Finanzas
¿Cómo saber si una persona es buena paga? Esta ‘fintech’ parece tener una solución
Quienes tienen reportes negativos en centrales como Datacrédito o no tienen empleos formales son considerados como sujetos de alto riesgo crediticio, pero en la información de sus teléfonos celulares podría estar la clave para que consigan financiación.
La mayor dificultad a la hora de prestar dinero no radica tanto en contar con los recursos, como en poder determinar si el beneficiario va a ser capaz de honrar su deuda. Para responder esa pregunta, las entidades financieras tienen departamentos completos de medición de riesgo y, por eso, a los interesados les piden desprendibles de nómina, fiadores y referencias, al tiempo que consultan las centrales de información crediticia (Datacrédito y TransUnion) para conocer su historial de pagos.
El problema está en aquellas personas que trabajan como independientes o tienen un empleo informal y, por lo tanto, no cuentan con desprendibles de nómina, o que tienen reportes negativos en las centrales de información crediticia. Este grupo, en su mayoría conformado por personas de escasos recursos, suele ser excluidos de la banca tradicional y sus prestamistas son los llamados gota a gota o pagadiario, a los cuales no les preocupa mucho la medición del riesgo porque usan la violencia para recuperar su cartera.
Este panorama le impresionó a la española Victoria Blanco Alegría, quien había llegado al país para trabajar con una consultora que estudiaba alternativas de servicios para la llamada ‘base de la pirámide’ y tras aprender sobre ese segmento de la población, junto con un socio colombiano, se dieron cuenta de que una de las primeras acciones para atender este grupo radica en facilitarle el acceso a crédito. Así crearon Ábaco, una empresa financiera de base tecnológica (’fintech’) que desarrolló un nuevo modelo de calificación crediticia que promueve la inclusión financiera.
Lo que hace Ábaco es tomar la información de los teléfonos inteligentes de las personas y con ella elaborar un pronóstico de su capacidad de pago. “Nos dimos cuenta de que lo que les falta a estas personas para progresar es el acceso a financiación, viven muy al día y para desarrollar un negocio propio o crecer lo que ya tienen necesitan capital”, explica Blanco Alegría y dice que la amplia penetración de los celulares en la base de la pirámide es la que facilita el trabajo de Ábaco.
Lo más leído
Su modelo de riesgo no analiza lo que postean los potenciales clientes en las redes sociales, pues en ellas solo se ve un mundo perfecto, dado que nadie publica sus tristezas ni sus dificultades; lo que ven es el comportamiento del usuario en aplicaciones como Rappi o Mensajeros Urbanos y allí pueden ver cuántas órdenes reciben y cumplen o cuánto ganan por propinas.
Sin embargo, los clientes de Ábaco no son quienes aspiran a tener un crédito, sino las entidades financieras que les prestan, por eso se denominan una fintech B2B (Business-to-Business).
Menos morosidad
Ábaco arrancó sus operaciones a finales de 2019 en Colombia y México, ambas naciones con un grave problema de informalidad y la necesidad de aumentar su inclusión financiera. Su cofundadora logró atraer inversionistas españoles para financiar la empresa y hasta ahora los resultados les han mostrado el potencial de la compañía.
“Los sistemas tradicionales de crédito solo consiguen aprobar al 15 % de la población no bancarizada y con una tasa de mora media del 35 %. En cambio, con este sistema, que consiste en un modelo de puntuación, se puede lograr una aprobación del 40 % y una morosidad del 2 %”, explica.
La CEO de Ábaco agrega que tener el perfil del cliente ajustado a su realidad financiera permite ofrecerle productos de crédito con mejores facilidades para el pago de sus cuotas. El objetivo final es que las instituciones financieras sientan confianza para atender al segmento de la población que tradicionalmente se etiqueta como de alto riesgo.
Ábaco, que se encuentra preparando una segunda ronda de financiación, trabaja por ahora con domiciliarios de diversas plataformas que reciben parte de las ganancias a través de sus smartphones, así como con usuarios de las billeteras virtuales (tipo DaviPlata o Nequi), en donde han construido la tecnología necesaria para establecer la trazabilidad de sus movimientos.
Esta medición de riesgo les ha servido, por ejemplo, a domiciliarios venezolanos, que no tienen historial crediticio en Colombia, para adquirir financiación en la compra de una moto, la cual se convierte en un instrumento para mejorar sus ingresos.
Blanco Alegría dice que el siguiente paso de la empresa será expandir su operación a Perú y Centroamérica.