Economia
Una familia “se la jugó” por la producción del cacao y ahora su empresa triunfa en los mercados internacionales
Un hombre, junto a sus hijos, exportan un millón de chocolates al exterior por año.
Justiniano Salazar es un colombiano de 45 años que tomó una decisión bastante arriesgada en busca de lograr un avance empresarial para su vida, su empresa y su familia. Este hombre vendió todos los cultivos agrícolas que obtuvo en su vida de trabajo y se dedicó a cultivar cacao con la esperanza que este sería el negocio más rentable.
La decisión nació luego de darse cuenta de que el cacao era su cultivo mejor vendido y la ganadería ya no era tan rentable para él. Por lo que pensó que dedicándose al cacao podría ser más exitoso y aspirar, incluso, a vender directamente al mercado internacional, lo que inevitablemente le traería más ganancias en caso de salir bien.
“Cuando mis hijos y yo llevábamos nuestra cosecha a los centros de acopio, percibíamos que los bultos de cacao que entregábamos eran separados para dejarlos al final de la carga del camión. Esto llamó mi atención, y pregunté la razón. La respuesta me impactó. La calidad del grano era tan buena, que era apartado para el final. Esto permitía que fuesen los primeros bultos que se revisaran, logrando así una inspección y aprobación de toda la carga más rápido. En ese momento descubrimos el potencial que teníamos con nuestro producto”, manifestó Justiniano.
Sus hijos María Camila y Juan Diego, profesionales en carreras relacionadas con la administración de empresas y los negocios internacionales, le ayudaron a Justiniano a crear la empresa que transformaría el cacao para poder crear productos especiales de chocolatería que podrían ser vendidos en mejores mercados que el colombiano.
“Desde los inicios nos enfocamos en hacer bien las cosas. Por ello, y a pesar de tener pocos años en el mercado, en comparación con otras grandes empresas transformadoras, nos hemos trazado como meta, tener insumos de excelente calidad, y calificar a nuestros proveedores, no solo en su materia prima, sino en sus procesos ambientales y sociales”, explicó uno de sus hijos.
Este modelo de negocio fue exitoso para ellos, debido a que se evitan los intermediarios, por lo que los tiempos son más cortos, la ganancia más alta y la calidad del producto es mucho mejor. Lo que sin duda llenó de motivación a esta familia a enfocarse exclusivamente en su empresa y seguir exportando.
Según Juan Diego, las ventas pueden llegar a alcanzar el millón de unidades de productos. Aclarando que este número es cien por ciento de ventas en el exterior, lo que hace las ganancias sean mayores para esta empresa familiar.
“Tenemos varias presentaciones, desde 40 gramos, 60 y 80 gramos para cliente final y estas van para público final, también el precio es de entre 4 y 12 dólares. Teniendo en cuenta que para llegar al cliente final deben ser distribuidas y comercializadas por agentes locales en el destino. También llegamos con presentación de coberturas de chocolate y productos intermedios para otros canales de venta y chocolateros en Estados Unidos”, explicó.
Esta empresa fue llamada Suagu y en el momento cuenta con más de 60 referencias de chocolates entre tabletas, barras y grageas, las cuales tienen rellenos de frutas, especias, licor y concentración en diferentes proporciones de cacao: “Un 30 por ciento de nuestro portafolio pertenece a referencias libres de azúcar”, afirma Juan Diego.
Además, confirma, que también tienen sus productos a la venta en Colombia, ya que han logrado alianzas para que sean vendidos en almacenes de cadena y supermercados. Sin embargo, esta es la minoría de sus productos, ya que más del 70 % es de venta exclusiva en mercados del exterior. En caso de que las ventas en el país aumenten, comenzarán a tener más producción para la venta en el territorio nacional.