Agroindustria
Baja el consumo de leche en Colombia, al tiempo que cae la producción, ¿qué está pasando?
Aumento en los precios, menores ingresos de los hogares y hasta tendencias que promueven las llamadas ‘leches’ vegetales tienen afectada a esta industria.
En los últimos dos años el consumo de leche en el país ha tenido importantes disminuciones. En 2022 se redujo 9 % y en 2023 un 6 %. Aunque en 2024 se detuvo la caída, en Asoleche, gremio que reúne a los industriales del sector, advierten que es necesario recuperar el consumo, no solo por un tema nutricional, sino también para que el país mejore su capacidad de autoabastecimiento de esta bebida.
A pesar del menor consumo, el país no cuenta con la capacidad de producir toda la leche que necesita. Actualmente, solo cubre el 89 % de la demanda, y el resto debe ser importado, especialmente leche en polvo (muy utilizada como insumo en la industria de alimentos) y derivados lácteos como quesos maduros.
Ana María Gómez Montes, presidenta ejecutiva de Asoleche, atribuye la baja en el consumo de leche a una menor capacidad adquisitiva de los colombianos, así como a la inflación, lo que ha llevado a numerosos hogares a privarse de algunos artículos de la canasta básica o a remplazarlos.
A abril de 2024, la inflación iba en 10,13 % y la leche se ubicaba entre los productos con menor carestía con un alza de 2,10 %. Así mismo, los quesos registraban variaciones de 2,65 % y otros derivados lácteos de 5,85 %, según las cifras del Dane. La gran excepción es la mantequilla de vaca, cuya inflación es de 11,64 %.
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Las estadísticas que lleva la consultora Raddar indican, sin embargo, que la inflación de no durables en abril de 2024 (7,34 %), la cual incluye los bienes que componen el mercado de los hogares, como la leche, es ligeramente mayor que la de marzo de 2024 (7,30 %). A eso se suman los impuestos a los alimentos ultraprocesados, los cuales también han afectado el bolsillo de los consumidores.
Gómez Montes indica que la compra de leche también ha estado afectada por las tendencias que promueven el consumo de leches vegetales, a las que considera válidas, pero no sustitutos reales, dado que no tienen las mismas calidades nutricionales. “Es un tema cíclico que tiene mucho que ver con modas; en el pasado fue contra los huevos que eran considerados terribles para la salud, pero eso ya se revirtió. Ahora resulta que de un tiempo para acá todos son intolerantes a la lactosa, pero eso no es realidad para la mayoría, solo para unos pocos y la leche no se debe sustituir, en especial entre los niños en edad de crecimiento y las personas de la tercera edad”, sostiene.
La dirigente gremial acepta que los precios de la leche al consumidor han subido en los últimos años y esto lo atribuye a fenómenos como las bonificaciones que la industria les pagó a los productores entre 2021 y 2023, a los problemas logísticos globales que se presentaron en la era poscovid, a los nuevos impuestos a los plásticos de un solo uso y a los ultraprocesados, en donde aún persisten dudas con respecto a algunos derivados lácteos como los quesos.
El resultado de los mayores precios y el menor consumo hizo que la industria láctea incrementara sus inventarios de manera considerable. Hoy están entre 23 y 30 días, un nivel muy alto teniendo en cuenta la corta vida de alimento. Ese nivel de inventarios equivale a 200 millones de litros.
Alta informalidad
Otro de los problemas de la leche en el país está en su elevada informalidad, pues 50 % de lo que se produce proviene de ganaderos pequeños sin infraestructura, ni condiciones suficientes de inocuidad e higiene. Tampoco cuentan con tanques de acopio y eso hace que la industria formal no les pueda comprar.
Las empresas asociadas en Asoleche acopian 40 % de la producción del país. La presidenta del gremio cree que para mejorar la productividad se debe trabajar con toda la cadena y para aumentar el consumo, una alternativa que estudian los industriales consiste en ampliar su portafolio para tener productos más accesibles a distintos estratos.
Igualmente, la idea sería poder remplazar importaciones, que hoy se traen de Estados Unidos y de Bolivia, en particular de leche en polvo.
“Ahí tenemos una oportunidad de mejora porque la leche en polvo colombiana es más cara que la importada y eso se evidencia en que la industria de galletería nacional que exporta a Europa, la cual debe usar leche en polvo importada porque la colombiana no cumple con los requerimientos de la Unión Europea por rastros y presencia de hormonas o de antibióticos en la leche, eso a nivel de costos es grande”, lamenta la dirigente gremial e insiste en que en los últimos cinco años la importación de lácteos ha sido siete veces más de lo que el país es capaz de exportar y hoy representa 6 % de la producción nacional de leche, que el año pasado fue de 7.097 millones litros de leche cruda, un poco debajo de los 7.414 millones de 2022. En esa merma influyen temas como el clima y el menor consumo.
Para discutir estos temas y buscar soluciones conjuntas, Asoleche realizará su congreso anual en Medellín del 5 al 6 de junio.