Emprendimiento
Así nació el proyecto que, desde el emprendimiento, le da una segunda oportunidad a población privada de la libertad
El gerente general de iNNpulsa Colombia, Hernán Caballos, habló con SEMANA sobre la puesta en marcha de los Centros Zasca Renacer,
A principios de noviembre, con el propósito de brindar oportunidades de desarrollo productivo y fuentes de ingresos a las personas privadas de la libertad y sus familias, el Gobierno nacional inauguró los primeros tres Centros de Reindustrialización Zasca Renacer del país.
Con una inversión que asciende a $ 1.485 millones, los centros Zasca Renacer ubicados en los Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional (Eron) de Coiba (Picaleña) y El Espinal, en el Tolima, y de Guaduas, en Cundinamarca, beneficiarán a 240 personas privadas de la libertad, a través del fortalecimiento de sus capacidades productivas y emprendedoras en el sector de la confección.
La puesta en marcha de estos tres centros hace parte de la iniciativa macro que aspira a implementar los Centros de Reindustrialización Zasca Renacer en 21 establecimientos de reclusión, con el objetivo de beneficiar a un total de 1.600 personas privadas de la libertad en Colombia, en sectores como metalmecánica, manufactura y confecciones; agroindustria; artesanías, y turismo.
Para comprender cómo fue el nacimiento y desarrollo de este proyecto que, mediante el emprendimiento, busca brindar una segunda oportunidad a las personas privadas de la libertad, SEMANA conversó con Hernán Ceballos, gerente general de iNNpulsa Colombia.
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SEMANA: ¿A partir de qué motivación nace el desarrollo de los Centros de Reindustrialización Zasca Renacer?
Hernán Ceballos (H. C.): Hace unos cuatro años hemos trabajado el tema (...). Eso quedó en stand by y el Ministerio de Comercio nos dijo que teníamos alguna alternativa para poder trabajar con las personas privadas de la libertad, y estaba todo el tema de estos centros de desarrollo productivo. Además, había una cantidad de maquinaria y equipo en las cárceles, que podían ser utilizados plenamente. También había mucho interés de parte de las personas por tener una actividad en la que más adelante pudieran generar ingresos.
SEMANA: ¿Esa maquinaria desde cuando estuvo disponible?
H. C.: Unos cuatro o cinco años. Creo que eso fue una donación de un gobierno –creo que de Canadá– y no se había reactivado.
SEMANA: ¿Estuvo en uso?
Creo que no la habían usado en forma, pero, más que la maquinaria, el tema fue buscar una actividad que pudiera generar ingresos a las personas privadas de la libertad, tanto en la cárcel como pospenados, después de que salgan de la cárcel a ver cómo se les puede ayudar.
SEMANA: ¿Cómo es la ejecución?, ¿quiénes pueden acceder?
H. C.: Básicamente, lo que tenemos es un acompañamiento integral. Se les acompaña en temas de diseño, de procesos productivos, de comercialización, de ayudarles a crear el emprendimiento y de financiación.
En la primera fase vamos a trabajar con un tema de maquila justa, con grandes empresas tanto de afuera como de Colombia. Es mucho más fácil por maquila en este momento por el tema de que ellos entregan las telas y estas personas entregan los productos terminados.
Esta es una alianza entre el sector público, el privado y la academia. También está Uniminuto trabajando en temas con las personas privadas de la libertad.
SEMANA: ¿Qué otras entidades y empresas están involucradas?
H. C.: Está interesado Fabricato con el tema de telas, está Pat Primo y varias empresas grandes. Para ellos funciona, desde el punto de desarrollo productivo, tener proveedores para poder abastecer la demanda. En este momento hay un déficit de personas en temas de confecciones, no se consigue tan fácil el personal para trabajar en confecciones.
SEMANA: ¿Qué impacto han tenido los Centros Zasca Renacer en la población carcelaria que ha participado?
H. C.: El programa lleva un mes y todo se ha centrado en temas de capacitación y alistamiento para darles paso a las fases más grandes. Pero ellas ya tienen habilidades, se ha trabajado en su fortalecimiento y se espera comenzar a trabajar en diseño y mejoramiento productivo.
Los centros de reclusión que tienen esas fábricas son fábricas con todas las de la ley, en cuanto a dimensiones y distribución de planta. Son fábricas modernas las que tienen en esos centros de reclusión.
SEMANA: ¿Cómo ha sido la recepción de la población carcelaria a este proyecto?
H. C.: Una característica es que muchas son mujeres que han sido privadas de la libertad por tráfico al menudeo de drogas. Son mujeres que tienen uno o dos hijos que les tocaba alimentar. Básicamente, el problema era que no tenían más alternativas y se dedicaron a eso. Cuando vieron la posibilidad de hacer un negocio legal y para el que ellas tienen habilidades, les gustó la cosa, porque pueden generar mayores ingresos de los que generaban antes, pero con una actividad legal que pueden ejercer sin ningún problema.
SEMANA: ¿Por qué desde iNNpulsa consideran importante apostarle a este tipo de proyectos?
H. C.: Nosotros trabajamos el tema de innovación y emprendimiento. Básicamente, consideramos que el emprendimiento debe ser para todas las personas, tanto de altos ingresos como de bajos ingresos.
Para la población de bajos ingresos o personas vulnerables es donde hay una participación más activa del Estado, ayudándoles a generar ingresos, no desde el punto de vista asistencial, sino de ayudarles a generar capacidades productivas por parte de ellos.
SEMANA: ¿Qué inversión han tenido los Centros Zasca Renacer y cómo ha sido distribuida?
H. C.: La inversión inicial en la primera fase ha sido de unos 2.000 millones de pesos. Alrededor de 600 millones por cada cárcel en las tres que inauguramos (Picaleña, El Espinal y Guaduas). No son inversiones tan altas, pero tienen un impacto muy grande. Para 2024 pensamos abordar alrededor de 20 centros carcelarios.
La distribución de la inversión se ha centrado en crear capacidades, en temas de acompañamiento, entrenamiento, diseño (...). Prepararlos en temas de producción y cómo se maneja un emprendimiento.
SEMANA: ¿Cómo es la dinámica?
H. C.: Son cohortes. Por ejemplo, en una primera cohorte entran 80. A los cuatro o seis meses entrará otra cohorte, pero siguen vinculados al centro de desarrollo productivo. Ellos siguen produciendo y hay que acompañarlos. La idea es cada seis meses ir cambiando la cohorte.
SEMANA: Para 2024 aspiran a estar en 20 centros carcelarios, ¿qué otros elementos planean fortalecer?
H. C.: Estamos montando un plan de Zasca a nivel nacional. Haremos un Zasca no solo para los pospenados, sino para todo el mundo. Estamos hablando con el sistema financiero y las bancas de desarrollo del gobierno para ver cómo les podemos dar crédito para que compren su maquinaria. Lo mismo ocurre con la materia prima, si trabajan bajo el concepto de maquila, pues la materia prima la aportan las grandes empresas. Hay diferentes formas. Hay unas que darán empleabilidad, otras emprendimiento (...). Para esta población es mucho más fácil el tema de emprendimiento que de empleabilidad. En la práctica hay resistencia para acoger a estas personas en las fábricas, y ellas se sienten más cómodas con su propio emprendimiento.
SEMANA: Una vez finaliza la cohorte o salen de la cárcel, ¿qué trazabilidad tienen los emprendimientos gestados en el marco del programa?
H. C.: Siguen vinculados a través de los Zasca. Ya al salir de la cárcel la cosa es diferente, les toca enfrentarse al mercado, pero yo he visto muy buena calidad y habilidades por parte de ellos. Y ya los conocen los grandes empresarios, seguramente querrán trabajar con ellos.
SEMANA: Aunque es prematuro, ¿proyectan que los productos terminados en los Centros Zasca Renacer puedan tener un alcance en mercados internacionales?
H. C.: Estamos en ese proceso. Trabajamos el concepto de maquila justa, supervisado por Naciones Unidas. El tema de trabajo carcelario no se puede dar en cualquier condición. Pero sí, estamos trabajando algunos temas de exportación. La calidad es muy buena.