NEGOCIO

Sube la espuma en el negocio de la cerveza

La devaluación de la libra esterlina por el ‘brexit’ cambió las condiciones del meganegocio entre AB InBev y SAB Miller. Hubo protestas porque Altria y la familia Santo Domingo salieron beneficiados y los minoritarios, perjudicados. Después de un ajuste la operación sigue en pie.

30 de julio de 2016
Si el negocio llegara a caerse, AB InBev tendría que pagarle a SABMiller 3.000 millones de dólares de indemnización. | Foto: Óscar Frasser / A.F.P.

Cuando AB InBev anunció la intención de comprar SABMiller, la dueña de Bavaria, por 108.000 millones de dólares, el negocio quedó estructurado con dos fórmulas de pago diferentes. Los que querían efectivo recibirían 44 libras esterlinas por acción, y los que quisieran quedarse como socios de la nueva megacervecería recibirían un paquete alternativo cuyo principal elemento serían acciones a 39 libras esterlinas. El menor precio obedecía a que estos últimos tendrían el beneficio de no tener que pagar los impuestos que implicaría una venta en cash. De todas formas, los dos grupos tenían una ganancia sustancial sobre el precio de la acción antes de la venta, que era de 30 libras por título.

Los que se quedaran como accionistas de la nueva compañía fusionada tendrían acciones fuera de bolsa que no podrían vender durante cinco años. Como la mayoría de los fondos de inversión necesitan flexibilidad y liquidez, solo los dos socios mayoritarios tomaron esa opción: la multinacional Altria, dueña de Philip Morris, y la familia Santo Domingo. Entre los dos tienen el 41 por ciento de SAB Miller, 27 y 14 respectivamente.

El referendo del brexit le dio un vuelco a todo. La libra esterlina se devaluó alrededor de un 10 por ciento y el euro se revaluó en una cifra cercana al 8 por ciento. AB InBev, la cervecería compradora, cotiza en Bruselas y sus acciones están en euros. Por lo tanto, Altria y los Santo Domingo, que pasaron a ser accionistas de AB InBev, tuvieron una valorización sustancial no solo por el cambio en las monedas, sino por el aumento del precio de la acción. Las 39 libras con que originalmente hicieron el negocio se convirtieron en 51,54. Esto representaba un aumento del orden del 30 por ciento.

Los minoritarios, que habían aceptado 44 en efectivo, protestaron con el argumento de que, cuando se pactó la operación, quienes recibirían efectivo ganarían más que los que aceptaran acciones. Pero después del brexit la torta se volteó y los dos mayoritarios resultaron con 13 por ciento más que lo minoritarios.

Estos últimos montaron una rebelión que dejó el negocio en suspenso durante unos días. El trasfondo del problema era plata. Aunque las condiciones del negocio ya estaban firmadas, querían que se hiciera un ajuste. Sutilmente amenazaron con correrse de la venta si no los satisfacían.

AB InBev era consciente de la nueva situación, y para aplacar los ánimos subió su oferta a los minoritarios de 44 a 45 libras por acción. Esto no era mucho ni compensaba la desvalorización resultante del brexit. Sin embargo, en esa cifra el valor que se pagaría por SAB Miller correspondería a casi 20 veces el ebitda, cifra sin antecedentes en las transacciones de cerveza. Cualquier monto por encima de esa oferta pondría en peligro la rentabilidad del negocio.

Los minoritarios no están satisfechos, pero son conscientes de que si se deshace la venta, la acción de SAB Miller pasaría de 45 libras esterlinas a treinta y pico, pues fue la oferta de compra lo que valorizó la empresa. Si halan demasiado la cuerda podrían llegar a perder esa plusvalía. AB InBev, por su parte, ha notificado que esa es su última oferta y que no está dispuesta a subirla.

Al cierre de esta edición, el consejo de administración de SAB Miller recomendó de mala gana aceptar la oferta. Al fin y al cabo es mejor pájaro en mano que cien volando. Todavía hay minoritarios protestando, pero reversar el negocio a estas alturas es casi imposible. No solo las partes han invertido mucho esfuerzo y mucho tiempo, sino cientos de millones de dólares. Además han conseguido la aprobación de todos los entes regulatorios y solo China estaba pendiente. Y como si fuera poco hay una cláusula en el contrato que estipula que si el negocio no se concretaba AB InBev tendría que pagarle a SABMiller 3.000 millones de dólares de indemnizacion. Por lo tanto, el tercer negocio más grande de la historia, en el cual se está creando un Goliat cervecero que se quedará con el 30 por ciento del mercado, será una realidad.