Economía
Colombia puede registrar un déficit energético, se requieren medidas urgentes y efectivas: la preocupante advertencia de Andeg
La implementación de subastas de reconfiguración y expansión, junto con la agilización de proyectos de generación y transmisión, son pasos críticos para evitar una crisis energética inminente, señala el gremio de los generadores térmico.
A partir del año 2026, el país enfrenta un desafío significativo en la generación de energía, lo que podría derivar en un déficit crítico para el año 2027. Este escenario ha sido advertido por expertos del sector energético, quienes señalan que la energía firme, necesaria para garantizar el suministro confiable durante los periodos de alta demanda, como lo puede ser un simple verano en el país y eventos climáticos adversos como el Fenómeno de El Niño, será insuficiente.
Las proyecciones que ha realizado la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), indican que para los años 2027-2028, el déficit de energía firme será del 4 %, lo que significa que el sistema no podrá satisfacer la demanda creciente. La energía firme es crucial, ya que es la que siempre debe estar disponible para enfrentar situaciones extremas y garantizar la continuidad del suministro eléctrico.
Como ha comentado Alejandro Castañeda, presidente de Andeg, “son necesarias dos subastas: una es una subasta de reconfiguración, que básicamente es decirles a los agentes que están en el sistema quién tiene energía firme sobrante, se compromete y la entrega, de llegar a necesitarse. Y dos, una subasta nueva de expansión, de cargo por confiabilidad, como la acaba de cerrar en febrero, es volver a ser una subasta de estas para suplir ese déficit”.
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Andeg confirma que hay un riesgo tangible de apagones en los años 2027 y 2028. La razón principal es el déficit de energía firme, lo que implica que el país no contará con suficiente energía disponible para garantizar el suministro durante periodos de alta demanda o fenómenos climáticos extremos, lo que aumentaría la vulnerabilidad.
Además del desafío de generación, Bogotá, la Sabana y los departamentos del centro del país enfrentan problemas de transmisión, dado que los proyectos que se presentan en la región han presentado retrasos. Por ello, Castañeda afirma: “En realidad, sí hay un riesgo alto, dos proyectos que aumentan la capacidad de transmisión de energía que llega a Bogotá procedente de Chivor y de Sogamoso han tenido muchas demoras, son proyectos que vienen desde 2017 y 2018 y aún no han entrado. Y si no los tenemos en sitio para el 2025, podría haber, y así lo ha dicho el Grupo Energía Bogotá, Enel y XM, podríamos tener racionamientos en Bogotá al próximo año”.
Para enfrentar esta crisis, es esencial que el Gobierno actúe rápidamente y organice las subastas necesarias. Se requieren dos tipos de subastas: una de reconfiguración para aprovechar mejor la energía firme existente, y otra de expansión para cubrir el déficit proyectado. Además, es crucial destrabar los proyectos de generación y transmisión actualmente paralizados por problemas sociales, demoras en licencias ambientales y otros obstáculos administrativos.
Pero la inversión en el sector energético ha disminuido significativamente. La última subasta comprometió inversiones cercanas a los 4.000 millones de dólares, pero solo se materializaron alrededor de 3.000 millones. En el ámbito de las energías renovables, la situación es aún más preocupante: se esperaba la entrada en operación de 6.800 MW el año pasado, pero solo se alcanzaron 1.100 MW. Esta brecha se debe a retrasos en la ejecución de proyectos y a la alta conflictividad en la aprobación de nuevas iniciativas.
La Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) juega un papel crucial en esta situación. Una Creg plenamente operativa es esencial para tomar decisiones regulatorias oportunas que garanticen la estabilidad y la confianza de los inversores en el sector. “Si uno no tiene una Creg definida con expertos de periodo fijo, pues vamos a estar exactamente en lo mismo, sin poder tener la regulación en los diferentes eslabones de la cadena para que esto funcione”, opina Castañeda.
La generación térmica no está recibiendo las señales adecuadas para incrementar la producción necesaria. A esto se suma la preocupación por la escasez de gas, con reservas que han caído de 7,3 a 6,1 años. El país necesita asegurar su autoabastecimiento de gas para mantener la competitividad y la confiabilidad del suministro eléctrico.
Y dado esto, es probable que las tarifas eléctricas aumenten debido a las recientes decisiones de generar con plantas térmicas de forma forzada, lo que incrementa los costos operativos. Para el ciudadano común, esto se traduce en un mayor riesgo de racionamiento de energía, especialmente durante periodos de alta demanda. La advertencia es que si el déficit energético no se aborda adecuadamente, el país podría enfrentar cortes programados de electricidad, afectando gravemente la vida cotidiana y la economía del país, y reviviendo el fantasma del apagón de hace más de 30 años.