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¿Cómo el coaching ejecutivo puede ayudar a gestionar los desafíos empresariales?
Las compañías atraviesan numerosos retos diariamente, sin embargo, no deben descuidar su activo más importante: el capital humano.
Una figura que ha ido tomando popularidad en el ámbito empresarial es la del coaching. Mediante ideas novedosas, esta herramienta se plantea como una ayuda para fortalecer aspectos que, en ocasiones, se tornan problemáticos dentro de las compañías, involucrando tanto a sus líderes como colaboradores.
Para entender más sobre el coaching ejecutivo, SEMANA consultó a Adriana Garcés, directora de Talent Solutions y experta en el tema. En sus palabras, el coaching empresarial es definido como “una herramienta o una metodología que nos ayuda a liberar el talento de las personas, a desarrollarlo y fortalecerlo”.
En ese sentido, a través de una serie de reflexiones, actividades y retos, Garcés explicó que las personas pueden hacer “un cambio en su mindset y elevan su nivel de consciencia frente a algunas conductas”, de manera que pueden mejorar tanto personal como profesionalmente y causar un impacto positivo en su organización y vida fuera del trabajo.
“Hoy tenemos un reto todas las áreas de capital humano. El activo más importante es el ser humano, hoy los seres humanos buscan en las organizaciones desarrollo profesional, pero también tener un equilibrio con sus otras dimensiones de vida”, opinó la experta.
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En tal virtud, uno de los objetivos del coaching ejecutivo es generar inspiración y que la gente quiera pertenecer a su organización por razones que vayan más allá de solo recibir una remuneración económica. “Un coach lo que hace es tener una sintonía y empezar a trabajar algunas problemáticas presentes en todos los empleados y que, en ocasiones, impactan la productividad. Cuando uno evoluciona en su faceta profesional, inmediatamente, las otras áreas de la vida también se mueven”, precisó Adriana Garcés a SEMANA.
Top cinco de problemáticas presentes en las organizaciones
Los retos de las compañías incluyen aspectos diferentes a solo un tema de ingresos y gastos. Dichas problemáticas pueden impedir el avance personal y profesional de sus colaboradores, generando una sensación negativa en el escenario laboral.
1. Falta de comunicación
Garcés dibujó un escenario común en las organizaciones: el popular “yo le dije”, ya sea mediante una indicación por correo electrónico, mensaje de WhatsApp, reunión presencial, reunión virtual, etc. El asunto es que una falla en la comunicación genera un efecto dominó, impactando -por ejemplo- en las relaciones entre empleados y su productividad.
Sobre este punto, la experta destacó la importancia de que las personas, especialmente los líderes de organizaciones, aprendan a comunicarse efectivamente y siendo más contundentes, apuntando, incluso, a inspirar a sus equipos. “Hay que conectar con el equipo, entender qué se quiere y alinear objetivos”, anotó.
2. Agilidad emocional
Este reto tiene que ver con la presión constante dentro de las industrias. “A veces somos muy emocionales y eso impacta en la toma de decisiones. Ahí es donde vemos escenarios como: esta persona es muy buena, pero no está gestionando bien sus emociones porque, cuando está estresada, su lenguaje no es el más adecuado, su conexión con el equipo o, incluso, tiene reacciones agresivas que pueden afectar su relación con sus pares o clientes”, señaló Garcés.
3. Planeación
De acuerdo con Garcés, hoy tiene lugar un fenómeno de “infoxicación”, es decir, un exceso de información proveniente de numerosas fuentes. Este escenario creció en la pospandemia, sobre todo, con los modelos de trabajo híbridos, pues los trabajadores se están encontrando con instrucciones presentes en reuniones (presenciales y virtuales), mensajes de WhatsApp, redes internas, llamadas, etc.
“Al final, la planeación para rendir en las otras dimensiones se ve afectada. Vemos a la gente agotada, desbordada”, anotó la experta. Por ello, destacó la importancia de establecer el balance entre lo importante y lo urgente.
4. Curiosidad
La innovación y la creatividad son cualidades que hoy las compañías pretenden en sus trabajadores, sin embargo, en línea con el fenómeno de “infoxicación”, el reto no es sencillo. En algunos casos, ha jugado en contra. Ya no hay tanta curiosidad por hacer las cosas diferentes. En su lugar, prefieren seguir un modelo ya establecido”, sostuvo Garcés en diálogo con SEMANA.
5. Adaptabilidad
Los tiempos y dinámicas empresariales cambian, sin embargo, algunas compañías prefieren asentarse en sus costumbres, restando importancia a los conceptos de agilidad, flexibilidad y adaptabilidad. Algo parecido sucede con los trabajadores, por ejemplo, con el cambio de chip que trajo la pandemia en algunos modelos, volcándose hacia el trabajo remoto o híbrido.
Entonces, el aporte del coaching ejecutivo para este tema, consiste en ayudar a las personas a que, sin perder su esencia, pueda evolucionar en las dimensiones donde presenta debilidades.
Coaching y salud mental
La pandemia también planteó retos interesantes para el coaching ejecutivo. Por ejemplo, algunas personas llegaron a sentir que debían trabajar más tiempo estando en sus casas en comparación a cuando asistían a sus oficinas. Por otra parte, algunos desarrollaban conflictos a partir de sus responsabilidades laborales versus las domésticas.
Adriana Garcés mencionó que los líderes más tradicionalistas, de otras generaciones u otro modo de pensar, asociaban presencialidad con productividad. “Les ayudamos a entender que no siempre es eso”, dijo. Por otra parte, agregó que “hay personas que se van a quedar en casa, pero dicen que era retador atender los quehaceres del hogar al mismo tiempo que lo laboral. También se requiere un abordaje emocional por estar en casa”.
“Un coach ejecutivo es muy estratégico para ayudar a la persona a empoderarse de su posición profesional y personal, para hacer los ajustes pertinentes y no ser la víctima. A veces la respuesta está en nuestra manera de gestionar el escenario. Hemos visto renuncias cuando las personas sienten que no es buena para su salud mental, pero llegan a otra empresa y sucede lo mismo. Entonces, ya no es un problema de la empresa, sino de cómo el empleado gestiona sus emociones”, concluyó la experta en gestión del talento.