| Foto: JORGE RESTREPO

CRECIMIENTO

¿Ya pasó lo peor en la economía? quizás es pronto para cantar victoria

La crisis tocó fondo en abril, pero es muy pronto para celebrar. La economía se recupera lentamente, y el mercado laboral quedó muy resentido.

13 de junio de 2020

Una paradoja viven los mercados de valores globales. Aunque las cifras de contagios y muertes por coronavirus siguen creciendo en el mundo y se han ensañado contra Estados Unidos y América Latina, en los últimos días registran una ola de optimismo.

La euforia ha crecido por el final de las cuarentenas y el reinicio de las actividades en algunos países, las noticias alentadoras sobre una posible vacuna, los nuevos paquetes de ayuda en el mundo y los estímulos decididos en la Reserva Federal y otros bancos centrales.

Pero en un comportamiento bipolar, mientras que algunos días los mercados logran remontar sus pérdidas y vuelven a niveles cercanos a los que tenían antes de la pandemia, en los siguientes se hunden de nuevo. Esta semana, por ejemplo, después de acumular varios días de buenos resultados, las bolsas del mundo tuvieron un ‘jueves negro’ que les recordó la realidad por la cual atraviesa la economía.

Colombia también se ha contagiado. El dólar volvió por unos días alrededor de los 3.600 pesos, luego de transarse a casi 4.200. La caída se explica por la recuperación de los precios internacionales del petróleo, que pasaron de 25 a 40 dólares por barril en el último mes. También, por factores locales como la monetización de los recursos del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (Faep) para atender la emergencia, y la exitosa colocación de deuda del Gobierno en los mercados internacionales.

Nadie sabe si la crisis ya tocó fondo, pero los mercados empiezan a sentir que lo peor quedó atrás. La semana pasada, por ejemplo, el mercado laboral en Estados Unidos dio una sorpresa positiva. Las peticiones de subsidios de desempleo anticipaban 7,5 millones de puestos destruidos. Pero en mayo surgieron 2,5 millones de nuevos trabajos. La tasa de desocupación bajó de 14,7 por ciento en abril a 13,3 en mayo, cuando todos esperaban un repunte al 19 por ciento. En Colombia, el ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, dio el parte positivo al asegurar que ya operan las actividades que representan el 80 por ciento del PIB.

Por eso, es pertinente preguntarse si en verdad lo peor para la economía ya pasó y qué tan pronto se recuperará el país en medio de la convivencia con el virus.

Tocó fondo

Sin duda, el segundo trimestre será el peor en la historia de la economía colombiana y del mundo por las cuarentenas adoptadas en la mayoría de los países. Sin embargo, hay mucha incertidumbre sobre la dimensión de la caída del PIB.

También es cierto que las cifras indican que desde abril, el mes más crítico, ha habido una modesta recuperación. La mayor caída de la demanda de energía, uno de los principales predictores de los niveles de actividad económica, se presentó en las dos primeras semanas de abril con el 15 por ciento. Desde entonces, se ha mantenido una tendencia de recuperación: para mayo cayó alrededor del 10 por ciento y en los primeros días de junio ya iba en un dígito, dice Camilo Alberto Pérez, jefe de Investigaciones del Banco de Bogotá.

Las ventas de combustible y de vehículos, el movimiento de carga por carretera y hasta los registros de movilidad de Google confirman que el mayor choque sobre la actividad habría llegado en abril y que desde entonces hay una leve recuperación, aunque en terreno negativo. La confianza del consumidor que mide Fedesarrollo, por ejemplo, pasó de un mínimo histórico en abril del -41,3 al -34 por ciento en mayo.

El mayor choque sobre la actividad económica ya habría quedado atrás ante la reapertura de algunos sectores.

El Grupo Bancolombia elabora un índice mediante inteligencia artificial, a partir de la información anonimizada de las transacciones de sus clientes y canales de pago, con el cual anticipa muy bien los choques en la actividad económica. Según este índice, conocido como NowCast, la actividad económica habría caído 25,9 por ciento en marzo; en mayo, 19,1 por ciento. En lo corrido del año, la cifra ha alcanzado el 8,3 por ciento.

Desde hace un par de semanas, se observa una tendencia moderada de recuperación en el consumo por la reapertura de más sectores y empresas que poco a poco retoman operaciones, dice Juan Pablo Espinosa, director de Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia. Si se mantiene esta tendencia, la actividad económica mejorará los niveles precrisis en el tercer trimestre, dice.

Pero no hay que cantar victoria. Otros indicadores solo se corregirán a finales del año, lo que indica que la recuperación será más lenta. Por ejemplo, el de los despachos de combustible para aviación, ante la parálisis total del transporte aéreo.

El principal impacto aparece en el mercado laboral. Un análisis de los pagos de nóminas mediante la plataforma del grupo muestra que la tendencia de caída en los puestos de trabajo formales habría continuado en mayo. Por eso proyectan que en el ámbito urbano 6,65 millones de personas estarán ocupadas, una caída de casi 4,2 millones frente a un año atrás. Y a medida que más gente salga a buscar trabajo, la tasa de desempleo podría llegar al 24 por ciento en mayo.

Esto anticipa la dificultad de frenar la tendencia del desempleo como hicieron en Estados Unidos, un mercado totalmente flexible que despide y vuelve a contratar personal a gran velocidad.

De ahí la necesidad de que el país adopte un plan de choque anticíclico y tome medidas adicionales en materia laboral. El Gobierno ha empezado a hablar de una misión de empleo, y los empresarios insisten en la contratación por horas. El debate será intenso.

También es necesario ponerle mayor velocidad a la reincorporación de actividades productivas, con seguridad.

Las cifras muestran que Medellín y Cali reportan señales de recuperación más aceleradas que Barranquilla y Bogotá. El rezago de la capital preocupa, pues responde por una cuarta parte de la economía del país. Es natural que, en la medida en que la economía reabra sus puertas, los números empiecen a verse menos malos.

Los mercados financieros siguen en alerta. La abultada financiación predice una mayor actividad económica. Pero la crisis de 2008 también les enseñó que esas grandes inyecciones de liquidez no necesariamente representan más inversión del sector real, sino que buscan a veces activos financieros.

Tanto en el mundo como en Colombia persisten otros temores. Estos van desde un rebrote del virus hasta la carrera electoral en Estados Unidos, nuevas tensiones comerciales con China y las manifestaciones violentas, que podrían revivir la volatilidad del mercado o acelerar quiebras corporativas.

La corrección de esta semana en las bolsas de valores del mundo es un recorderis de que el panorama no está del todo despejado y podrían venir más ajustes. La Ocde pronosticó una caída de la economía global del 6 por ciento para este año, pero, si hay un rebrote, pasaría a 7,6. Los números para Colombia también se han venido ajustando a la baja. El Banco Mundial prevé una caída del 4,9.

La economía colombiana tocó fondo, pero sigue muy débil. Aún persiste la incertidumbre sobre cuántos empleos borró la pandemia y qué efectos tendrá en el gasto de los consumidores.

Colombia no ha llegado aún al pico de la pandemia, pero la economía no puede seguir más tiempo cerrada.

El país entra en una nueva etapa en la que será clave la responsabilidad de los ciudadanos. No solo está en juego la salud, sino el bienestar económico para poder decir, en verdad, que ya pasó lo peor.