Comercio
“Revisión, no renegociación”, la advertencia del embajador Luis Gilberto Murillo sobre el TLC entre EE. UU. y Colombia
Para el funcionario, una revisión del acuerdo comercial entre los dos países favorecerá a Colombia.
El programa de gobierno del entonces candidato Gustavo Petro era claro en torno a los tratados de libre comercio (TLC) con otros países: “Los TLC deben ser revisados y renegociados en clave de que sean justos y se conviertan en herramientas para estimular la productividad, combatir el cambio climático, desarrollar transferencias de conocimiento y crear nuevos puestos de trabajo”, dice el documento.
Esto despertó una profunda polémica. Para muchos analistas, renegociar un tratado de libre comercio, podría representar una pérdida de las condiciones alcanzadas en la negociación. Y el caso que exponen es el de México, país que renegoció su acuerdo comercial con Estados Unidos y perdió algunos de los beneficios que traía.
Por ejemplo, el tratado establece la posibilidad de importar materias primas e insumos de distintos países del mundo, para producir localmente, transformar esas materias primas, darles un contenido de valor agregado nacional del 35 %. México tenía esa y de entrada en la renegociación lo subieron al 65 %, y para el sector automotriz al 75 %, que haría muy difícil poder cumplir con esa exigencia y tener el arancel cero. Además, para el sector automotriz pusieron piso en los salarios.
De otro lado, una renegociación implicaría llevar el acuerdo nuevamente al Congreso de los Estados Unidos, un trámite más engorroso y que dependerá de la situación política de la coyuntura.
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En entrevista con SEMANA, sobre la posibilidad de una renegociación del TLC con Estados Unidos, el embajador de Colombia en ese país, Luis Gilberto Murillo, destacó la importancia del comercio entre los dos países: “Hay que tener claro que Estados Unidos es el socio comercial más importante que tiene Colombia y se ha avanzado mucho en permitir mayor acceso de productos colombianos al mercado de este país”, dijo.
Sin embargo, anticipó qué es lo que busca el Gobierno. “El TLC ya tiene diez años, un recorrido largo en el que se ha aprendido y, por eso, se plantea una revisión, no renegociación, para aprovechar los mecanismos existentes y poder avanzar para que haya mayor apoyo y capacidad institucional entre los dos países. Esa revisión favorecerá a Colombia”, señaló el funcionario.
En ese mismo sentido se había pronunciado el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña. En una conversación con SEMANA sobre el futuro de los TLC, dijo que “nadie está hablando de renegociar en primera instancia. Estamos hablando de analizar los resultados, llamar a las comisiones de evaluación de los tratados y buscar nuevos equilibrios”.
En los 7 primeros meses del año🇨🇴 exportó en bienes no mineros US$12.843 millones, el valor más alto para el periodo en la historia. Registraron un crecimiento de 30,4% frente a igual periodo del 2021 y del 43,2% con relación al mismo del 2019. pic.twitter.com/ieMscdGvzQ
— Germán Umaña Mendoza (@GermanUmanaM) September 5, 2022
Esto significa, de acuerdo con el ministro Umaña, revisar con las comisiones de análisis los tratados para identificar cuáles son los problemas de cada uno de los países, no solo en mercancías, sino también en temas como la soberanía alimentaria.
“Pensemos cómo serán los mecanismos de recuperación del agro, por supuesto, sujeto también al proceso de paz, porque si no tenemos un mínimo de soberanía alimentaria, no tenemos la posibilidad en el largo plazo de enfrentar las crisis internacionales, como la de Ucrania, que se está produciendo ahora, y que nos tiene al borde de una crisis de hambre”, dijo en ese momento el ministro Umaña.
Para analistas como Martín Gustavo Ibarra, de la firma Araujo Ibarra, en comercio exterior se están generando grandes oportunidades por los fenómenos que se han visto recientemente: la guerra entre Rusia y Ucrania, la pandemia, los aumentos en los costos de los fletes, el proceso de transición hacia las energías limpias. “Todo esto hace que los proyectos se acerquen al consumidor, a las materias primas y con proveedores redundantes”, dice Ibarra.
Este cambio está impulsando procesos de relocalización de la producción en el mundo, moviéndose de un continente a otro, en una tendencia que se denomina nearshoring, cuya dinámica puede representar unos 80.000 millones de dólares.
Es una evolución, dice Ibarra, de lo que pasó en el origen de la Organización Mundial de Comercio (OMC) cuando nació el offshoring que buscaba mayores eficiencias en la producción y les dio un gran impulso a las fábricas en Asia.
“No es que la globalización se esté acabando, estamos hablando de una reglobalización. En donde hay un cambio profundo en la regionalización de las cadenas de valor”, puntualiza Ibarra.