SALARIO MÍNIMO
Salario mínimo 2021: se gastó una de las últimas jornadas para lograr un acuerdo y no hubo avance
Concluyó la penúltima jornada dentro del cronograma ordinario. Ante las amplias diferencias entre las partes, no parece haber más camino que la expedición unilateral del decreto por parte del Gobierno, antes del 30 de diciembre.
Una nueva jornada más en la comisión de concertación de política salarial, donde se intenta llegar a un acuerdo para el incremento del salario mínimo que regirá en Colombia en 2021, concluyó sin mayores avances durante este lunes.
Se trataba de la penúltima oportunidad, pues, legalmente, hasta este 15 de diciembre habrá ocasión de intentar algún logro en el diálogo social, lo que ya no se dará, pues al concluir el encuentro de este inicio de semana, no hubo programación de una nueva jornada para el martes.
Según Fabio Arias, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el Gobierno, en el momento de abordar el tema de la renta básica, solo sacó “el miserable ingreso solidario de 160.000 pesos”. Esto, en relación a que las centrales obreras, además de su propuesta de salario mínimo para 2021, pusieron también otros puntos en el tapete, entre ellos, el de la renta básica.
El gobierno contestó hoy en la Comisión de Concertación que frente a renta básica solo el miserable ingreso solidario de $160.000; que el subsidio a las nóminas de mipymes seguirá lo que ya aprobaron en el PAEF que es mínimo; el decreto 1174 no se deroga; formalización laboral
— Fabio Arias CUT (@fabioariascut) December 14, 2020
Todo se dilató
Fuentes cercanas al proceso comentaron que la jornada fue larga, llena de presentaciones con datos que ya son ampliamente conocidos, alrededor de los cuales se dilató la discusión, pues, el tema central –el incremento– sigue con las propuestas de siempre: la unificada por el sector empresarial, de 2 %, y la unificada de las centrales obreras, de 1 millón de pesos, más auxilio de transporte de 120 mil pesos.
El Gobierno intervino para volver a poner las cifras de los recursos irrigados en el apoyo a las empresas a través del programa de impulso al empleo formal, entre otros, mientras que quedó el sinsabor de esperar que el mediador –el Ministerio del Trabajo– diera alguna luz que permitiera avanzar en algo, en términos de la amplia distancia que hay entre las dos cifras de incremento del salario mínimo que hay sobre la mesa: 14,2 % la petición de los trabajadores y 2 % la de los empresarios.
La intervención del ministro Ángel Custodio Cabrera, jefe de la cartera del Trabajo, fue para expresar que “nos interesa como Gobierno nacional ayudar a las pequeñas y medianas empresas, preservar los puestos de trabajo, garantizar los ingresos de los trabajadores y disminuir las cifras de informalidad laboral, al tiempo que invito a los participantes al diálogo y a la concertación”.
Otras voces externas al proceso de concertación abogaron también por los trabajadores que no tienen contratos o tienen otro tipo de vinculación laboral distinta a la formal, y que son la mayoría en el país, pero quedan por fuera de lo que se negocia en la mencionada mesa.
Es el caso del exalcalde Enrique Peñalosa, quien expresó su opinión sobre la alta informalidad laboral.
De los colombianos que quieren trabajar, 15% están desempleados. Y del 85% que trabajan, 47% son informales. ¿Quien representa a desempleados e informales en la mesa de negociación del salario mínimo?
— Enrique Peñalosa (@EnriquePenalosa) December 14, 2020
De antemano, los analistas laborales han vaticinado que, en esta ocasión, como en 14 de los intentos fallidos por una conciliación en los últimos 20 años, tampoco habrá acuerdo, de manera que hay quienes han sugerido al Gobierno que vaya redactando el decreto unilateral.
En términos legales, el cronograma incluye una especie de ‘tregua’ de 48 horas, después del 15 de diciembre, para que se empiecen a presentar las salvedades que hay alrededor de las propuestas de cada una de las partes.
Con ello, no parece haber ya espacio, ni tiempo, para que se logre buscar un equilibro en las propuestas, de manera que el incremento en el salario mínimo sea un instrumento útil para que 2021 no sea un año peor que el ya agónico 2020.