GRUPO DIANA
Solidaridad que creció como arroz
En medio de la crisis, el Grupo Diana demostró lo importante que es la capacidad de adaptación, la empatía y la solidaridad.
Hace más de 50 años nació en el municipio de El Espinal, en Tolima, el Grupo Diana, cuando Alfredo Murra puso en funcionamiento su primer molino. Desde entonces el crecimiento del Grupo no ha parado. Ha crecido ‘como arroz’.
Diana es hoy una de las marcas queridas y recordadas por los colombianos. Además, tiene negocios en el sector agrícola, de alimentos, bebidas, transporte e inmobiliario. Desde hace varios años se consolidó como líder en su industria y en 2019 cerró el año con ventas por 1,4 billones de pesos, con una utilidad de 40.800 millones de pesos.
Como lo muestran estas cifras, 2019 fue un gran año para Diana. Sin embargo, 2020 y la intempestiva llegada de la pandemia cambió el panorama. Aunque nunca suspendieron sus operaciones por tratarse de un sector esencial, sí tuvieron que tomar acciones y actuar rápidamente para garantizar la disponibilidad de sus productos en un momento tan atípico.
Jaime Murra, presidente de la Corporación Diana, dice que esta pandemia y la nueva normalidad que vive el país ha representado un reto, pero que gracias a la tenacidad de sus trabajadores se pudieron adaptar y seguir adelante.
“Escuchaba a mis papás y abuelos advirtiendo que este tipo de situaciones podrían pasar y uno creía que no. Este año nos dimos cuenta de que sí pasan y pueden ser en cualquier momento”, dice Murra.
Reconoce que su sector fue muy afortunado, pues logró seguir trabajando en medio del frenazo económico y de las restricciones. Incluso, la pandemia llegó en un momento en que ya había pasado la cosecha arrocera, lo que les facilitó mucho las cosas.
En el Grupo Diana saben que el deber ser de una organización exitosa va mucho más allá de multiplicar sus ingresos y sus utilidades. Creen que la generación de valor compartido es un pilar tan importante como los resultados financieros.
Con esto en mente, desde que inició la pandemia han desplegado más de 55 iniciativas en sus zonas de influencia. Estas incluyen donaciones en efectivo, en especie y el fortalecimiento de la capacidad de los hospitales de El Espinal, Ibagué y Yopal. En Bogotá, por ejemplo, donaron un millón de libras de arroz.
Muchos de sus empleados también recibieron ayudas. Murra cuenta conmovido cómo notaron que uno de sus colaboradores no tenía teléfono celular; al indagar la razón, les manifestó que lo había dejado en su casa para que sus hijos pudieran estudiar, pues no tenían un computador para atender las clases. Se dieron cuenta de que esta era una situación por la que pasaban muchas familias. Por esto, tomaron la decisión de regalarles computadores a casi la mitad de aquellos empleados que no ganaran más de tres millones de pesos.
Para el presidente de la organización, esta pandemia demostró la importancia de pensar en los demás. “Uno puede no estar preparado para todo, pero la pandemia me dejó una lección sobre la capacidad que tiene Colombia para adaptarse. Debemos ayudarnos entre todos y sacarle lo bueno a la situación porque este es un gran país”.