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Carbón vs. Cobre: Duelo de minerales en la transición energética
Una batalla silenciosa se libra bajo tierra. Por un lado, se limita la producción de carbón en el Cerrejón y, por otro lado, el país tiene potencial en cobre.
El Gobierno del presidente Gustavo Petro, mediante la expedición de los decretos para atender el estado de emergencia social y económica declarada en La Guajira, limitó la expansión de la mina de carbón del Cerrejón y el uso del agua para darle prioridad al consumo humano, aunque la empresa tiene contrato de explotación hasta 2034. En Colombia, varias firmas se dedican a la producción de carbón. Algunas de las más importantes en el mercado de carbón térmico son Drummond y Cerrejón. Ambas compañías produjeron 52 millones de toneladas en 2021 y pretenden aumentar el suministro.
Otras empresas que lideran la producción industrial a mediana y gran escala de carbón metalúrgico y su derivado, el coque, son Milpa, Carbomax, Carbocoque, Excomin, Coquecol, Carbones Andinos y Trafigura2. Estas firmas operan en Cundinamarca, Boyacá y Norte de Santander.
Cerrejón produce más de 32 millones de toneladas al año. Es una de las empresas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo y ahora, por cuenta de la transición energética, enfrenta una silenciosa batalla bajo tierra con otro mineral, el cobre, fundamental para los proyectos de transición energética por su empleo en la infraestructura para la generación de energía eólica, los paneles solares, los cables de transmisión, la distribución, las baterías de iones de litio y hasta los vehículos eléctricos.
“Elementos necesarios para llevar a cabo el proceso de transición energética, como las baterías o los paneles solares, requieren el uso de diversos minerales, como el cobre, el litio, el níquel o el cobalto. El cobre es, sin duda, un mineral estratégico para la transición energética, del cual se tienen reservas en Colombia”, señala Laura Torres, asociada de Baker McKenzie.
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Actualmente, la única empresa que produce cobre en Colombia es la canadiense Atico Mining, con el complejo El Roble, ubicado en Carmen de Atrato, Chocó. La operación es subterránea, industrial a mediana escala y el metal es considerado de alta calidad. La producción nacional de cobre alcanza entre las 10.000 y 15.000 toneladas por año en concentrados. Pero Colombia importa cerca del 70 por ciento del cobre que requiere la industria doméstica. El país trabaja para aumentar la exploración y producción de cobre y que el metal se convierta en pieza clave de la transición.
Dada la creciente demanda de cobre, especialmente en tecnologías de energías renovables, es crucial aprovechar estas reservas de manera eficiente y responsable. Sin embargo, se ha causado una dura competencia porque Cerrejón entrega regalías, aunque no se sabe cómo sacarle provecho al cobre.
Respecto a la situación del Cerrejón, Ángela Salazar, socia de Lloreda Camacho, reconoce la grave situación socioeconómica de La Guajira, pero considera clave que tanto los gremios como el Gobierno y las autoridades regionales y locales abran espacios de diálogo sobre medidas trascendentales para el futuro de las regiones, que ponderen los diferentes intereses en juego y que apunten a soluciones concertadas, en beneficio de las comunidades, las entidades territoriales y los inversionistas.
“Es claro que la adecuada gestión del agua y el ambiente deben ser una prioridad de todos los actores públicos y privados presentes en el territorio, pero es necesario encontrar caminos para que ese objetivo se alcance de manera responsable y no ponga en peligro la estabilidad socioeconómica de la región”, comentó.
Escenarios
Para la jurista de Lloreda Camacho, un eventual cierre anticipado de las operaciones del Cerrejón sería un escenario devastador no solo para La Guajira, sino para el país en general por la generación de empleo directa, indirecta, los impuestos y las regalías que paga.
Según cifras del Cerrejón, en 2022 se pagaron más de 3,7 billones de pesos por concepto de impuestos y regalías, que equivalen a casi una quinta parte de lo que se espera recaudar con la reciente reforma tributaria.
Respecto al potencial del cobre y cómo aprovecharlo, Salazar considera positivo que el actual Plan Nacional de Desarrollo lo reconozca junto con otros minerales como insumos estratégicos para la transición. “Esta es una oportunidad valiosa para que inversionistas sólidos puedan participar en procesos de selección objetiva para la adjudicación de contratos de exploración y explotación de cobre en áreas con potencial”, comentó.
Se sabe que el Servicio Geológico Colombiano ha venido trabajando desde hace varios años en la identificación de las zonas del país con potencial cuprífero, lo cual ha servido para que la autoridad nacional minera declare áreas de reserva estratégica en las zonas de mayor interés.
Para que el reconocimiento a estos minerales con potencial se traduzca en un impulso a la minería del cobre, otros abogados consultados consideran indispensable que “el Gobierno cree condiciones favorables a fin de agilizar el otorgamiento de las licencias y permisos requeridos para el desarrollo de estos proyectos y fortalecer la confianza inversionista”.