Urbanismo
Un verdadero doctor le cuenta cómo reordenaría Bogotá
Movilidad, contaminación y metropolización, son tres de los principales problemas que enfrenta Bogotá en la actualidad. Según el PhD en Geografía, Jhon Williams Montoya, estas son algunas de las estrategias y retos que afronta la capital.
El actual Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, lleva seis meses a cargo de la ciudad y en muchas ocasiones ha sido criticado por las decisiones que hasta hoy se han tomado. De igual forma, la veracidad de sus títulos profesionales fueron temas polémicos durante su actual administración.
Dinero habló con el geógrafo y PhD en Geografía, Jhon Williams Montoya, acerca de su percepción sobre los retos y oportunidades que enfrenta la capital del país en estos momentos. Así mismo, el actual profesor de Geografía urbana de la Universidad Nacional, expresó su opinión sobre la forma en que reordenaría la ciudad, dado el contexto y decisiones tomadas hasta el momento.
¿Cómo está Bogotá en materia de movilidad, seguridad e infraestructura?
Según Montoya, la ciudad ha tenido avances positivos en seguridad, teniendo en cuenta la reducción en la tasa de homicidios que han bajado de 24 por cada 1.000 habitantes en 2005, a 16,5 en 2012. Sin embargo, expresa que mantenemos cifras muy altas en comparación al contexto internacional, con valores superiores a ciudades como Buenos Aires (9,3) e incluso Sao Paulo (14,2).
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Para Montoya, los problemas de movilidad que experimenta la ciudad deben verse como una consecuencia natural de su reciente desarrollo económico. No obstante, “las administraciones recientes se han enfocado en esfuerzos pequeños intentando, más que adaptar la infraestructura de movilidad de la ciudad a las nuevas exigencias que impone su nivel de desarrollo económico; a domesticar el crecimiento y tratar de contrarrestar las exigencias de desplazamientos más rápidos y más largos”, afirmó.
Bogotá tiene un retraso enorme en puentes, pasos a nivel y en la modernización de vías importantes como la calle 68 o la calle 72, “que son verdaderos viajes al pasado cuando se transita por ellas”.
A grandes rasgos, el experto aclaró que los problemas de movilidad e infraestructura de la ciudad “equivalen al símil de un niño que crece pero no le compran ropa nueva. Bogotá sigue ataviada con la misma vestimenta de hace veinte años, a pesar de que ha crecido significativamente en actividades económicas y en población”.
¿Cuáles son los principales problemas de la ciudad?
Según Montoya, en la ciudad existen tres problemas principales: movilidad, contaminación y metropolización. Respecto a movilidad, es falso que en Bogotá haya muchos vehículos, pues la tasa es de 192 vehículos por cada 1000 habitantes (lejos de países desarrollados que alcanzan una tasa de 600) y los vehículos privados solamente responden por el 10,8% de los viajes. Por esto, para Montoya, se requieren de acciones que abarquen todos los medios de movilidad y no transmitan la idea de que quienes escogen el transporte privado son ‘malos’ ciudadanos.
Dentro de las soluciones para la contaminación, se requieren medidas como el favorecimiento del uso de vehículos con baja emisión, “particularmente aquellos que han mostrado ser eficientes y fáciles de implementar como los de gas (natural y de petróleo)”.
En cuanto a la problemática de metropolización, Montoya plantea que durante las últimas décadas el crecimiento demográfico de Bogotá se ha estancado alrededor del 1,5% anual, mientras los municipios cercanos crecen a tasas superiores al 5% y drenan permanentemente empleos e impuestos desde la ciudad central. “Si bien es normal en las regiones urbanas en desarrollo, en nuestro caso carecemos de respuestas políticas y de gestión al problema”.
¿Cómo reordenar la ciudad?
Para Montoya, en términos de planificación no existen soluciones mágicas ni definitivas. Sin embargo, a nivel general, “el gobierno de la ciudad debe proveer una red satisfactoria de ciclorutas para ciclistas; espacios para que los peatones puedan caminar; transporte público de calidad para aquellos que usan ese medio de desplazamiento; y vías rápidas y accesibles para quienes usan, y pagan, por el trasporte privado”. Estas serían las 3 ideas fundamentales del profesor Montoya al respecto
- Construir y completar nuevas vías que, como la ALO, descongestionen las vías centrales de tráfico pesado; y modernizar otras totalmente obsoletas que como las Calles 68 y 72 permitirían agilizar el desplazamiento oriente-occidente, etc.
- El SITP debería articular los barrios con las estaciones de Trasnmilenio para continuar los trayectos, y no ser una red de trasporte paralela y en competencia por los pasajeros con Transmilenio.
- Repensar la red de ciclorutas para que sea continua e independiente de otros medios de desplazamiento en vehículos o peatonal. Lo que vemos ahora de ciclistas raudos, y suicidas, en medio de camiones, buses y automóviles es en mi opinión una degradación inadmisible de la movilidad y de la idea misma de promoción de este medio de transporte.
Bronx, metro y reservas naturales
Por un lado, Montoya expresó que la acción de la Alcaldía y la Policía en el sector del Bronx, fue absolutamente legitima y necesaria para la ciudad, teniendo en cuenta que es “inaceptable la tolerancia de lugares en los que solo rige la ley de la selva impuesta por bandas armadas”.
Por otro lado, en cuanto al metro, Montoya expresó que no se les puede pedir a los ciudadanos que esperen 10 años para empezar a usar el metro mientras el sistema de transporte público colapsa, por lo cual un metro no es prioritario en estos momentos, dadas las dificultades fiscales y de transporte público y “un metro no las resolvería, pues a pesar de los ingentes recursos que se invertirían, solo cubriría un trayecto bastante restringido”.
Por el contrario, la construcción de nuevos ejes de Transmilenio, como la Boyacá, la Calle 13 o la Calle 68 permitirán el fortalecimiento económico de nuevas áreas de la ciudad y una mejor repartición de las funciones y de los espacios residenciales y comerciales.
Finalmente, respecto a las reservas naturales, Montoya aseguró que estas se definen para conservación o regeneración y que los intentos de crear figuras como ‘reservas habitadas’ u otras por el estilo, “son estrategias burdas de privatización de áreas con alto valor ambiental que no debe ser tolerado por las autoridades ambientales, pues son para el disfrute de todos los ciudadanos”.