Economía naranja
Colombia es uno de los mayores exportadores de músicos de América Latina
La creciente presencia de los cantantes nacionales en premios como los Grammy evidencia el potencial del mercado de música grabada que mueve. Solo a nivel local son 52 millones de dólares.
La música fue quizás uno de los sectores de la economía naranja que mejor pudo sobreaguar la pandemia. Si bien los cantantes colombianos más reconocidos no pudieron hacer conciertos, siguieron lanzando éxitos que mantuvieron su prestigio y aumentaron el reconocimiento de Colombia como uno de los mayores exportadores de músicos de América Latina.
En el pasado, Argentina, México, Puerto Rico, Venezuela y Brasil eran las grandes potencias de la región por las ventas de sus cantantes, pero desde hace una década los colombianos se metieron en los primeros puestos de ese escalafón y la prueba está en la más reciente edición de los premios Grammy Latinos, donde los cantantes y músicos nacionales brillaron por sus shows en vivo y por estar nominados en 22 de las 53 categorías.
Alejandro Cajiao, director de la Escuela de Medios, Música, Arte y tecnología (EMMAT), donde estudiaron cantantes como Camilo y los del grupo Morat, explica que, en el pasado, Colombia no les daba ni a los tobillos a Argentina, Venezuela o México en cuanto a las ventas y al reconocimiento regional de sus cantantes, pero en su concepto ahora pueden estar al mismo nivel de Puerto Rico.
A esta situación se llegó por cambios en las tendencias y los gustos musicales globales, en los cuales los ritmos latinos cada vez están más de moda. De hecho, una ventaja de Colombia, por ejemplo sobre México, es que tiene más ritmos y géneros musicales para vender al exterior, en especial los caribeños.
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“No todo son ritmos urbanos. En los pasados Grammy, a Paula Arenas –quien fue profesora de EMMAT– la nominaron con un bolero, al tiempo que cada vez hay más artistas gringos cantando en español, en lo que también puede influir el peso de la migración latinoamericana en Estados Unidos, que poco a poco está cambiando a esa cultura”, explica Cajiao.
El informe PwC Global Entertainment & Media Outlook 2021-2025 señala que el total de ingresos de la música grabada en medios físicos fue de 5.417 millones de dólares en 2021 y en medios digitales de 23.539 millones. Para 2025 se prevé que estas cifras sean de 4.182 millones de dólares y de 29.670 millones, respectivamente.
En el caso de Colombia, la música grabada movió 52 millones de dólares en 2020 y se prevé que este negocio alcance los 76 millones en 2025, ya que los artistas colombianos siguen abriéndose paso en la arena internacional.
El director de EMMAT dice que, en efecto, para que un músico nacional triunfe fuera de las fronteras, primero debe ‘coronar’ mercados como el mexicano o el español, lo que lleva a muchos a vivir fuera del país.
Formación local
Otro de los cambios culturales que se ha venido gestando alrededor de los músicos es que cada vez más familias apoyan esta opción como una alternativa de desarrollo profesional y financian la formación de sus hijos.
Esto ha impulsado los institutos de enseñanza de música en el país que van desde algunos completamente informales, hasta los conservatorios, las facultades de música de las universidades y las instituciones técnicas como EMMAT.
Cajiao advierte, sin embargo, que diferentes estudios han demostrado que si una persona estudia administración de empresas tiene 70 % de probabilidad de ser exitosa, si se inclina por medicina esa probabilidad baja a 40 % y si son leyes sube a 60 %. En el caso de un músico, la probabilidad de éxito está por debajo del 5 %.
“Eso no significa que el 95 % restante que no se vuelve famoso la va a pasar mal, pues cada vez más hay personas trabajando en arreglos, ingeniería de sonido, edición y otros servicios necesarios para producir canciones”, agrega Cajiao.
Otro de los cambios que ha traído la industria de la música es que muchos de quienes deciden profesionalizarse eligen programas cortos, de máximo tres años, así como la formación virtual, que viene creciendo con la pandemia.
De hecho, fue la educación virtual, precisamente, la que le permitió a EMMAT sobrevivir los confinamientos. Se ganaron una convocatoria del Idartes para desarrollar en seis meses más de 70 cursos pregrabados y en 2022 lanzaron programas completamente virtuales, lo que implica que sus alumnos ya no solo son de Bogotá, sino que desde sus casas tienen personas de Estados Unidos, México, Costa Rica, Panamá, Perú y Ecuador.