Economía
El amado Willys o ‘Yipao’ cumple 80 años: así ha sido su evolución
Uno de los vehículos más queridos y con mayor arraigo en el Eje Cafetero cumple 80 años. Esta es la historia y evolución del Willys o Yipao.
Por las calles del departamento de Quindío circulan unos 600 Willys, más conocidos en la región como Yipaos.
Estos vehículos, diseñados inicialmente para la guerra, se convirtieron desde hace décadas en las mejores armas de los campesinos del Eje Cafetero para ganar otra batalla, esta vez, contra las trochas y vías destapadas de la región.
Aunque la calidad de las red vial de la zona han mejorado- sin que sea la ideal- los Yipaos forman desde hace tiempo parte de la cultura cafetera y colombiana.
Antes de la pandemia en la región se organizaban ferias y concursos en donde el ganador era el que tuviera en Yipao o Willys mejor decorado o el que lograra cargar más personas o bultos de café en el vehículo.
A partir de toda esa historia, cultura y tradición, la marca Jeep celebra en Colombia el cumpleaños 80 de este vehículo que sigue asombrando a miles de personas.
Su historia
El año 1941 dio vida a la más grande leyenda automotriz. Tras el estallido de la II Guerra Mundial, el Estado Mayor del Ejército de EE.UU. convocó un concurso para el diseño y construcción de un vehículo de combate.
La oferta fue enviada a 135 fabricantes de automóviles, pero fue desestimada por la mayoría pues el plazo de presentación del prototipo era tan solo de 49 días, apenas el tiempo necesario para leer el pliego, cuyas peticiones incluían entre otras características tracción 4X4, distancia al suelo de 16 cm, peso máximo de 590 kilos, carga útil de 272 kilos, máxima distancia entre ejes de 2.032 mm y velocidad mínima sostenida en TT de 5 Km/hora. Un diminuto tanque de guerra sin cañón.
Solo la Bantam Motor Company presentó a tiempo su prototipo diseñado por Karl Probst, pero dadas las carencias del motor se aceptó a estudio el Quad de Willys-Overland presentado solo unos días más tarde.
Tras múltiples discusiones se estableció una sinergia entre ambas marcas para llevar a cabo este proyecto, y fue así como en 1941, Willys-Overland, ganador definitivo del concurso, obtuvo el contrato para producir 16.000 unidades del Willys MB, fundamental para movilizar por los terrenos más agrestes a las tropas estadounidenses que se hallaban en el frente de combate de la devastadora guerra mundial.
Y mientras la Armada Imperial Japonesa llevaba a cabo una cruel ofensiva contra la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor, y Alemania e Italia también le declaraban la guerra, ese país avanzaba de la mano de Jeep® en el desarrollo de una estrategia que lo llevaría a obtener la victoria.
Desde su creación Jeep® evolucionó hasta ser símbolo universal de libertad y protagonizar una segunda revolución del automóvil, donde el límite ya no estaba en las carreteras.
Pronto el héroe de miles de soldados aliados se convertiría en un estilo de vida capaz de recordar en cada kilómetro recorrido que todo es posible, que los límites solo existen en la mente y que 1941 pasaría a la historia como el año que tuvo en sus manos dar un nuevo rumbo al destino de la humanidad.
¿Y en Colombia?
Desde su llegada al país en 1946, el mítico Jeep® Willys se convirtió en un símbolo indiscutible de pujanza al abrir caminos, forjar ciudades y transportar cargas agrícolas, hasta convertirse en una de las expresiones más auténticas del paisaje, el transporte, la economía y el folclor colombianos.
Este vehículo que trazó caminos de supervivencia en medio de un terreno único pero especialmente escabroso, salvaje y tan feroz como la esencia misma de una marca que aunque creada por razones bélicas, hoy es símbolo de paz y libertad para nuestra tierra, es un ícono con alma de tractor, que se estaciona en las plazas de mercado para esperar el turno de llevar a los campesinos hasta las más recónditas veredas, y desde allí seguir contribuyendo a la construcción del país.
En la actualidad, la imagen de esa “mulita mecánica” como es conocido el legendario Willys en la región cafetera, le da hoy la vuelta al mundo en señal de reconocimiento a 80 años de llevar sobre sí una historia que ha inspirado a generaciones y que más allá de las circunstancias, nos invita a sobreponernos con la determinación de quien se apoya en el valor y la esperanza para continuar como líder del camino.
Ocho décadas de transitar entre los departamentos del Quindío y el Tolima, y cargar sin reparos coroteos, bultos de café, naranjas y plátanos continuarán escribiendo las páginas del progreso de Colombia.