Minería
Este empresario indio desarrolla en Boyacá la mayor mina de esmeraldas del mundo, ¿cuál es su plan?
Con una licencia minera por 30 años, subastas internacionales para vender estas piedras preciosas e inversiones de más de 100 millones de dólares en los últimos cinco años, Fura Gems busca abrirse un espacio en este competido mercado.
Como muchos de los empresarios extranjeros que invierten en Colombia, el indio Dev Shetty es optimista con el país. No le preocupa el giro a la izquierda, la inflación, ni la desaceleración económica. Prueba de ello, es que trajo sus recursos para comprar una mina de esmeraldas en Boyacá, una actividad que tristemente ha estado asociada con la violencia.
Obviamente, el atractivo está en lo lucrativo del negocio de las piedras preciosas, pero más allá de esa consideración, lo cierto es que Shetty vio en Colombia algo distinto a otros países productores de esmeraldas. Acá encontró la oportunidad de independizarse y montar su propia empresa, tras trabajar durante varios años en multinacionales de piedras preciosas y con ellos montar minas que sacó de la quiebra. “Construí una mina de esmeraldas para Gemfields en Zambia. Allá llegué en 2009 cuando era una mina en bancarrota. Solo quedaban 10 millones de dólares. Con ese dinero ajustamos la operación y desarrollamos la mina de esmeraldas más grande del mundo. En 2011 me mudé a Mozambique. Viví allí durante cuatro años y construí una mina de rubíes para Gemfields. Nuevamente, esta se convirtió en la mina de rubíes más grande del mundo. A finales de 2016, dejé Gemfields y fundé mi propio negocio junto con mi esposa: Fura Gems y arrancamos comprando la mina Coscuez, en el municipio de San Pablo de Borbur, Boyacá”, recuerda Shetty, quien está convencido que acá podrá repetir su historia y que su mina de esmeraldas pronto superará a la que ayudó a montar en Zambia.
Al llegar a Coscuez, donde dice ya haber invertido 100 millones de dólares desde 2018, le llamó la atención lo poco tecnificada que era la mina, la carencia de contratos de trabajo formal y las insuficientes prácticas de seguridad. “Alcanzamos a pensar con mi equipo, ¿esto sí va a ser sostenible?, pero tras los logros en Zambia y en Mozambique, cada vez nos convencemos más de que esta va a ser la próxima gran historia”, puntualiza Shetty, cuya profesión es la de contador público.
El primer paso para tecnificar a Coscuez consistió en asegurar la mina. Ampliaron el espacio de trabajo de 1,6 por 1,8 metros a 2 por 2 metros. Luego determinaron la extensión del yacimiento y en 2019 confirmaron que el depósito es enorme. Así, según Shetty, en los últimos 5 años convirtieron una mina a cielo abierto de pequeña escala en una mina subterránea de gran escala, al tiempo que pasaron de cero empleados a 700.
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“También me complace contar que, en 2018, cuando comenzamos la operación, teníamos un contrato de arrendamiento de solo 3 años, que expiraba en 2021. En 2020, logramos extender la licencia por 30 años y en 2021 obtuvimos el permiso ambiental, aprobado por la Corpoboyacá. Creo que somos uno de los pocos en Colombia que ha obtenido una licencia por 30 años. Y esto no ha sucedido gracias a que hemos respaldado todo con ciencia y porque pudimos demostrar el impacto positivo que podemos brindar en la región donde operamos, que incluye una comunidad de unas 10.000 personas”, enfatiza el empresario indio.
En 2021, la mina Coscuez empezó a vender sus esmeraldas, pero en 2022 inició la comercialización a través de subastas, en donde estas gemas se venden en bruto de principio a fin, no se cortan ni se pulen esmeraldas individuales, que ha sido la costumbre en el país. Hasta ahora llevan tres subastas, en donde participan compradores de varios países, en la última estuvieron 56 y para la próxima, que será el 14 de junio en Bogotá, esperan 60. Las anteriores subastas se habían realizado en los Emiratos Árabes, que es en donde queda la casa matriz de Fura Gems.
“Nosotros hacemos marketing para promocionar las esmeraldas colombianas de Coscuez y la idea es promocionar a la mina y al país. Lamentablemente, en el pasado las esmeraldas colombianas solo tenían acceso al mercado de Nueva York y a través de este a otros compradores internacionales, ahora con las subastas pueden llegar directamente a clientes de París, Hong Kong o China”, asegura Shetty y confiesa que el principal desafío que tienen en este momento es la minería ilegal, de personas que poniendo en riesgo sus vidas abren túneles en la mina e incluso los venden.
“Se crean muchas historias falsas y se difunden narrativas como si estuviéramos haciendo algo malo. Y hemos sido extremadamente claros con las autoridades en el terreno de que somos una empresa, no somos un gobierno. No podemos cambiar el sustento de toda la región. Pero estamos aquí para apoyarlos en todo lo que podamos”, reitera este empresario, quien afirma estar seguro de que, para finales de 2024, Coscuez será el mayor proveedor de esmeraldas del mundo.