MODA
La preocupación mundial por el coronavirus se ha convertido en una oportunidad de negocio para las empresas de lujo como Louis Vuitton, Gucci y Fendi, que sacaron a la venta tapabocas con diseño, cuyos precios superan los 100 euros ($390.000) por unidad. Aunque este artículo no es efectivo para evitar el contagio, tan pronto dichas marcas pusieron a la venta sus tapabocas, estos se agotaron en sus respectivas páginas web. A la promoción de los tapabocas de lujo han contribuido las celebridades, que en sus redes sociales han publicado fotos suyas usando dichos tapabocas. La apuesta es por personalizar los tapabocas o que estos lleven el logo de la marca de forma visible. Mientras los tapabocas tradicionales están siendo acaparados por muchos comerciantes o vendidos a precios de carestía, los expertos insisten en que estos artículos no ayudan a evitar que las personas sanas adquieran el virus y al parecer tampoco sirven para que los compradores compulsivos sean inmunes al virus de la moda y de gastar por gastar.
CONSUMO
Una década después del brusco aumento en los precios de los alimentos registrado en el periodo 2007-2008, el escenario está cambiando. Por una parte, la producción mundial de todos los productos básicos ha aumentado y en 2017 alcanzó niveles sin precedentes para la mayoría de cereales, carne, lácteos y pescados y, en simultánea, la demanda empezó a disminuir. Además, se prevé que la tasa de crecimiento bajará y que el consumo per cápita de muchos productos se mantendrá estable. Este análisis hace parte de las conclusiones del informe de Perspectivas Agrícolas 2019-2028 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entregado hace unos días. Agrega que los precios de los productos básicos se mantendrán similares durante la próxima década a los actuales o, incluso, se abaratarán entre 1% y 2% anual. Eso se presentaría por las mejoras en la productividad que superan el crecimiento de la demanda y generan una tendencia positiva para los consumidores más pobres, “pero ejercerá presión sobre los ingresos agrícolas”. En el capítulo para América Latina se estima que esta región aumentará su cuota en la venta de alimentos al extranjero del 23% actual al 25% en 2028.