Negocios
Estos emprendimientos ven la transición energética como un buen negocio, ¿qué es lo que hacen?
Energía solar, patinetas eléctricas ‘made in Colombia’ y tecnología para medir la huella de carbono son algunos de los productos y servicios de empresas que la están rompiendo en el mundo de la eficiencia energética.
Los campos en los que los colombianos buscan emprender y crear nuevos negocios son cada vez más diversos. De la idea de tener un taxi o montar una tienda se ha pasado paulatinamente a propuestas más sofisticas que no solo incluyen la tecnología, sino que también tienen propósitos sociales, como ayudar en la necesaria transición energética.
En ese plan están los más de 200 emprendimientos del mundo de la energía y provenientes de 12 países que concursaron para ganarse un cupo en el programa de aceleración de Rockstart e ISA, el cual les promete ayudarles a crecer mediante acceso a mentores de reconocimiento mundial, conexiones de negocios y oportunidades de financiamiento.
Los aspirantes eran de Colombia, México, Chile, Ecuador, Brasil, Perú, Argentina, El Salvador, España, Bolivia, Paraguay y Reino Unido y los seleccionados no tienen que entregar acciones, equity o pago a cambio del programa. La idea es que al final estas startups tengan un crecimiento que al menos duplique su tamaño, el cual deberá venir acompañado de generación de empleos y la contribución al desarrollo de los territorios.
Del grupo total fueron escogidas 10 empresas, 8 de las cuales son colombianas y según Santiago Hoyos, director corporativo de Innovación de ISA, entre los aspirantes había alto nivel de conocimiento técnico y la necesidad común de contribuir a la aceleración de la transición energética de la región. “Tenemos muchos proyectos e identificaremos oportunidades de trabajo conjunto con las empresas de ISA y Grupo Ecopetrol”, explicó el directivo.
Todo en uno
Rocasol, liderada por Santiago Rodríguez, es un “one stop shop”, pues ofrece varios servicios relacionados con la energía solar. En su ecosistema, las personas pueden encontrar instaladores de paneles y ayuda para encontrar financiación, mientras que a quienes ofrecen dichos servicios les ayudan a mejorar su volumen de ventas, así como a colocar deuda verde de calidad.
La historia de Rocasol se remonta a su fundación en 2020 por tres apasionados de la eficiencia energética: Martín Carbonell, ingeniero industrial, Juan Pablo Michelsen, quien dejó Itaú para unirse al proyecto, y Santiago Rodríguez. Su visión es ayudar a generar energía económica y accesible para todos. Su argumento de venta se basa en el hecho de que con energía solar es posible ahorrar hasta un 90% en las facturas de energía, lo cual es especialmente relevante en América Latina, donde el 10% del ingreso promedio de un hogar se destina a pagar la electricidad.
Los fundadores de Rocasol iniciaron su negocio como instaladores de energía solar, pero pronto se dieron cuenta de que lo que más se requería en este negocio eran opciones de financiamiento, así que inspirados por el libro La Estrategia Inteligente de Alejandro Salazar, tomaron la decisión de reenfocar su negocio. Como aún no tenían financiamiento directo de los bancos, lograron estructurar una ronda de capital con amigos y familiares.
Hoy en día, Rocasol cuenta con 1.300 clientes en lista de espera para financiamiento, lo que representa un total de 34 millones de dólares. Han desembolsado 17 créditos y tienen presencia en el 70% del territorio nacional. Confían en que su participación en el programa de aceleración de ISA les permitirá innovar y mejorar su eficiencia en los procesos tecnológicos y de capital.
La ‘Apple’ de las patinetas
Hakuna es una empresa que tiene como objetivo mejorar la movilidad en Latinoamérica a través del diseño y fabricación de patinetas y otros vehículos eléctricos. Su apuesta es hacia la micromovilidad sostenible y accesible, en un contexto donde los automóviles eléctricos son aún costosos para la mayoría de la población.
El camino de Hakuna comenzó cuando sus tres socios, dos ingenieros de la Universidad Nacional y un diseñador de producto de Eafit, participaron en una competencia de vehículos eléctricos y se consagraron campeones. Este logro les hizo darse cuenta de que en Colombia se puede desarrollar tecnología de talla mundial, y aunque inicialmente pensaban fabricar carros eléctricos, pronto se dieron cuenta de que había una oportunidad en el mercado de patinetas eléctricas. Observaron que muchas de las que llegaban al país estaban diseñadas para vías planas y sin huecos, como las europeas, y que no había una evolución significativa frente a las patinetas de juguete. Así surgió la idea de crear una solución de movilidad para clientes de 20 a 55 años, cómoda y segura.
Lo que diferencia a Hakuna es que no hacen ensamble, sino que crearon un producto propio a partir de un mix entre bicicleta y patineta, permitiendo a los usuarios ir de pie o sentados. Después de seis meses de arduo trabajo en el diseño, crearon su primer prototipo. Aunque aún no tenían las patinetas construidas, publicaron las fotos de su idea en redes sociales, aclarando que la entrega sería a plazo. A pesar de esta condición, lograron vender las primeras 10 unidades a personas que creyeron en su idea sin siquiera conocerlos. Con el dinero obtenido de estas ventas, importaron los insumos necesarios para fabricar su primer lote en 2021, y pudieron producir las primeras 50 unidades.
Pablo Andrés Pantoja, CEO de Hakuna, explica que su visión no era ser simplemente otra empresa de patinetas, sino convertirse en el “Apple” de las scooters, ofreciendo un producto por el cual la gente esté dispuesta a pagar más. Para ellos, la competencia no está en el precio, sino en la calidad. Es por ello que lanzaron sus scooters casi a pérdida en sus inicios, con un precio de 2,8 millones de pesos, pero hoy valen 6,5 millones de pesos.
A pesar de haber nacido durante la pandemia, Hakuna ha sabido adaptarse a las circunstancias. Su primer lanzamiento se hizo de forma remota y digital, ya que no contaban con una tienda física donde los compradores pudieran ver y probar las scooters. Una de las ventajas de su producto es que su mantenimiento es similar al de una bicicleta, lo cual lo hace atractivo para los usuarios. Por ahora, Hakuna solo vende en Colombia, porque están afinando su servicio postventa, pero tienen la meta de comenzar a exportar.
Midiendo la huella
El mexicano Nicolás Bodek es el fundador de Bono, una empresa que utiliza inteligencia artificial para ayudar a las empresas a calcular y reducir su huella de carbono. Posteriormente, conecta a sus clientes a un marketplace de servicios de descarbonización, que abarca temas como energía renovable e hidrógeno verde, para que puedan implementar soluciones sostenibles en sus operaciones.
Bodek es ingeniero en desarrollo sostenible y antes de emprender trabajó en una startup californiana que operaba en México, así como con Iberdrola en el sector comercial. Durante su tiempo en estas empresas, se dio cuenta de la barrera económica y el desconocimiento que enfrentaban las empresas al intentar calcular y reducir su huella de carbono, ya que las únicas opciones disponibles eran consultoras internacionales que tienen costos elevados, entre 15.000 y 20.000 dólares. Esto lo motivó a crear Bono, con el objetivo de democratizar el acceso a herramientas de descarbonización.
Bono comenzó sus operaciones el año pasado, su primer cliente fue la multinacional cervecera AB Inbev. Hasta ahora, han medido más de 40.000 toneladas de CO2 y han trabajado con más de 15 proveedores de servicios y más de 12 usuarios. En 2022, lograron generar ingresos por 50.000 dólares, lo que demuestra el potencial de crecimiento de la empresa.
Con el apoyo de Rockstart e ISA, Bodek ha estado enfocado en definir las métricas y los pasos necesarios para alcanzar su objetivo de convertirse en la plataforma líder en América Latina para que las empresas puedan calcular y reducir su impacto ambiental.