego, eso hay que corregirlo. Y otros errores, como el reciente decreto de liquidación del presupuesto, van generando un desincentivo a la inversión privada. Entonces, sí se necesita poner casi que, como meta, como mantra, en el Gobierno que la primera prioridad es trabajar con el sector privado, construir consensos y enviarle mensajes claros y de tranquilidad y no de intranquilidad.
SEMANA: ¿Qué tipo de mensajes esperaría?
J.M.R.: Por ejemplo, qué bueno sería que, como resultado de este mal desempeño económico y para motivar la inversión, el Gobierno tomara la decisión de retirar un par de reformas que están generando preocupación en el sector privado, entre ellas, por ejemplo, la laboral. Eso podría enviar un mensaje de mayor tranquilidad y de que hay ánimo de consenso en este propósito.
SEMANA: ¿Y está de acuerdo con la reforma tributaria que propuso el Gobierno?
J.M.R.: Dada la realidad del sector privado y de la inversión en los datos PIB, la peor idea y en el peor momento sería una reforma tributaria. Esa idea lo mejor es archivarla en estas circunstancias.
SEMANA: ¿Hay algunos otros destinatarios de mensajes?
J.M.R.: No solo es suficiente con enviar un mensaje de tranquilidad a nivel local, sino también a nivel internacional. Vemos ya muy inquietos a JP Morgan, a las calificadoras de riesgos, al Fondo Monetario Internacional, todos están inquietos con estos resultados y con esta serie de suerte de políticas o de mensajes equivocados, que van generando una preocupación, no solamente en el frente interno, sino en el internacional.
SEMANA: ¿Qué le sorprendió de los resultados del crecimiento de la economía?
J.M.R.: Viendo los datos, una de las razones por las cuales hay una fuente que genera dinámica positiva es la administración pública. El resultado ha podido ser peor y no lo ha sido gracias a un crecimiento en burocracia, pero esa no es una fuente positiva de crecimiento en la economía.
SEMANA: ¿Qué tanto pesan las tasas de interés altas en el bajo crecimiento?
J.M.R.: Hay tres factores que están pesando: uno, el factor internacional, la desaceleración en el mundo, que sobre todo le pega al comercio internacional. Dos, las tasas de interés altas. Pero tres, la realidad de las expectativas, de la inseguridad y de la falta de confianza que recibe el sector privado.
En otros países también hay tasas de interés altas, en el mundo y en América Latina. Y a pesar de eso, esos países han logrado tener un muchísimo mejor desempeño, por ejemplo, en inversión privada. En el caso colombiano, cuando compara los datos de inversión de Colombia contra otros países de América Latina, la caída es brutal, cosa que no se da en otros países donde también ha habido tasas de interés altas. Entonces, la realidad es que un gran detonante de la caída del crecimiento de la economía es una inversión privada muy baja, proporcionalmente al PIB, y con cuatro trimestres en terreno negativo, que se explica realmente por malas expectativas y porque no existe la confianza suficiente en la dinámica privada y pública para generar más inversión.
SEMANA: ¿Podemos estar en un escenario de estanflación con ese crecimiento casi en cero y la inflación todavía alta?
J.M.R.: Una estanflación es inflación más recesión. Aquí como tal no hay recesión y yo creería que no va a haber recesión. Diría que es un estancamiento. Pero con una inflación alta todavía.
SEMANA: ¿Y eso tiene alguna implicación económica?
J.M.R.: Creo que es muy importante atender rápidamente la dinámica de alto nivel de estancamiento. ¿Por qué? Porque sí tiene implicaciones económicas hacia adelante. Si la economía sigue estancada, el empleo se va a ver afectado. Ya se está viendo afectado en los cuatro meses cuando se ven las series desestacionalizadas. Pero se va a ver mucho más afectado.
Sobre todo porque los sectores que están en dificultades y que llevan varios meses en terreno negativo son sectores altamente generadores de empleo: Industria, comercio y vivienda. Y porque más temprano que tarde los recaudos tributarios se van a golpear. Cuando a la economía le va mal, cuando la economía está estancada, los recaudos tributarios igualmente se van a estancar.
SEMANA: ¿Cuál debe ser el crecimiento ideal que deberíamos alcanzar?
J.M.R.: El Plan Nacional de Desarrollo tiene una ambición de llegar a 3,6 %. Siempre he dicho que la ambición del Plan de Desarrollo actual es quizá una de las más bajas que yo he visto. Colombia debería estar pensando y aspirando a crecer por encima del 4 %, por lo menos. Pero dadas las difíciles circunstancias en que estamos, lo que está claro es que se necesitaría por lo menos crecer un 3 %, para que Colombia no se vea afectado en su capacidad de generación de ocupación y en la dinámica de recaudo tributario para generar suficiente inversión productiva y social para el país.
Entonces, mínimo el 3 %, pero ojalá pudiéramos lograr en este año o en el próximo tasas de crecimiento superiores al 4 %.
SEMANA: ¿Cómo le pega el dólar a toda esta dinámica?
J.M.R.: Creo que el problema en el caso del dólar ha sido, y eso es de cara a la inversión, sobre todo de una altísima volatilidad. Efectivamente hemos tenido tasas de cambio altas, en especial en 2022. Pero de ahí en adelante se han generado muchas volatilidades.
Y suele suceder que esas volatilidades están asociadas a declaraciones que generan preocupación. Lo que sucedió recientemente con el presupuesto de la nación, cuando se dijo que iba a cambiar la Regla Fiscal, cuando se anunció que de pronto vendrían cambios en las funciones de la banca central, cuando se dijo que los empresarios eran los generadores de la inflación por las utilidades.
Todo ese tipo de mensajes no contribuyen, cuando se toma la decisión de no subir los peajes y con ello se afectan las concesiones. Entonces los mensajes equivocados, los mensajes erráticos, mueven mucho la tasa de cambio y eso le pega muy duro al empresario en la economía, porque las volatilidades sí afectan la dinámica empresarial.
A pesar de que nuestra tasa de cambio sigue siendo relativamente alta, sin embargo, no se ha visto reflejada en una mayor dinámica exportadora.
De hecho, el año pasado las exportaciones cayeron y sobre todo en agroindustria y en industria. No se está aprovechando la dinámica de los mercados internacionales.
SEMANA: ¿Cómo califica ese proceso que tuvo el manejo del presupuesto por parte del Gobierno y el nuevo decreto de yerros que presentó?
J.M.R.: Yo lo califico como un error innecesario, en el sentido de que claramente fue violatorio del Estatuto Orgánico del Presupuesto, lo que se formuló inicialmente, que contrariaba incluso la institucionalidad del país, porque el Ejecutivo terminaba definiendo cosas que el Congreso no había definido cuando aprobó el Presupuesto de la Nación. Y, además, generó toda una serie de incertidumbres para los inversionistas, especialmente para los inversionistas de concesiones.
Pero en general, incluso hasta llamó la atención de las calificadoras de riesgo de preocupación sobre este tema. Fue una decisión errada que tuvo como consecuencia un deterioro de eso que es tan importante para crecer, que se llama confianza en los mercados y en la economía. Con un agravante, y es que terminó sacrificando dos, tres o cuatro personas muy preparadas y profesionales y expertas en los temas de manejo presupuestal y de las finanzas públicas que terminaron saliendo del Gobierno. Triste resultado. En positivo, que ya el decreto se formuló. Tuvimos unas consecuencias que no eran necesarias. Todo este camino era un camino innecesario para la economía en este momento.