Plásticos
Empresarios colombianos le apuestan a reemplazar el icopor en el mundo
La ONU prevé que, para 2030, se produzcan y desechen cada año cerca de 619 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, incluido el icopor.
Tres empresarios colombianos están detrás de la creación de una solución en el mundo que eliminaría, por completo, según ellos, el uso de poliestireno expandido, más conocido como icopor, en la conservación de la cadena de frío para transportar distintos productos en grandes industrias.
Su idea de ‘enfriamiento sostenible’, que además pone en sinergia la tecnología con la sostenibilidad, ha traspasado fronteras, llegando a implementarse recientemente en Nigeria, Bangladesh, India, Venezuela y Estados Unidos, un logro de expansión que ninguna otra compañía nacional ha alcanzado en tan poco tiempo.
“Le apostamos desde 2017 al desarrollo de neveras portátiles como una solución logística, no contaminante, en operaciones de transporte para mantener la carga refrigerada y congelada; un modelo que hemos venido perfeccionando y que, hoy por hoy, gracias a un trabajo articulado con el apoyo del Banco Mundial, está presente en zonas vulnerables de África y Asia para garantizar condiciones óptimas de temperatura en el traslado de alimentos o medicamentos; lo que refleja que nuestro producto está llegando a todo el mundo, no solo para responder a una necesidad operativa de las empresas, sino para revertir el daño que le hemos hecho al planeta con el uso de materiales que no son reutilizables”, aseguró David Sanclemente, cofundador Indafre.
A lo largo de los seis años, los tres empresarios han invertido aproximadamente 2.500 millones de pesos en desarrollo tecnológico, que incluye moldes y herramientas, así como en investigación, con el propósito de madurar este proyecto que representa la alternativa para reemplazar por primera vez en el mundo el uso del icopor (material que tarda más de mil años en biodegradarse) en la distribución de productos y alimentos fríos y congelados.
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El poliestireno expandido (EPS), mejor conocido como icopor, está compuesto principalmente por aire, partículas de petróleo y una gran concentración de dioxinas que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden causar alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso, endocrino y la función reproductora.
Por otro lado, Clear Water, organización internacional sin ánimo de lucro, explica que se ha demostrado que el estireno, otro de los componentes de este material plástico, es cancerígeno.
A nivel medioambiental, según Greenpeace, el impacto negativo que genera el EPS en los ecosistemas es irreversible. Para el caso colombiano, los más afectados son los manglares, zonas que protegen, refugian y albergan un gran número de especies y se ven amenazados por las grandes cantidades de icopor que se almacenan en las raíces de los árboles de mangle, que llegan por las corrientes marinas y de los ríos, generando contaminación y afectando toda la función ecosistémica.
Los ríos y océanos de todo el planeta también sufren las consecuencias de la acumulación desmedida del poliestireno expandido. De continuar así, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (UNEP) prevé que, para 2030, se produzcan y desechen cada año cerca de 619 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, incluido el icopor, generando daños en la biodiversidad marina, la seguridad alimentaria y la salud humana.
“Aún estamos a tiempo de generar ideas innovadoras y disruptivas que contribuyan a transformar este panorama. Por eso, desde Indafre seguimos sumando esfuerzos para que, por medio del enfriamiento sostenible, se elimine la opción del icopor en la logística de las operaciones de transporte de las empresas y se opte por una propuesta rentable, que al mismo tiempo resulta ser de bajo costo por la reducción en el consumo de combustible, contaminación y emisiones de CO2; evitando pérdidas, bajas y devoluciones de productos por problemas de calidad asociados a una deficiente cadena de frío”, explicó Sanclemente.
Precisamente, esa oferta de valor que propone esta empresa colombiana se logra a través del uso de dos clases de neveras portátiles. Por un lado, las que tiene un sistema similar a la refrigeración doméstica y que son energizadas eléctricamente con baterías de litio, como un celular, con una batería que se carga de cinco a seis horas.
La segunda línea tiene contenedores isotérmicos ultra aislados, con placas de gel refrigerante, que permite conservar temperaturas durante largos recorridos, con una vida útil de hasta diez años en buenas condiciones de uso.
Actualmente, son utilizadas por empresas de agroindustria, productoras y comercializadoras de alimentos y bebidas; también en compañías que producen y comercializan medicamentos y vacunas, laboratorios, cadenas de farmacias, hospitales, entre otros; y, finalmente, compañías que prestan servicios de transporte.