ESPECIAL

Bucaramanga ha perdido el turismo de salud que la ha hecho célebre

La capital de Santander se ha posicionado como un destino de pacientes internacionales para procedimientos de alta complejidad. Sin los cielos abiertos, son los grandes afectados.

20 de junio de 2020
Las dos zonas francas suman 2.000 camas hospitalarias y cerca de 140 unidades de cuidados intensivos. | Foto: Foscal

Los extranjeros no solo pisan tierra santandereana a visitar el Cañón del Chicamocha o los caminos empedrados de Barichara, también aterrizan para acceder a servicios de salud de alta complejidad. La mayoría de los pacientes llegan a Bucaramanga provenientes de Aruba, Curazao, Surinam, Ecuador, Panamá y Venezuela, en busca de procedimientos de oncología, medicina nuclear, nefrología, neurocirugía, oftalmología y ginecología.

La exportación de servicios de salud se ha convertido en una prioridad para la región. Desde hace una década empezó el trabajo para posicionarse en el mercado internacional que, valga decir, es muy exigente. Sin embargo, con la pandemia el sector está seriamente afectado. En Santander el turismo en salud está enfocado a los pacientes internacionales, que no pueden aterrizar por la restricción en el transporte aéreo.

El A´rea Metropolitana de Bucaramanga cuenta con oficinas para pacientes internacionales desde hace ma´s de 10 an~os ubicadas en los principales hospitales de la ciudad. Foto: Cardiovascular.

“Aruba solicitó al Gobierno colombiano que permitiera vuelos humanitarios para trasladar pacientes, pero el Gobierno en medio de esta política de cuarentena no accedió y por lo tanto no tenemos pacientes. Esperamos que pronto se reactiven, pero no sabemos cuándo va a pasar. El problema es que los pacientes ya están buscando otros destinos. Si no logramos traer pacientes a Colombia, después va a ser muy difícil, será como empezar otra vez de cero”, aseguró a SEMANA Víctor Castillo Mantilla, presidente del Complejo Médico de la Fundación Cardiovascular de Colombia.

El área metropolitana de Bucaramanga cuenta con dos zonas francas en salud: la Foscal Internacional y el Hospital Internacional de Colombia, HIC, que hace parte de la Fundación Cardiovascular de Colombia. Según el Clúster de Salud de la Cámara de Comercio, entre las dos organizaciones reciben anualmente un promedio de 1.200 pacientes y exportaron servicios de salud por 14.4 millones de dólares.

Entre Foscal Internacional y el HIC ofrecen 405.000 metros cuadrados de infraestructura. Foto: Cardiovascular.

Lo que sucede es que conseguir las alianzas con compañías aseguradoras internacionales ha sido un trabajo de años y con esta emergencia se corre el riesgo de perderlas. Además, las dos zonas francas le han apostado a proyectos de infraestructura de gran envergadura para alcanzar los estándares de calidad, tienen helipuertos y suman 2.000 camas hospitalarias y cerca de 140 unidades de cuidados intensivos. “Tenemos alianzas con compañías aseguradoras internacionales que se han construido durante mucho tiempo, para que reconozcan el centro. Fue muy difícil lograr posicionarse en el Caribe, Ecuador, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Surinam, Salvador, Trinidad y Tobago”, explicó Víctor Castillo Mantilla, presidente del Hospital Internacional de Colombia.

Tras la pandemia han adoptado estrictos protocolos de bioseguridad para atender a sus pacientes. Foto: Cardiovascular.

La Foscal le está apostando a reforzar la telemedicina, previendo que la pandemia va a seguir retrasando la llegada de pacientes. “Queremos utilizar la tecnología en todo su potencial, hemos hecho in house unos software que nos han permitido tener la data mucho más acertada, investigando cuáles son las patologías que más se dan en otros países para lograr llegar con una solución de servicio. Hemos trabajado mucho en la formación digital”, explicó a SEMANA Carolina Galvis, directora ejecutiva de la Clínica Foscal.

Antes de que apareciera la covid-19, las dos zonas francas estaban creciendo en facturación, pero esto cambió súbitamente. En el caso del Complejo Médico de la FCV-HIC, la disminución de pacientes se evidenció desde enero. Comparando el periodo de enero a abril de 2019 con el de 2020 registraron una caída del 30 por ciento en el número de pacientes.

“Uno de los programas que más nos ha interesado reforzar son los chequeos ejecutivos, esto porque va de la mano con nuestra filosofía, que el deber ser de la medicina en Colombia: prevenir la enfermedad. Se trata de trabajar sobre unos hábitos físicos y emocionales que permiten tener una vida saludable. Tenemos pacientes de 15 países”, precisó Galvis.

Reciben anualmente en promedio de 1.200 pacientes, principalmente en las a´reas de cardiologi´a, oftalmologi´a, oncologi´a, hematologi´a, neurocirugi´a, ortopedia, salud mental, ginecologi´a y perinatologi´a. Foto: Foscal Internacional.

Pese al panorama están buscando opciones para mantenerse a flote. Carlos Díaz, director de Clúster de Salud de Santander, que lidera la Cámara de Comercio de Bucaramanga, asegura que le apostarán a la gestión articulada de la oferta de servicios de la región, como un todo. “Nos vamos a enfocar en el fortalecimiento de los centros de excelencia química, que ya tenemos; en desarrollar una plataforma tecnológica para el desarrollo y gestión en conjunto de demanda; a proyecto de desarrollo de mercado para tres países, que esperamos iniciar a penas lo permita la dinámica postcovid”, dijo Díaz.

Pero la afectación no solo ha sido para los complejos médicos, también para toda la cadena del turismo, porque aunque los visitantes lleguen a realizarse un procedimiento médico, también usan otros servicios de hotelería, gastronomía, incluso van a sitios turísticos cercanos al área metropolitana. Solo en Semana Santa el Parque Nacional del Chicamocha dejó de recibir 50.000 turistas.

Santander es uno de los departamentos con menos casos confirmados de coronavirus. El sector del turismo espera que mantener controlada la pandemia genere confianza y recordación, para no perder el terreno ganado.