NEGOCIOS
Estas empresas colombianas crecen más que Facebook o Netflix
Un grupo de 32 firmas nacionales clasificaron en un ranking anual del diario británico Financial Times, que destaca las 500 de mayor crecimiento en el continente americano. ¿Cuáles son esas compañías y cómo lograron entrar a ese exclusivo club?
Cuando se habla de Facebook, Tesla o Netflix se suele pensar que son empresas inalcanzables y que difícilmente una firma colombiana podría superarlas en alguno de sus indicadores. Sin embargo, el prestigioso diario británico Financial Times se puso en la tarea de analizar la tasa compuesta de crecimiento anual de las empresas del continente americano entre 2016 y 2019, y en un reciente análisis identificó aquellas que más crecen. En este grupo se destacan varias firmas colombianas que están haciendo bien la tarea y pueden darse el lujo de decir que, al menos en este escalafón, les ganan a las grandes multinacionales que hoy están de moda.
Eso sí, el Financial Times advierte que se le pueden quedar fuera del listado muchas empresas, dado que al no estar todas en bolsa es difícil rastrear su información. El trabajo para identificar a estas empresas lo hicieron de la mano de la firma de estadísticas e investigaciones Statista, que, en el caso colombiano, pidió ayuda a las Cámaras de Comercio para fichar las compañías que podrían clasificar. Estas debían tener ventas en 2019 de al menos 1,5 millones de dólares (4.900 millones de pesos), su crecimiento debía ser orgánico (no mediante la compra de otras empresas) y estar establecidas en uno de los 20 países del continente.
Al final solo quedaron empresas de siete países y la sorpresa positiva es que entraron 32 compañías colombianas, lo que supera la representación de las dos mayores economías latinoamericanas: Brasil (30 firmas) y México (cinco empresas).
De las 500 empresas que clasificaron en el escalafón, 28 por ciento son del sector tecnológico y de ahí que el país con mayor representatividad sea Estados Unidos. De hecho, la empresa número uno del ranking es Upgrade, una fintech del país norteamericano que ofrece créditos de manera digital. Esta firma desbancó del primer lugar a Niantic, el fabricante del juego Pokémon Go. Hasta el puesto 43 solo aparecen empresas estadounidenses o canadienses, en el 44 está la firma uruguaya Shapermint, que se dedica al comercio electrónico.
Tendencias
Aunque aún no tiene cifras de 2020, este ranking es una radiografía de la fortaleza de las compañías antes de entrar en la pandemia y señala a aquellas con la resiliencia suficiente para emerger de la crisis con buena salud. Estas son las empresas colombianas que brillan en esta lista.
Adsum, ¡presente!
Después de trabajar en empresas del sector TIC, dos ingenieros de sistemas que se conocieron en la universidad decidieron usar su conocimiento para crear empresa. Así nació, en 2011, Adsum Soluciones Tecnológicas, la firma colombiana con mejor posicionamiento en el ranking del Financial Times, tras registrar un crecimiento compuesto entre 2016 y 2019 de 1.065 por ciento.
Danny Pineda, gerente de Adsum, palabra que en latín significa ‘estoy presente’, explica que iniciaron ofreciendo servicios de tecnología TIC, pero hace cinco años se concentraron en atender y desarrollar proyectos de tecnología y este ha sido el secreto de su crecimiento. Trabajan con data centers, con servicios en la nube, en ciberseguridad, redes de datos empresariales para el teletrabajo y en apoyo a la gestión empresarial. Emplean a 106 personas de manera directa y, dadas las dificultades que hay en el país para conseguir personal especializado en TIC, crearon un programa de cantera en el que reciben jóvenes sin conocimientos y cofinancian su educación. Así garantizan el personal que requieren y hacen una apuesta por el país.
Con mucha energía
Optimizar los procesos industriales fue la oportunidad que vieron los socios de West Engineering para convertirse en empresarios. Desde 2013 ayudan a sus clientes, por ejemplo, en procesos como el uso de bombas para tratamiento de agua que antes debían estar prendidas todo el día, pero ahora con un algoritmo se encienden solo cuando es necesario.
Joan Daniel Ruiz, gerente de West, explica que trabajan en varias ciudades del país, aunque también abrieron una sucursal en Houston (Estados Unidos), donde han tenido buena acogida. Antes de la pandemia empleaban a unas 200 personas, pero esa cifra bajó a 70 porque muchos de sus clientes pararon sus proyectos. No obstante, están en franca recuperación y esperan terminar este año con la misma nómina de 2019.
Para Ruiz, una de las grandes ventajas de la empresa es su trabajo en innovación y en el uso de nuevas tecnologías. En su sector compiten con multinacionales, pero han logrado que les adjudiquen varios proyectos. “Lo que ha pasado lo hemos visto como una pausa para fortalecernos y luego continuar con más eficiencia”, precisa.
Bolsas visionarias
Las bolsas de tela que hoy se ven en todos los supermercados eran una rareza hace 11 años, cuando un grupo de ingenieros de sistemas que no se pudieron emplear después de graduarse optaron por ser sus propios jefes. En ese momento se dieron cuenta de que la ola ecológica se iba a imponer con el reemplazo de las bolsas plásticas por unas reutilizables.
Empezaron con la idea de tener unos ingresos mientras conseguían otra entrada más estable, y hoy Bio Bolsa es el mayor productor de estas bolsas de tela en el país. “En esa época nuestros clientes eran ferias y congresos, pues estas bolsas no eran un tema para los supermercados, pero nuestro crecimiento se disparó en 2014, cuando llegó nuestro primer gran cliente: Koba Colombia (dueño de D1)”, recuerda Jaime Plata, gerente general de Bio Bolsa. Después los contrataron otras cadenas como Ara, Falabella, Panamericana, Zapatoca, La 14, entre otros.
El estar justo al inicio de la tendencia no solo les sirvió para crecer en el país, sino también para abrir operaciones en Perú y México. Comenzaron subcontratando la fabricación y la impresión, y hoy realizan todo el proceso con 200 personas.
Plata dice que 2020 fue un año duro, como para el resto de las empresas del país, pero al final les fue muy bien porque incursionaron también con tapabocas, dado que ya fabricaban telas antifluidos.
Crédito para reportados
Uno de los estereotipos que le achacan a la banca es que le presta al que no necesita. Aunque eso no es del todo cierto, es un hecho que quienes tienen reportes negativos en las centrales de información financiera les resulta más complicado adquirir un crédito. Para atender ese problema, hace ocho años nació Zinobe, una fintech, es decir, una empresa que usa la tecnología para prestar servicios financieros.
Camilo Montañez, líder de experiencia de Zinobe, explica que su innovación radicó en su manera de evaluar el perfil de riesgo de los deudores para determinar si les puede prestar. Con su marca Lineru están enfocados en personas de estratos 2 y 3 que están reportadas y que, contrario a lo esperado, han demostrado ser muy cumplidas con sus pagos. Con este canal ya les han prestado a dos millones de personas.
Hace dos años ampliaron su campo de acción a Pymes que no contaban con respaldo para adquirir créditos. Para esto tienen la marca Aliatu y ya han desembolsado para ese grupo 20.000 millones de pesos en préstamos.
Martin Schrimpff y Tarek el Sherif, dos emprendedores tecnológicos, son los fundadores de Zinobe. La firma ya completa tres rondas de inversión y emplea a 150 personas.
Contra la informalidad
Orometro es una empresa particular. No nació de la idea de geólogos o de inversionistas que buscan rentabilizar el metal precioso: su origen está en el afán de progreso de un niño de Vegachí (Antioquia), cuyo padre tenía una tienda en la que compraba oro a los mineros del pueblo o incluso lo intercambiaba por alimentos.
Allí conoció las minas y cómo funciona el negocio, pero pronto se dio cuenta de que era necesario cambiar la informalidad en la compraventa de oro, pues se hacía a ojímetro y con balanzas. El primer paso de Omer Albeiro Posada para desarrollar su negocio y crecer el legado de su padre consistió en comprar equipos que en 30 segundos permiten obtener la pureza del metal, así como las grameras para reemplazar las balanzas. Esas máquinas poco a poco se convirtieron en el patrón de referencia de la región.
El siguiente paso consistió en buscar una manera para llevar la trazabilidad a los mineros, es decir, para cumplir con los cupos de venta de oro que les están permitidos a quienes lo hacen de forma artesanal (420 gramos al año). Posada también se asesoró para desarrollar un software que ayuda a cumplir con todos los requisitos de las autoridades, al tiempo que ordena el trabajo de los 17.000 mineros artesanales y de subsistencia a los que les compra en 25 puntos de cinco departamentos.
Con 120 empleados, Orometro brilla por el trabajo que hace en sus comunidades de influencia. Atiende el mercado nacional y su próxima meta es exportar.