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¿Qué implicaciones traerá para la economía global la eliminación de las restricciones para atacar el covid en China?
La eliminación de las medidas no solo ha tenido efectos en el aumento de los contagios y las exigencias que están haciendo varios países del mundo a los viajeros provenientes del gigante asiático. También generaría una mayor presión en la economía global que podría poner en jaque la lucha contra la inflación.
A finales del año pasado, las protestas sociales contra las draconianas medidas adoptadas por el Gobierno chino para enfrentar nuevos brotes y el escalamiento del covid-19 hicieron efecto.
La población china se cansó de restricciones, aislamientos prolongados –incluso en espacios destinados para ello que fracturaron familias– y cuarentenas obligatorias que generaron problemas mentales y de salud, e incluso suicidios tras semanas de reclusión.
También generó una profunda desaceleración en la economía y en la producción del país, considerado el ‘mayor taller’ de manufactura del mundo. Las restricciones produjeron graves complicaciones en las cadenas de suministro globales, a tal punto que se convirtieron, hace un año, en la principal preocupación en los inversionistas institucionales –como fondos de pensiones privados y públicos, aseguradoras y fondos soberanos–, mientras que solo en noviembre –por ejemplo– los beneficios generados por las empresas industriales cayeron 9 por ciento anual.
Se estima que, al cierre de 2022, el crecimiento de la economía china haya sido menor al 3 por ciento, lejos de las metas iniciales del Gobierno de un incremento de cerca del 5,5 por ciento.
De hecho, el Banco Mundial recortó a finales del año pasado su pronóstico de crecimiento para el gigante asiático del 2,8 por ciento al 2,7 por ciento en 2022 y del 4,5 por ciento al 4,3 por ciento en 2023.
En China, los datos oficiales mostraron que terminó un año complejo en materia económica por la caída en el gasto de las empresas y también de los consumidores en diciembre.
Ante este panorama, sumado a la tensión social por las restricciones para contener el covid, el Gobierno chino anunció que, a partir del próximo 8 de enero, eliminará la cuarentena obligatoria para los pasajeros que lleguen de fuera del país y las medidas restrictivas.
Sin embargo, mientras en el mundo la pandemia parece controlada por las vacunas y planes de salud de los gobiernos, en China, apenas se conoció la eliminación de las medidas, empezaron a registrarse momentos dramáticos. Según un informe de la BBC, de acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China (CCD, por su sigla en inglés), se estima en cerca de 250 millones el número de personas contagiado de covid-19 en los primeros 20 días de diciembre.
Imágenes que se han filtrado en distintos medios internacionales, muestran grandes congestiones en las zonas de urgencias de hospitales con pacientes que esperan ser atendidos en un pico de covid cuyo nivel no se conoce porque con la eliminación de las pruebas se hace muy complejo el seguimiento y la trazabilidad de las personas contagiadas y de quienes hayan fallecido por esta causa.
La situación es tal que los funcionarios chinos han admitido que el número total de muertes relacionadas con el covid en el país es “enorme”, y un médico dice que hasta el 70 por ciento de los 25 millones de residentes de Shanghái pueden haber sido infectados, advirtió el Daily Mail
.Este nuevo auge de contagios en China impulsó medidas restrictivas en otros países ante la amenaza de rebrotes de covid. Canadá, Estados Unidos, el Reino Unido, Italia, España, Francia, India, Israel, Australia y Corea del Sur están implementando medidas a los viajeros que llegan de China, desde pruebas negativas de covid hasta la confirmación de la vacunación. Esto generaría traumatismos en la medida que, una vez levantadas las restricciones en China, también empiezan a reanudarse los viajes internacionales, tanto de turismo como de negocios. La respuesta china no se hizo esperar: anunció que tomará medidas contra países que impongan restricciones a los viajeros provenientes de China.
La paradoja económica
De acuerdo con una encuesta de Natixis Investment Managers, firma gestora de activos en el mundo, que consultó a 500 inversionistas institucionales, sobre los desafíos que tendrá la economía, para la mayoría de ellos es inevitable una recesión este año, pero incluso la califican como necesaria. La obsesión por reducir la inflación en el planeta y quitar presión al aumento de tasas de los bancos centrales permitiría que las economías superaran esta etapa de sobrecalentamiento y los países tuvieran un aterrizaje, en lo posible, suave para normalizarse.
Con la decisión de China de abrirse nuevamente, es posible que el primer trimestre de este año sea de tensiones por el aumento de los contagios y las exigencias de otros países, pero crecen las posibilidades de que posteriormente su economía inicie una senda de recuperación, impulsada por su demanda interna, y avance en la reconexión con los mercados internacionales para proveeduría de materiales e insumos y en la compra de materias primas, en especial energéticos, como petróleo y gas.
Según el pronóstico de J. P. Morgan Asset Management, se espera que el crecimiento del PIB de China se recupere al 5,4 por ciento en 2023. En tanto, para analistas del banco de inversión Goldman Sachs, el panorama económico general es positivo, pese al aumento en los casos de infección. De acuerdo con el Ministerio de Comercio, las empresas extranjeras siguen interesadas en invertir en China a pesar del contexto de la covid-19, y la inversión extranjera directa en China continental aumentó 17,4 por ciento interanual a 168.300 millones de dólares en los primeros diez meses de 2022.
El profesor Liu Bin, del Instituto Chino de Estudios de la OMC de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía de Pekín, lo resumió así: “Debido al importante papel que desempeña China en el comercio mundial, sus medidas optimizadas y sus recientes ajustes en la respuesta a la pandemia podrían inyectar vitalidad y proporcionar un impulso oportuno a la economía global”.
Al igual que lo que se vivió en muchos países durante la pandemia, los hogares chinos restringieron no solo la movilidad, sino también el gasto, no hubo viajes ni salidas a restaurantes, por lo que los recursos de ahorro podrían impulsar el consumo y, a su vez, la economía.
Uno de los principales sectores será el inmobiliario, que en medio de la pandemia tuvo una de sus épocas más negras. Ahora podría registrar incrementos entre 3 y 5 por ciento y aportar entre 1 y 1,5 puntos porcentuales al crecimiento.
Sin embargo, la recuperación de China podría tener efectos secundarios desafortunados. Como explica The Economist, en otras grandes economías, la restricción vinculante a la expansión económica es la política monetaria, ya que los bancos centrales elevan las tasas de interés para suprimir la inflación. Si la reapertura de China parece aumentar la demanda mundial y, por lo tanto, la presión de los precios hasta un grado incómodo, los bancos centrales endurecerán la política para contrarrestar la amenaza. En tal escenario, el impacto de la reapertura de China en el resto del mundo podría manifestarse no en un mayor crecimiento, sino en una inflación o tasas de interés más altas.
“El canal de influencia más directo de China es a través de las materias primas. Consume casi una quinta parte del petróleo del mundo, más de la mitad del cobre refinado, níquel y zinc, y más de las tres quintas partes del mineral de hierro. El 4 de noviembre el solo rumor de una reapertura provocó un aumento del 7 por ciento en el precio del cobre al cierre de la jornada. A medida que se hagan realidad los rumores, la demanda de China de metales, cultivos y energía ayudará a los exportadores de materias primas, perjudicará a los importadores y dará a los bancos centrales del mundo otro dolor de cabeza en su lucha contra la inflación”, dice el informe.
Por ahora, el mundo está a la expectativa de la reapertura china y de su impacto en un escenario incierto para la economía global.