Emprendimiento
Los tres compañeros de universidad que de las aulas pasaron a vender US$ 1 millón
Su mercado es el de accesorios para hombres, empezaron importando productos y hoy todo lo fabrican en el país. Para arrancar, cada socio puso 900.000 pesos hace cuatro años. Esta es su historia.
Hacer empresa con los amigos de la universidad es el sueño de muchos estudiantes, pero pocos logran convertirlo en realidad. Una de esas excepciones es la firma colombiana Lazo, que le apostó hace cuatro años al mercado de accesorios para hombres y hoy ya factura más de un millón de dólares.
Sara Marín, Salomón Hakim y Martín Carvajal son los tres administradores de empresas que le dieron vida a Lazo, una firma que ha logrado un importante reconocimiento gracias a las redes sociales. Sabían que querían entrar al mercado de accesorios para hombres, que es menos competido que el de mujeres y tiene, por ende, menos innovación. Su primer producto fueron cinturones trenzados elásticos, que no existían en el mercado colombiano. Comenzaron vendiendo por Instagram. Les fue bien con su primer pedido, que lo habían traído de China para probar. En total importaron cien unidades que vendieron rápido. Luego se animaron a pedir mil y en ese punto se dieron cuenta de que ya estaban listos para producir localmente y encontraron un fabricante en Cali.
Cada socio aportó 900.000 pesos para arrancar la empresa, que bautizaron Lazo y como les fue bien en sus primeros días, su inexperiencia los llevó a pensar que podían dar el salto de Instagram a tiendas físicas y montaron tres islas en centros comerciales. “No fue la mejor decisión porque los costos fijos eran elevados y, encima, en ese momento llegó la pandemia. Una isla nos duró 15 días, otra ocho días y con la que más aguantamos, estuvo abierta un mes. El flujo de caja quedó muerto porque ahí habíamos invertido todo, debíamos la producción y los arriendos de las islas por adelantado”, recuerda Sara, quien se desempeña como gerente de mercadeo.
Esa situación los llevó a la fuerza a entrar al e-commerce. Hicieron una fuerte apuesta por la pauta digital y empezaron a vender en toda Colombia. Ese fue el punto en el que realmente creyeron que podrían vivir de Lazo y dedicarse a la empresa de tiempo completo (para ese momento Martín trabajaba en un banco, Salomón estaba haciendo prácticas en una cadena de restaurantes y Sara aún no se había graduado).
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Los pedidos ya no cabían en la casa de la mamá de uno de ellos que les había cedido un espacio para que probaran con su negocio. Así, en el primer año vendieron 60 millones de pesos y en el segundo 600 millones, lo que los motivó a enfocarse de tiempo completo a la empresa. Montaron una oficina en Quinta Camacho en Bogotá, y desde allí se dedicaron a buscar nuevas ideas para no depender solo de los cinturones. Como resultado, empezaron a vender billeteras, tarjeteros, joyería para hombres, accesorios para escritorio y maletas de golf.
En 2021 empezaron a exportar. Su primer destino fue México, en donde aspiran a abrir una sucursal, y luego entraron a Estados Unidos. Jornadas como las del Día sin IVA fueron también un gran propulsor para su negocio. “En el primero éramos nosotros tres más un empacador, esperábamos que fuera una muy buena jornada de ventas y así lo fue, pero de nuevo la inexperiencia nos salió cara y no tuvimos en cuenta que en este tipo de promociones, gran parte del trabajo es servicio al cliente y la cadena logística para poder entregar los paquetes”, confiesa Sara y dice que tras ese primer día sin IVA empezaron a contratar personal: una diseñadora, dos despachadores de pedidos y una persona de servicio al cliente. Hoy son 22 y ya volvieron a abrir tiendas físicas. Tienen tres en Bogotá, en los centros comerciales El Retiro, Andino y Parque la Colina y emplean a dos vendedores por tienda.
Aunque tienen claro que no están solos en el mercado de hombres, su apuesta es la de producir “accesorios simples, pero extraordinarios”. Si bien les han llegado propuestas de inversionistas para inyectarles capital y adquirir parte de Lazo, sus tres socios creen que lo podrán seguir haciendo solos, con paso lento, pero seguro, así como siendo muy juiciosos con los gastos. Eso los ha llevado a reinvertir todas las ganancias.
Este año, pese a la caída del consumo y a la alta inflación, esperan poder crecer 30 %, ampliando su portafolio de productos. También quieren iniciar su expansión con tiendas físicas en a nivel nacional en Medellín, Cali, Cartagena y Barranquilla