EMPRESAS RESPONSABLES
Vinicia: la cervecería que convierte sus residuos en zapatos
Se trata de una apuesta por la economía circular, en la que no solo se busca aprovechar las nuevas tendencias de consumo, sino también marcar la diferencia a la hora de hacer empresa.
En los últimos años se ha presentado un auge tanto en la producción como el consumo de cerveza artesanal. Es más, en 2019, esta industria llegó a aportar cerca de 0,5 por ciento en el sector cervecero y una producción de 8 millones de litros por año.
Motivado por esto, así como por la idea de aportar cambios importantes en la sociedad y por una necesidad de crear un negocio que fuera ambientalmente responsable, Nicolás Ramírez Osma, ingeniero químico de la Universidad de los Andes, decidió conseguir silos y máquinas, con el fin de investigar, probar y hasta capacitarse en Bélgica, para posteriormente abrir las puertas de Vinicia, donde vende variedades de cerveza artesanal tipo Ale.
Abrir este bar y cervecería fue todo un reto, teniendo en cuenta que nació en plena pandemia y tuvo que iniciar sus funciones solo con domicilios. Apenas el Gobierno dio inicio a la reactivación económica, el negocio abrió sus puertas con todas las normas de bioseguridad, además con una oferta que incluye enseñar sobre la cultura cervecera.
Según el último informe de Euromonitor, aunque la cerveza fue de las bebidas alcohólicas que menos se vio afectada por la crisis de la covid-19, puntualmente el sector de las artesanales estuvo un poco más golpeado por las restricciones en el comercio y las cuarentenas. De todos modos, en Vinicia puntualizan que en 2021 y 2022 se espera un impulso de la industria de la cervecería artesanal, debido en gran parte a las medidas de reactivación económica, así como por la creciente curiosidad de los consumidores por nuevos productos y productores artesanales .
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Aunque Vinicia ya está abierto al público, su lanzamiento oficial es el jueves 2 de septiembre.
Si la vida te da cerveza, ¿haces zapatos?
Aferrándose a su idea original, Nicolás contó con el apoyo y conocimiento de su amigo, el ingeniero ambiental, David Felipe García; juntos identificaron -después de una serie de investigaciones y pruebas- que la idea de negocio podía ir más allá de la venta de cervezas de diversas notas para todo tipo de paladares: se podía aprovechar los residuos de la cerveza y convertir el afrecho en suelas para zapatos.
Hoy por hoy, Ramírez y García fabrican calzado deportivo; ofrecen tres referencias de esta línea que mezcla el cuidado del medio ambiente y la moda.
“Todo comenzó al darnos cuenta de que la producción de calzado se basaba en una producción en línea, la cual terminaba en rellenos sanitarios, en alcantarillas y en los océanos. Entonces, a partir de esto, empezamos a ver cuál podría ser nuestro aporte, y por las investigaciones, nos dimos cuenta de que los zapatos están devaluados por las importaciones desde China, pero teníamos las máquinas, podíamos dar empleo y ganas de hacer la diferencia. Fue así como pusimos a volar nuestro ingenio colombiano y, luego de varios prototipos, lo conseguimos” manifestó Nicolás Ramírez Osma.
“La ecoconcepción del producto se basa en que no se afectará la vida útil del calzado, pero que tiene el principio inmerso en su elaboración, por eso, nos dimos cuenta de que podríamos juntar lo mejor del mundo cervecero, con un buen look, pero sin olvidar aportar para el cuidado y conservación del planeta. De esta manera aplicamos el concepto de simbiosis industrial: los residuos de una industria son la materia prima de otro” adicionó David Felipe García.
Responsabilidad al máximo
Como si no fuera suficiente con esta producción responsable, Vinicia dispuso unos puntos de reincorporación para cuando su calzado llegue al fin de su vida útil, para asegurar el destino biodegradable de estas prendas. Así mismo, los clientes que lleven allí estos zapatos, para su reincorporación, podrán recibir incentivos, como bonos de consumo en zapatos o en cerveza. De igual manera, los residuos de la cerveza no aprovechados en la elaboración de zapatos, serán convertidos en alimentos para mascotas, que a su vez serán donados a fundaciones de animales en condición de calle.
Como gestores de cambio, los emprendedores buscan aportar “su grano de afrecho” en pro de una economía circular, fomentar los negocios con enfoque sostenible y responsable social y ambientalmente.