Comunicaciones
El negocio de llevar wifi al campo y combatir la pobreza digital
El servicio se ofrece de manera inalámbrica, con modalidad prepago, y cada vez hay más pequeñas empresas que están atendiendo a las comunidades apartadas. Esta es la historia de una de ellas.
En un mundo cada vez más tecnológico e interconectado, carecer de acceso a internet no solo implica un rezago importante en términos de oportunidades, sino que también es un nuevo indicador de pobreza, que se conoce como la pobreza digital.
Pese a que al cierre del segundo trimestre de este año en el país había 77,9 millones de líneas activas de celular, lo que implica que hay más teléfonos móviles que ciudadanos, de dichas líneas apenas 37,9 millones tienen acceso a internet móvil y un gran porcentaje en prepago, lo que implica que su acceso a internet es limitado, según datos del MinTIC.
Si la conexión a la red de redes se ve por hogares, los datos también son decepcionantes, pues de acuerdo con la encuesta nacional de calidad de vida de 2021 (que es la más reciente), de los 17 millones de hogares de Colombia, 10,3 millones tienen acceso a internet y de ellos 8 millones cuentan con conexión fija; es decir, servicio de wifi, el resto como pueden se conectan con una línea de celular o simplemente no tienen cómo acceder a internet.
Estas estadísticas son más desalentadoras si se analizan por regiones del país: mientras en el ámbito nacional 60 por ciento de los hogares tiene acceso a internet, en las capitales y cabeceras municipales el dato sube a 70 por ciento, pero en los centros poblados rurales y dispersos cae a 28,8 por ciento.
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Las dificultades
La baja penetración de internet en el campo colombiano no solo está relacionada con los limitados recursos de sus habitantes, sino también con las dificultades geográficas y económicas, pues allí es más difícil desplegar redes de fibra óptica, que son las que permiten conectar más aparatos simultáneamente, con mayores velocidades y a precios más accesibles. A eso se suma el desinterés de las grandes empresas que ofrecen este servicio, las cuales aún tienen mucho espacio para crecer en las zonas rurales y aún no han querido entrar masivamente a las regiones más apartadas por los altos costos.
Están también las empresas de internet satelital, pero estas tienen tarifas elevadas que impiden su masificación entre los campesinos del país. En medio de este panorama, varios pequeños empresarios de las telecomunicaciones han visto allí una oportunidad para conectar fincas y veredas, cuyos pobladores hoy no tienen cómo usar los servicios de televisión en streaming, educarse o trabajar de forma virtual.
Una de esas empresas es Liwa, firma que comenzó hace 15 años en el negocio de las cabinas telefónicas, pero que en 2019 se transformó en proveedor de internet en zonas rurales y municipios que no tienen conectividad. Comenzaron en Chía y Cajicá y el año pasado entraron a la región de Sumapaz. Hoy sirven a 16 municipios, que también incluyen Melgar y Pasca, y por medio de aliados pueden llegar en total a 45 municipios.
Actualmente atienden a 92.000 hogares y su apuesta, además de conectar a la ruralidad colombiana, contempla ofrecer oportunidades de trabajo, dado que en cada municipio capacitan a instaladores y motivan a los usuarios a que vendan sus servicios, pues ganan puntos por referidos. Además, el servicio funciona en prepago, de tal manera que los hogares tienen la conexión cada vez que la necesitan acorde con su flujo de caja.
Aunque sus usuarios son su mayor fuerza comercial, tienen 100 empleados y sus metas son grandes, pues aseguran que el principal operador no llega a 600 municipios, así que ellos tendrían bastante espacio para crecer. “Ni siquiera en las principales ciudades los grandes llegan a los estratos bajos y allí nosotros también podemos crecer”, dicen desde esta empresa, cuyos directivos aseguran haber invertido más de 10 millones de dólares en los últimos tres años para ampliar su operación.
Más antenas
Su operación consiste en instalar antenas en la parte rural y en la casa de cada usuario, las cuales conectan con la principal. Buscan que la distancia entre antenas sea la más corta posible. Por ejemplo, tan solo en la zona de Sumapaz tienen más de 2.000 antenas receptoras y transmisoras.
Liwa, que significa oasis en árabe, hace parte del grupo de empresas Tvalley liderado por Mauricio Hoyos, emprendedor serial e inversionista Shark Tank Colombia y México. Para 2023 tienen el plan de expandir su servicio a los departamentos de Tolima, Huila, Antioquia y cerrar el primer semestre con 7.000 nuevas antenas.
Esta compañía cuenta con registro del MinTic como proveedor de internet, un servicio en donde no solo están Tigo, Claro, Wom y Movistar, sino unas 400 pequeñas empresas que dan internet inalámbrico a grupos de 200 a 500 usuarios. “Así se conecta gran parte de la ruralidad y se combate la pobreza digital”, reiteran en Liwa.