Negocios
Colombianas se destacan en estudio global sobre emprendimiento: ¿por qué les fue bien?
Las mujeres del país suelen ser más innovadoras que los hombres al momento de hacer empresa. Les interesa más aportar a la sociedad que crear un patrimonio propio.
Aunque cada vez más hay más mujeres empresarias, ellas siguen siendo minoría en el mundo, pues solo uno de cada tres negocios tiene como propietaria a una mujer. Pese a esto, aquellas que deciden independizarse y ser sus propias jefes tienen cada vez más características en las que superan a los hombres. Así lo sostiene el más reciente reporte del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en el cual entrevistaron a miles empresarias alrededor del mundo y las colombianas obtuvieron una evaluación destacada.
Según el estudio, las mujeres en Colombia tienen el doble de probabilidades que los hombres de vender productos o servicios innovadores (45,5 % vs. 24,1 %). Esto las ubica en el grupo con las tasas globales más altas de mujeres que ofrecen productos innovadores y que está conformado por Emiratos Árabes Unidos (50,7 %), Colombia (45, 5%), Catar (45,2 %) y Canadá (45,1 %), mientras que las tasas más altas de innovación para los hombres están en Luxemburgo (55,9 %), Panamá (45,3 %) y Alemania (44,8 %).
La principal razón para crear empresa, tanto en hombres como en mujeres, está en la escasez de empleos formales o bien remunerados. En el caso de las colombianas emprendedoras, 82,1 % dijo que esa fue su motivación para montar su negocio. La segunda razón es porque se quiere hacer una diferencia, ayudar a la comunidad o a la sociedad, también está la tradicional familiar y finalmente el deseo de crear un patrimonio y volverse rico, una aspiración en la que las mujeres están rezagadas frente a los hombres.
Impacto de la pandemia
Paralelamente, la razón más común para cerrar una empresa está en su baja rentabilidad, pero el año pasado, que fue cuando se realizó el estudio, la pandemia del coronavirus ocupó ese lugar. En Colombia 43,8 % de aquellas que cerraron sus negocios en 2020 se vieron forzadas a hacerlo por las cuarentenas y los cierres y 19,67 % por la baja rentabilidad.
De hecho, América Latina fue unas de las regiones en donde más se acabaron negocios por esta causa. El GEM señala además que las latinoamericanas tienen las tasas de cierre de empresas más altas del mundo frente a los hombres: 20 % de diferencia, lo que sugiere un alto nivel de volatilidad e incertidumbre en sus mercados. Con todo, en la región son las colombianas las que tienen menores diferencias con los hombres a la hora de tomar la decisión de acabar una empresa.
Otro tema al emprender tiene que ver con la determinación de si hacerlo solo o en sociedad. Entre las latinoamericanas hay 40 % más de probabilidades de no tener socios que entre los hombres. Son las guatemaltecas las que más prefieren trabajar solas (64,5 %), mientras que las colombianas tienen el dato más bajo (15,7 %), es decir, que acá mayoritariamente prefieren hacer empresa en compañía.
Las creencias y percepciones culturales también influyen en la actividad empresarial. En América Latina es ampliamente aceptado que las mujeres emprendan y, de hecho, es una de las regiones del mundo en donde más se apoya el emprendimiento femenino. El mayor reconocimiento en este frente lo tiene Guatemala y el más bajo Uruguay, mientras que Colombia, Guatemala y Panamá sobresalen por tener paridad de género en las condiciones para montar un negocio.
El informe reitera que las emprendedoras colombianas son más innovadoras que sus colegas hombres (por cada hombre innovador hay 1,9 mujeres), mientras que sus las brasileñas son más proclives a la exportación (1,8 mujeres exportadoras por cada hombre). “Teniendo claras estas cifras, se deberían enfocar las políticas públicas para ayudar a las mujeres emprendedoras a expandir su enfoque a más mercados dentro y fuera de sus países”, sostiene el GEM
En el mundo existen unas 274 millones de mujeres involucradas en el desarrollo de nuevos negocios y de ellas 139 millones son propietarias y 144 millones son inversionistas formales e informales.