SALARIO MÍNIMO

Salario mínimo: ¿cuál es la piedra en el zapato para definir el incremento?

En Colombia crece cada vez más el número de ciudadanos con este ingreso. Este lunes 7 de diciembre, la comisión de concertación escuchará a expertos para intentar llegar a un punto de equilibrio.

7 de diciembre de 2020
Cada vez aumenta más el número de trabajadores que gana el salario mínimo. | Foto: Daniel Reina

Escuchar múltiples puntos de vista es la estrategia que se sigue hasta ahora en la mesa de concertación de política salarial, donde se discute el incremento que tendrá el salario mínimo en 2021, el cual podría ser uno de los años más complicados en materia social y económica para las familias, pues poco a poco se irán acabando las ayudas estatales a la población más vulnerable y la recuperación del empleo y de la dinámica de las empresas podría seguir por un tiempo más largo.

Para este lunes 7 de diciembre está previsto un nuevo encuentro en el curso de las negociaciones de la mesa tripartita: empresarios, Gobierno y sindicatos. En esta ocasión habrá nuevas voces de expertos que pondrán en el debate la situación del mercado laboral y los efectos que ha tenido el mismo a raíz de la pandemia.

Hasta ahora, según confirmó en SEMANA el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, aún no ha habido ninguna conversación entre las tres partes sobre los posibles niveles de incremento del salario. “Por el momento solo ha habido exposiciones de terceros”.

Más gente entra a ganar el salario mínimo

Precisamente, una de las características del empleo en Colombia que le da mayor relieve al salario mínimo está en las cifras del DANE, en las que se evidencia que cada vez hay más colombianos que tienen ese ingreso. De 14.243.223 hogares que tiene el DANE en sus estadísticas, 6.223.080 tienen ingresos de un salario mínimo o menos. Esto es, el 43,3 %.

El ascenso en la pirámide social se estanca o, a veces, amenaza más con retroceder. No en vano, en 2019 la pobreza en el país volvió a niveles de 2011: de 27 % pasó a 35,7 %.

En general, los economistas sacan sus modelos econométricos y dicen que el salario mínimo no debería subir más allá de la inflación proyectada en el próximo año, que es del 2,8 %.

Juana Téllez, jefa de investigaciones del BBVA, durante un diálogo con empresarios de la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, así lo sostuvo. “Colombia requiere llegar a un consenso para que sea bajo el aumento del salario mínimo en 2021 y, de esta manera, las empresas puedan contratar más, se favorezca el empleo y no se pierdan más puestos de trabajo; de lo contrario, si el salario crece mucho, expulsaría más gente a la informalidad”.

La informalidad no le conviene a nadie

Existen también otros puntos de vista según los cuales la informalidad laboral no se puede atacar con una mayor precarización laboral, es decir, degradación de las condiciones del trabajo y el empleo.

La fuerza laboral es la que permite la producción en una economía. Sin embargo, las rentas de trabajo son las que generan menor posibilidad de riqueza individual.

Por ello, Fabio Arias, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), “la piedra en el zapato es que Gobierno y empresarios piensan que da lo mismo esta negociación que todas las anteriores. Es más, en esa lógica ya tienen “estudios” de productividad negativa. Todo en la búsqueda de sus primarios intereses y no en el de los del país.”

Los diagnósticos sobre la situación precaria del mercado laboral en Colombia están más que revelados por las cifras que mes tras mes presenta el DANE. La lectura entre líneas de los números sobre el empleo señalan que la informalidad, entre agosto y octubre de este año, pasó a ser del 47,5 %, desde un 45,6 % en igual periodo del año pasado. Esto deja la sensación de que una negociación de incremento en el salario mínimo para el próximo año se está limitando a muy poca población que está dentro del esquema formal de contratación, pues el verdadero problema es que los colombianos están viviendo del rebusque y del trabajo por cuenta propia, en los que no hay posibilidad de una protección.

Desde el punto de vista de Téllez, hay que proteger el tejido empresarial para que el mercado laboral se reactive. Pero los trabajadores, representados por las centrales obreras, ven el panorama desde otro ángulo: proteger el ingreso del trabajador para que tenga capacidad de consumo y ayude así a reactivar la economía.

Para salir de la encrucijada

Lo clave, entonces, para dirimir esta encrucijada, será buscar el punto de equilibrio, pues no hay que desconocer que es cierto: en Colombia ha sido fuerte el choque entre oferta y demanda por la pandemia, y ahora los indicadores muestran una recuperación que está en marcha, pero que será gradual, y lo clave es lo que señala Téllez: que la recuperación sea para todo el mundo, dado que “también se está contemplando una recuperación en forma de K, a nivel mundial, que implica que habrá personas a las que les va a ir bien con la crisis y la recuperación será muy alta, mientras que otras van a quedar muy rezagadas en aspectos como el laboral”.