Economía
“Qué pasó con el acuerdo nacional”, la pregunta del presidente de la Andi, Bruce Mac Master. Destacó las marchas como una expresión de ciudadanía y democracia “valiosísimas”
En entrevista con SEMANA, el dirigente gremial asegura que las marchas hacen un llamado al Gobierno para que tenga en cuenta la opinión de todos. En materia económica manifiesta su preocupación por la inversión, el empleo y el comportamiento de algunos sectores. Advierte que la situación de la construcción es una “catástrofe”.
SEMANA: ¿Qué lectura hace de las marchas que se han registrado en el país?
Bruce Mac Master (B. M. M.): Son una expresión de ciudadanía valiosísima, una expresión de democracia muy grande de una gran cantidad de gente que está muy preocupada, muy angustiada, que cree que el país puede tomar decisiones mejores a las que está tomando hoy día, que le hace un llamado al Gobierno para que tenga en cuenta la opinión de todos. Que no se le ocurra, ni por un segundo, pensar que el país es solamente de unos pocos que tienen el poder. Y que adicionalmente le está reclamando que no cometa unos errores que muchos consideramos pueden ser errores fundamentales y errores que vamos a tener que pagar 50 millones de colombianos durante muchos años.
Es un llamado de atención serio, firme, respetuoso, institucional, democrático, al Gobierno y a los partidos que están alrededor del Gobierno para que se comporten bien.
SEMANA: ¿Por qué?
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B. M. M.: ¿Usted cree que esta es una marcha exclusivamente contra las políticas del presidente Petro? No, también es una marcha contra, por ejemplo, los congresistas que no debaten, los congresistas que simplemente por disciplina, que no sabemos qué origen tiene, terminan votando leyes que son tremendamente nocivas para el país. Es un llamado de atención a los líderes políticos que eventualmente terminan vendiendo o negociando el voto.
Creo que es un hecho muy serio, muy significativo, que no puede ser ridiculizado ni puede ser estigmatizado. Por lo contrario, tiene que ser respetado como una expresión democrática.
SEMANA: ¿Esta es una reacción a la situación del país? ¿El país va mal?
B. M. M.: Claro, el país está muy preocupado, el país está muy angustiado. Ustedes tienen un termómetro muy actualizado de lo que siente la gente y la gente no se siente bien. La gente siente una inmensa incertidumbre, siente que muchas cosas que veníamos trabajando, que nos faltaba mucho por lograr, es cierto, pero por las cuales habíamos hecho un inmenso sacrificio, se pueden perder. Es, además, la idea de que eventualmente puede haber intenciones para generar inestabilidad democrática o inestabilidad institucional que nadie quiere. Hay mucha gente muy asustada. En un foro del pasado viernes yo decía: “el hecho de que la gente tenga temor no puede ser un buen resultado para la política”. El hecho de que los ciudadanos estén angustiados tiene que ser realmente considerado como un elemento de alarma por parte de los líderes políticos. Y la gente está llena de temores, llena de angustias, llena de miedos hacia el futuro y eso lo tienen que leer los políticos.
SEMANA: ¿Hay mucho sesgo ideológico? ¿Eso está afectando el desarrollo de la economía y del país?
B. M. M.: El sesgo ideológico siempre ha existido. Lo importante es que las decisiones se tomen con responsabilidad. Incluso dentro de una ideología, dentro de cualquier ideología, las decisiones tienen que ser muy responsables. Uno no puede, por ideología, por ejemplo, acabar con el sistema de salud. Uno no puede por ideología eventualmente generar más violencia o perder, por ejemplo, el control del territorio.
SEMANA: ¿Cuál es su análisis de los resultados de la economía? ¿Qué está pasando?
B. M. M.: La economía sigue más o menos en el mismo estado en que estaba el segundo semestre del año pasado. Es decir, un estado casi recesivo, muy cercano al cero. Y sin ninguna luz hacia el futuro de que las cosas vayan a cambiar. Porque las cosas que deberían pasar para que la economía funcionara mejor no se están dando. Algunos de los llamados de atención que hemos hecho, por ejemplo, sobre políticas públicas, han sido realmente estériles. Por ejemplo, lo que hablamos del tema de la economía, del sector construcción, o del sector infraestructura, o, por ejemplo, toda la inversión que pudiera haberse desatado alrededor del sector salud. El sector salud es el 8 % del PIB. Y tiene cero inversión. Por lo tanto, no existe ninguna razón para imaginarnos que, por ejemplo, la cobertura va a mejorar, o vamos a tener mejores tecnologías, o vamos a poder llegar a mejores territorios.
Y eso no es solamente una discusión de salud, es una discusión también económica. Tenemos también, por supuesto, un comercio que está caído, tenemos un consumo que está caído, tenemos la industria con cifras negativas desde hace ya varios meses. Es verdad que la tasa de interés sigue alta y eso no le ayuda a la demanda de los hogares y a los estados financieros de las compañías. Pero lo que tenemos es una situación que no es buena, y que, además, tampoco parece que nadie tenga la intención de cambiarla. Y eso preocupa aún más.
SEMANA: ¿Qué pasa particularmente con el tema de la construcción?
B. M. M.: La crisis tiene varios orígenes. Uno de ellos, por supuesto, es la tasa de interés. En el sentido de que la construcción está íntimamente relacionada con la capacidad que tengamos los colombianos de endeudarnos y la tasa de interés está demasiado alta, por un lado. Pero, además, también el gran dinamizador de la economía había sido la política social del Gobierno, en la generación de viviendas de interés social y de viviendas de interés prioritario. Y allí las políticas, pues, primero no han contado con el presupuesto suficiente; luego, cuando ya tuvieron algo de presupuesto, nos encontramos con que todo el diseño hacía que los subsidios eran prácticamente inalcanzables por parte de los ciudadanos. Le dijimos esto al Gobierno y recuerdo que la ministra se molestó mucho en ese momento porque dijo que le estábamos mintiendo al país. Y bueno, las cifras terminaron dando la razón. Y en realidad lo que hay que hacer es corregir el camino.
Es que el Gobierno tiene que entender que se puede equivocar. Pero si uno se equivoca, la obligación que tiene es la de corregir. Y si uno se equivoca, la obligación que tiene es la de enmendar. Y es legítimo que seres humanos que están al frente de políticas públicas eventualmente se equivoquen. Lo que no es legítimo es que cuando ya se dan cuenta de la equivocación, no corrijan.
De verdad, hago un llamado para que actuemos correctamente. Porque es que el Gobierno no es de nadie y el Estado no es de nadie. El Estado es de todos. La Nación es de todos. Y tenemos personas que son demasiado llevadas de su parecer en algunos casos que no están actuando y no están reaccionando a las situaciones alarmantes que a las cuales se están enfrentando.
SEMANA: Usted mencionó recientemente que la situación de la construcción es casi que una catástrofe. ¿Así está?
B. M. M: Sí, sí lo es. Porque en realidad es un sector que debería ser el líder en Colombia. Un sector que históricamente ha sido el líder en Colombia. Un sector que además es un gran generador de empleo. Pero además es un sector cuyo producto produce mucho bienestar.
Porque que los colombianos tengan techo, tengan vivienda digna, puedan salir eventualmente de condiciones realmente de pobreza muy fuertes para vivir y tener un lugar en donde educar y tener sus hijos, y en donde crecer y en donde formar familia es un producto muy deseable. Y que no tengamos ese producto masivamente a disposición en este momento de la sociedad, pues sí, es una catástrofe.
SEMANA: Una de las grandes preocupaciones es el tema de la inversión. ¿Sigue de capa caída?
B. M. M.: La inversión está muy caída. Y va a seguir así porque la inversión es una variable que se comporta inversamente a la incertidumbre. Cuanta más incertidumbre haya, menos inversión habrá. Y lo que vemos es que no solamente tenemos incertidumbre, sino incluso nos encontramos con algunos funcionarios del Gobierno, desde el alto rango hacia abajo, que básicamente parece que sintieran que su objetivo es generar más incertidumbre. Y están dando declaraciones permanentemente preocupantes, y están generando dudas sobre condiciones generales, por ejemplo, de desempeño de la economía. Mientras eso sea así, evidentemente no vamos a tener inversión.
SEMANA: Y eso se refleja no solo ahora, sino también en el mediano y largo plazo…
B. M. M.: La inversión es el instrumento o indicador que nos dice cómo vamos a estar en el futuro. ¿En qué sentido? En el sentido de si vamos a poder producir más, si vamos a poder generar más empleo, si vamos a tener productos suficientes para nuestra vida diaria, si vamos a tener ingresos y riqueza para nuestras familias. Incluso, si vamos a tener recursos para el Estado. Entonces, si la economía no crece, evidentemente vamos a tener un futuro que no es el mejor.
SEMANA: ¿Cómo está viendo el comportamiento del empleo?
B. M. M.: El empleo ya se comenzó a dañar. Ya vemos que el dato último nos generó un incremento en desempleo que seguramente no le gusta a mucha gente y no es deseable, por supuesto.
Pero mientras no crezca la producción, el empleo no va a crecer. Tuvimos un poco un rezago porque claramente un empresario que vende menos no sale a acabar con un empleo o a despedir trabajadores, no. Intenta trabajar, intenta mantenerlos, intenta generarles estabilidad. Y solo cuando ya se vuelve completamente inviable una operación o parte de la operación es cuando efectivamente no tiene cómo ofrecer empleo a los trabajadores. El desempleo siempre tiene un rezago y siempre va algunos meses detrás de la caída en producción. Y la caída en producción ya la tenemos. Entonces es muy probable que el desempleo sea uno de los grandes dolores de cabeza del año 2024.
SEMANA: ¿Cómo ve el futuro de las reformas? Particularmente en el tema de laboral y de pensional. Y si hay algún futuro para el tema de salud.
B. M. M.: A mí las reformas me producen inmensa preocupación porque todas ellas tienen problemas grandes de diseño. Y resulta que los partidos de gobierno y el Gobierno han decidido sacarlas casi que como un hecho de orgullo o como un hecho de demostración de poder. Esa no puede ser la razón para sacar una reforma adelante. Las reformas tienen que salir porque son buenas.
Las reformas tienen que salir porque favorecen y apoyan y les generan bienestar a los colombianos. Pero no puede ser porque somos más poderosos o porque tenemos más votos o porque el Pacto Histórico es más grande o los otros partidos son más pequeños. Entonces, si la razón por la cual las reformas van a salir es porque hay almuerzos en los cuales se pacta con una parte de un partido el voto, esa es una razón muy mala. La única razón válida, realmente, y yo diría que como ciudadanos debemos decir que la única razón aceptable para que una reforma salga es porque está bien, es porque favorece a la ciudadanía. Lo que me preocupa es que las quieran sacar con mecanismos meramente políticos. A veces nos preguntamos qué hay detrás de las decisiones políticas y las respuestas suelen ser preocupantes, pero si las reformas van a pasar solo por acuerdos políticos, ahí estaríamos en un escenario muy malo para el país.
SEMANA: ¿Cuál es su opinión de la propuesta del presidente Petro de la constituyente, que es del poder del pueblo y parecería que no va a pasar por el Congreso?
B. M. M.: Sería tremendo. Sería una muy mala idea. Yo realmente tengo la inmensa esperanza de que el presidente no esté pensando hacer algo que vaya en contra de lo que dice la Constitución, que vaya en contra de lo que expresamente reglamenta la Constitución respecto de cómo se modifica la Constitución. Porque ese sí puede ser el inicio, realmente, de una discusión mucho más compleja desde el punto de vista político y de un malestar generalizado que Colombia no se merece en este momento. Entonces yo le haría un llamado para que con gran serenidad, con gran madurez y con gran responsabilidad, no vaya a cometer el error de tratar de hacer algo que vaya en contra de lo que dice hoy expresamente la Constitución y que tiene definido como un mecanismo para modificarla.
SEMANA: ¿Está funcionando el tema de pesos y contrapesos en el país, doctor Bruce?
B. M. M.: Sí, afortunadamente sí. Creo que a las Cortes hay que acompañarlas, a las Cortes hay que apoyarlas y hay que reconocer el trabajo responsable que están haciendo, a veces en condiciones de gran tensión, como vimos cuando, por ejemplo, se dio la elección de la fiscal, que hasta hubo llamados a que hubiera expresiones populares para presionar la elección en ese momento. Lo mismo el Congreso. El Congreso ha tomado decisiones muy valiosas, decisiones responsables, y uno ve una fuerza grande para evitar que las decisiones del mismo sean capturadas por el clientelismo. Ojalá el Congreso mantenga esa firmeza y efectivamente, como decía, tome la mejor decisión siempre no relacionada con la conversación con el Gobierno o los argumentos que eventualmente el Gobierno le dé para cambiar su opinión, sino que sea el resultado de la mejor decisión que, además, entre otras cosas, cuenta en este momento con un gran debate nacional que enriquece los elementos de juicio del criterio para que ellos puedan tomar la mejor decisión.
SEMANA: ¿Hay preocupación porque se intensifiquen las intervenciones del Gobierno en algunos sectores? Ya arrancó con Salud y el viernes el alcalde de Medellín advirtió que podrían intervenir EPM…
B. M. M.: Las razones por las cuales se puede o no se puede intervenir una empresa de uno u otro sector son objetivas, están escritas y tienen normas muy claras. Lo que genera inmensa preocupación es que la intervención se convierta en un instrumento de política pública.
La política pública no puede ser hecha a través de las intervenciones. Las intervenciones son básicamente para poder en un momento dado, ante unos hechos muy concretos, asegurarles al ciudadano, al consumidor, al paciente que efectivamente el servicio se presta. Pero, primero, no puede ser, un instrumento de política pública. Y, segundo, no puede ser tampoco un mecanismo de expropiación o de toma de control de un sector que le parece especialmente interesante o especialmente valioso a un grupo político. Si eso está sucediendo, ahí podemos estar cometiendo un error muy, muy grande. Y tendríamos que ver todos, realmente, cuándo se puede intervenir, cuándo no, y cuál es la responsabilidad de las personas que toman la decisión de intervenir y la responsabilidad de las personas que hacen la intervención y la administran. Tenemos que ser muy rigurosos. Y yo creo que tenemos que poner a toda la justicia colombiana a mirar ese tema con gran cuidado. Porque si se va a utilizar para política o para políticas públicas, estaríamos pisando en terrenos tremendamente peligrosos.
He recibido información de que el Gobierno Nacional estaría planeando intervenir a EPM.
— Fico Gutiérrez (@FicoGutierrez) April 19, 2024
No existiría fundamento alguno para que se tome esta decisión que sería catastrófica no solamente para Medellín sino también para Colombia 🇨🇴.
EPM hoy genera entre el 23% de la energía del…
SEMANA: ¿Qué pasó con el acuerdo nacional?
B. M. M.: Yo hago la misma pregunta. ¿Qué pasó con el acuerdo nacional?