AMÉRICA LATINA
¿Qué le pasa a Brasil?
Después de brillar como uno de los países emergentes con mayor crecimiento, Brasil se desacelera. Un estudio pronostica que en diez años México podría superar al coloso de Suramérica como la economía líder en la región. Las implicaciones serían enormes.
De nuevo el deporte y la economía se vuelven a cruzar. En la pasada final del fútbol Olímpico en Londres, México superó a Brasil al quedarse con la anhelada medalla de oro, el único trofeo que le falta por ganar a la selección 'auriverde' de fútbol. Curiosamente, la histórica rivalidad económica entre estas dos naciones latinoamericanas también revivió por estos días, cuando un estudio del banco de inversión japonés Nomura predijo que en una década México desplazará a Brasil como la economía líder en América Latina.
Tras varios años de brillar como una de las economías emergentes más atractivas, el crecimiento de Brasil ha perdido ímpetu. Después del extraordinario 7,5 por ciento alcanzado en 2010, el año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) se desaceleró hasta 2,7 por ciento y para 2012 los pronósticos están por debajo de 2 por ciento. Mientras tanto, México recobra dinamismo. El año pasado el PIB azteca creció 3,8 por ciento y para el presente se estima que superará el 4 por ciento. Este sería el segundo año consecutivo en el que la economía mexicana crece por encima de la brasileña, luego de cuatro años de dominio de esta última.
Todo indica que la fiesta ya se acabó en Brasil, país que desplazó a Gran Bretaña del sexto lugar como la economía más grande del planeta y que aspira a convertirse en la quinta potencia orbital. Según el instituto oficial de datos de Brasil (IPEA) el ritmo de las exportaciones ha descendido; la caída en los precios de las materias primas ha afectado los ingresos del país; el empleo industrial ha bajado; la rápida expansión del crédito llevó los niveles de morosidad al 8 por ciento -especialmente en consumo- y la inflación superó el 7,5 por ciento el año pasado.
¿Qué le pasa a ese país? Analistas sostienen que el enfriamiento de su economía se debe a tres factores: la fuerte resaca que quedó después del boom de los años 2004-2010; los vientos en contra que ha traído la crisis internacional -incluida la desaceleración china- y viejos problemas estructurales que el coloso suramericano no ha logrado superar.
Para Alberto Bernal de la firma de servicios financieros Bulltick Capital Markets, Brasil está sintiendo los efectos del recalentamiento de su economía pues creció por encima de su capacidad y ahora está pagando las consecuencias con una fuerte resaca. La veloz expansión del crédito en los últimos años si bien impulsó el crecimiento económico y promovió la inclusión financiera, también generó riesgos de sobreendeudamiento de los hogares y aumento de la morosidad. Otros analistas consideran que el principal causante del tropiezo brasileño es la desaceleración global. Según el FMI, la caída de la demanda en el mundo desarrollado terminó enfriando las economías de China, Brasil e India. Un menor crecimiento de China es un golpe para el gigante latinoamericano que tiene una alta dependencia de las materias primas que exporta al mercado asiático.
Un sondeo semanal que realiza el Banco Central de Brasil -que incluye la opinión de 100 analistas, economistas de bancos y corredoras- señala que las proyecciones de expansión económica para este año y el próximo se redujeron, debido a que la crisis europea perjudicó la actividad 'auriverde'.
Los mayores obstáculos, que a juicio de los analistas, pueden nublar el horizonte económico de Brasil están en los problemas estructurales de su economía. Hay deficiencias en infraestructura que entorpecen el comercio y la competitividad de las empresas, y la tasa de inversión frente al PIB es muy baja. Y aquí nuevamente surgen las diferencias con la economía mexicana. Un informe del banco español BBVA señala que mientras, en la última década México tuvo en promedio una tasa de inversión del 24,6 por ciento, Brasil tuvo un 18 por ciento. La tasa de inversión es fundamental para que una economía crezca, basta observar lo que sucede con los países asiáticos. Corea del Sur tiene una tasa de inversión frente al PIB del 30 por ciento y China del 50 por ciento.
Lo cierto es que, cada vez que los analistas encuentran debilidades en Brasil, tienen motivos para destacar el dinamismo que viene recobrando México. Un blog de la revista inglesa The Economist señala que la razón para que se estén invirtiendo los papeles en el mapa de la economía regional es China. Considera el bloguero de la prestigiosa revista que el crecimiento del gigante asiático ha sido una bendición para los exportadores de materias primas de Brasil que han hecho una fortuna alimentando la economía china y un dolor de cabeza para los fabricantes mexicanos que enfrentan una mayor competencia de las empresas chinas en los Estados Unidos. Pero con la desaceleración de China están cambiando las cosas. La demanda de productos brasileños se está enfriando, y México está recuperando una ventaja en su mercado principal.
¿Qué pasará si se cumple el pronóstico de Nomura y México supera en 2022 a Brasil como economía líder en América Latina? Según Benito Berber, uno de los autores del estudio, tendrá repercusiones enormes, tanto económicas como políticas. Una de ellas es que el modelo de mercado tendrá más resonancia en la región, sobre el intervencionista o estatista seguido por Brasil y sus aliados regionales más cercanos como Argentina y Venezuela. Es probable, considera el informe, que se vea cómo la región tiende de nuevo hacia políticas económicas más ortodoxas, en lugar de la política de izquierda, a menudo populista, de los últimos diez años. También se podría reactivar "la menguada influencia de los Estados Unidos en la región, en detrimento relativo de China, que es visto por muchos como el paradigma de Estado". A medida que México se convierte en la mayor economía de la región, dice Nomura, se esperaría que más y más países sigan su ejemplo y "un nuevo paradigma, económico y más liberal se convertirá en la norma dentro de la región".
Brasil no se quedará con los brazos cruzados. Para Álvaro Cámaro analista del Grupo InterBolsa, compañía con presencia directa en el mercado brasileño, cuando vuelvan los vientos favorables en el mercado externo, Brasil retomará su rumbo, dada la enorme riqueza que tiene en sus materias primas. "Para el segundo semestre, esperamos un resurgimiento de la economía de Brasil".
Las expectativas en los próximos años están puestas en las inversiones del gobierno para cumplir con los dos magnos eventos deportivos: la Copa Mundial de Fútbol que se disputará en el 2014 y los Juegos Olímpicos en el 2016. Sólo el Mundial supondrá unos 14.000 millones de dólares de inversión directa en infraestructura, gran parte de la cual se utilizará también para la cita olímpica. La presidenta Dilma Rousseff ve pocas posibilidades de que la economía Brasil se recupere vigorosamente este año y ya comenzó a anunciar un paquete de medidas que incluye reducción de impuestos y aumento de las inversiones en infraestructura. En los primeros cinco años planea otorgar concesiones al sector privado por cerca de 40.000 millones de dólares. Pero los desafíos de los aztecas tampoco son sencillos. Hoy en día la economía mexicana es la mitad del tamaño de la brasileña. Así mismo, la inseguridad provocada por el narcotráfico y la guerra contra los carteles mantiene un efecto negativo en las perspectivas económicas del país centroamericano.
Las predicciones sobre cuál de los dos colosos brillará más en el firmamento económico latinoamericano no son más seguras que las que se puedan hacer en materia futbolística. Y aunque esta vez el triunfo olímpico fue para los aztecas, los brasileños saben que tanto en el deporte, como en la economía aplica el dicho de que 'en juego largo hay desquite'.