CONSUMO
¿De dónde salió uno de los electrodomésticos más usados en Colombia y cuál es la marca más vendida?
Desde su creación, una sola empresa ha fabricado más de 300 millones de unidades. Nació en Estados Unidos, pero es más usada en las cocinas latinoamericanas, donde es indispensable para muchas familias. Esta es su historia.
Hace casi 100 años, en 1922, el inventor polaco Stephen J. Poplawski creó un aparato para mezclar bebidas cuyos primeros compradores no fueron los hogares, ni los restaurantes, sino los hospitales que usaron su invento para triturar y mezclar diferentes medicamentos y alimentos. Sin embargo, a medida que las pastillas concentradas se fueron popularizando, el uso médico de las recién creadas licuadoras se redujo y estas pasaron a ocupar un lugar preponderante en las cocinas.
Si bien su origen está en Estados Unidos, en América Latina y en países como Colombia, la licuadora se volvió indispensable en todas las casas, debido al alto consumo de jugos naturales que existe en el país. En Chile, de hecho, llaman a estos aparatos jugueras y esto ha sido aprovechado por multinacionales como Oster, que 1946 compró a Stevens Electric, la empresa del inventor Poplawski, para crecer en el segmento de los pequeños electrodomésticos y, en particular en el de licuadoras.
Si bien tras el invento original se han hecho muchas mejoras, como licuadoras personales, reversibles, de muchas velocidades, de uso industrial, etc. La más vendida sigue siendo la cromada clásica Oster, que se comercializa desde 1946 y de la cual se han fabricado más de 300 millones de unidades.
Tiene la mitad del mercado
En América Latina, Oster, que ahora es propiedad de Newell Brands (firma que también es dueña de marcas como Sharpie, Paper Mate y Rubbermaid) tiene 50 por ciento del mercado de licuadoras y en Colombia el 47 por ciento.
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“Cuando se habla de la historia de las licuadoras en Colombia, la protagonista sin lugar a duda es la cromada clásica Oster. Generación tras generación vieron cómo este pequeño electrodoméstico se convirtió en un infaltable de los hogares, gracias a la versatilidad y desempeño que mostró desde sus inicios. Muy pocos productos perduran en el tiempo, pero nuestra licuadora clásica ha desfilado por millones de cocinas y nos continuará acompañando por muchos años más”, comenta Felipe Gómez, vicepresidente y gerente general de la división Home Appliances, Newell Brands de Colombia.
¿Dónde las hacen?
Las licuadoras Oster que se venden en Colombia son fabricadas en México, aunque el diseño es hecho en Estados Unidos. Otra característica de este mercado es que tiene una fuerte comercialización de repuestos. Eso permite remplazar accesorios originales como el vaso refractario, la cuchilla, el acople o incluso la perilla de encendido y velocidad. Además, Oster tiene en el país más de 78 centros de servicio técnico autorizado, dado que muchas personas prefieren reparar su licuadora antes que comprar una nueva
Gómez aclara, sin embargo, que más que “repuestos”, en el mercado hay accesorios y partes para licuadoras Oster. Los primeros son aquellas piezas que el consumidor puede reemplazar por sí mismo, por ejemplo, los vasos y las cuchillas, que además son parte fundamental del mantenimiento del producto. Las partes hacen referencia a los componentes que deben ser reemplazados por mano de obra calificada en los centros de servicio técnico.
Si bien Oster lleva más de 75 años en el país, solo desde hace un poco más de 20 tiene presencia directa. Cifras de la Superintendencia de Sociedades indican que hasta 2019, Newell Brands vendía en el país 247.539 millones de pesos.
Aunque en el portafolio de Oster la licuadora sigue reinando, en el segmento de pequeños electrodomésticos saltaron al segundo lugar las freidoras de aire, que se han convertido en las ollas de moda en el país.
Lo anterior evidencia el proceso de automatización de los hogares colombianos, que cada vez adquieren más aparatos tecnológicos en la medida de sus posibilidades económicas. Dado que en las licuadoras existe un amplio rango de precios y de marcas, dado su carácter de indispensabilidad, su penetración puede ser tan alta como aquella de las estufas y las neveras, que según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Dane, se encuentran presentes en más de 80 por ciento de los hogares del país.