COMPRA DE ISA

¿Es una buena idea el negocio entre Ecopetrol e ISA?

Aunque es una operación extraña para el mercado, le permitiría al Estado colombiano conseguir recursos sin tener que desprenderse de una de sus mejores empresas.

Semana
31 de enero de 2021
Ecopetrol. ARCHIVO: SEMANA

El subdirector de Semana, Carlos Enrique Rodríguez, conversó con el gerente de Investigaciones Económicas y Estrategia en Davivienda Corredores, Germán Cristancho, sobre los pro y los contra de la operación en la que Ecopetrol compraría el 51,4 % de las acciones de ISA por un valor cercano a los $14 billones.

Para el analista, esta operación tiene varios aspectos positivos, a pesar de las dudas que ha generado entre los inversionistas, el mercado e incluso entre algunas calificadoras. Por ejemplo, el hecho de que este activo pase a manos de la petrolera le permitirá al país conseguir recursos, sin la necesidad de que la empresa pase a manos de privados.

Así mismo, es una oportunidad para que Ecopetrol diversifique su portafolio y también haga la transición a energía y energías limpias, lo cual puede llegar a ser una oportunidad para la compañía más grande de Colombia.

Sin embargo, el analista señaló que es importante que se definan las condiciones adecuadas de venta, en las que ni se beneficie a ISA, ni se beneficie a Ecopetrol, sino que se haga bajo un precio justo, lo cual es mejor si se encarga a un consultor independiente.

También explicó que la venta no quiere decir que los accionistas de ISA vayan a pasar a ser parte de Ecopetrol, sino que siguen siendo inversionistas de la empresa eléctrica. Lo que sí va a cambiar es el manejo, pues “ISA es una empresa que ha sido muy bien manejada y que es muy rentable, lo que no significa que Ecopetrol la vaya a manejar mal, sino que va a ser diferente, por su modelo de negocio, pero la estructura va a ser igual”.

No es normal que se den este tipo de transacciones, explicó Cristancho, por lo que el Gobierno tiene que ser “muy cuidadoso”, ya que los inversionistas tienen sus reservas, pues los minoritarios van a ser meros observadores de la operación.

Sin embargo, el mercado confía en el Estado colombiano, dijo el experto de Davivienda, ya que históricamente ha sido muy responsable en el manejo económico, lo cual ha sido reconocido por las calificadoras de riesgo, así que eso puede despejar las dudas de inversionistas y el mercado en general.

Por otra parte, el analista aconsejó al Gobierno, con base en las recomendaciones de la Ocde, que el Ministerio de Hacienda no tenga tanta injerencia dentro de las juntas directivas de las empresas en las cuales tiene participación el Estado, sino que delegue esto en una oficina para administrar esas inversiones.

Uno de los temas que advirtió Cristancho sobre esta operación tiene que ver con que ISA tiene participación en una empresa brasileña que está listada en la Bolsa de Valores de ese país, por lo que en caso de darse la operación, se tendría que hacer una Oferta Pública de Adquisición (OPA), lo cual incrementaría el precio de la transacción.

“Tener en cuenta la situación país”

Germán Cristancho explicó que sobre todo hay que tener en cuenta la situación económica del país en este momento, ya que el nivel de deuda sobre el PIB ha crecido desde el 48 % a más del 60 % a finales del año pasado, debido a la crisis generada por el coronavirus, las inversiones que ha tenido que hacer el Gobierno y los créditos que se han tenido que pedir para financiar la respuestas a la pandemia.

felipe bayón Presidente de Ecopetrol

Sin duda, es necesario presentar una reforma fiscal para obtener los recursos que permitan equilibrar las cuentas del Ejecutivo; sin embargo, esto no va a ser suficiente, ya que el gasto en estos meses ha sido enorme, dijo el analista y ahí entran tres alternativas a las que se enfrenta el Gobierno.

La primera es hacer lo que ya se planteó sobre la compra de Ecopetrol a ISA; la segunda sería venderla a un privado a un muy buen precio, pero esto significaría perder el control de la empresa, perder una compañía muy importante, rentable y una gran fuente de ingresos para el país; y la tercera es no hacer nada y poner en riesgo la calificación del país, que tendría unos efectos muy fuertes en la economía, la inversión y el financiamiento de empresas.