Emprendimiento
Mujeres víctimas del conflicto en el país ahora son emprendedoras
La iniciativa ha logrado apoyar a más de 5.000 mujeres en todo el territorio donde operaron grupos al margen de la ley.
El conflicto armado en Colombia dejó miles de víctimas en diferentes puntos del territorio, hombres, mujeres y niños de todas las edades terminaron envueltos en una guerra que no era propia, pero las nuevas oportunidades llegaron para centenares de ellos, como Celia Mosquera, quien es ahora emprendedora.
En el Pacífico nariñense, específicamente en el municipio de Tumaco, Cecilia creó el emprendimiento Altamisa Tradicional; Celia es una joven víctima del conflicto que rescata sus raíces indígenas y afrocolombianas por medio de la elaboración de productos que ella denomina como ‘cosmética ancestral’.
Sus productos son hechos con plantas medicinales y frutas que se dan en la región, algunas cultivadas por ella misma y otras compradas a mujeres de otras veredas, hoy son vendidos en los mercados locales, en la puerta de su casa y promocionados en sus nuevas redes sociales.
La idea del negocio de Celia se materializó e impulsó por el acompañamiento socio- empresarial que le brindó el programa Empropaz, a través del cual pudo acceder a un crédito semilla en condiciones especiales de Bancamía, junto con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y en alianza con la Corporación Mundial de la Mujer Medellín y la Corporación Mundial de la Mujer Colombia.
La última opera desde hace cuatro años, especialmente en 92 municipios afectados por la violencia y la pobreza, permitiendo que mujeres emprendedoras encuentren oportunidades en medio de escenarios con muchas barreras.
Dicha entidad financiera se ha enfocado en brindar créditos productivos a 348.000 microempresarios, de los cuales el 55 % son mujeres, y de ellas, 89 % son vulnerables desde el punto de vista de sus ingresos y 37 % tienen educación primaria a lo sumo.
Además, esta labor se ha complementado con el programa que ofrece formación especializada a las emprendedoras de 17 departamentos, acompañándolas en la generación de habilidades en temas como marketing digital, innovación de productos, planeación estratégica, desarrollo tecnológico y educación financiera: conocimientos que les permitan crear un negocio o fortalecer los que ya tienen.
Con este proceso de capacitación, Celia, por ejemplo, aprendió a administrar con nuevas herramientas sus redes sociales y manejar WhatsApp Business; adicionalmente, aprendió a realizar un flujo de caja y llevar de manera adecuada su contabilidad.
Los departamentos son principalmente Cauca y Antioquia, con casi 6.000 mujeres, 60 % de ellas cabeza de hogar y 44 % víctimas del conflicto, han sido formadas como empresarias, permitiéndoles llevar sus ideas de negocio a la realidad.
Parte de estas mujeres atendidas durante los cuatro años que lleva en marcha el Programa son migrantes venezolanas, quienes han encontrado un espacio no solo para adquirir habilidades empresariales, sino además una oportunidad para acceder al sistema financiero y recibir orientación psicosocial, facilitándoles la inserción al aparato productivo y la adaptación al nuevo contexto social y cultural al que llegan.
En el caso de Celia Mosquera, quien se graduará este mes como licenciada en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario después de mucho esfuerzo, ha nacido una nueva visión de vida, pues hoy se siente una empresaria que ha alcanzado muchas metas, tales como tecnificar sus procesos de producción y empaque de aceites, cremas, tónicos y jabones orgánicos con propiedades medicinales.
Por otro lado, los ingresos obtenidos con Altamisa Tradicional le han brindado la posibilidad de mejorar su calidad de vida y la de sus padres, quienes son parte importante en su emprendimiento, pues son ellos los dueños de las fórmulas de esta cosmética ancestral.
“Todo ese dolor vivido por el conflicto ha sido sanado a través de mi emprendimiento y en ese proceso, Bancamía y Empropaz han sido como unas madres que me han acompañado para aprender a caminar con mi negocio e impulsarlo. Altamisa me ha permitido crecer y tener un objetivo sobre lo que quiero para mí en dos años, sin olvidar quién soy y de dónde vengo, porque eso define mi visión de a dónde voy a estar”, afirma Celia.