Etnoturismo

Este es el nuevo tipo de turismo al que le apuesta Colombia

Muchos de los sectores de turismo ya no le apuestan solo al descanso y la tranquilidad que ofrecen los paradisiacos paisajes que caracterizan a Colombia; ahora, la apuesta está en las experiencias que ofrecen las comunidades étnicas.

18 de junio de 2021
Uribia, La Guajira en Corferias
Uribia, La Guajira, en Corferias. | Foto: Suministrada a SEMANA

En la vitrina de turismo más grande que organiza Colombia con Anato, que se adelanta esta semana en Corferias, se ha visto algo particular: con más ahínco que en versiones anteriores, las comunidades étnicas han tenido protagonismo. Incluso, algunos departamentos como La Guajira están participando con dos espacios, uno dedicado a “La capital indígena, Uribia”.

El mensaje es claro. Así como cientos de personas desean viajar al tradicional plan de playa, brisa y mar, muchas otras están buscando experiencias y por eso prefieren el etnoturismo, lo que se define en viajes y planes relacionados con los pueblos indígenas y sus hábitats, con el fin de aprender de su cultura y tradiciones.

En Uribia, por ejemplo, donde se encuentra el 80 % de las atracciones turísticas de La Guajira, como el Cabo de la Vela, Punta Gallina o el Parque Nacional Macuira, por nombrar algunas, están en territorio de los indígenas wayyú, quienes le rinden tributo a la naturaleza y ven riqueza espiritual y sagrada en una roca o yacimientos de agua.

Una vez me visitó mi territorio un fotógrafo estadounidense que estaba de vacaciones, y yo le insistía en llevarlo a la playa, y él se negaba; me dijo que había escogido ese destino porque quería entender nuestras costumbres, poder dormir en las rancherías, escuchar las historias de nuestros ancestros, entender por qué ahorrábamos tanta agua y escuchar hablar en nuestra lengua. Ese día entendí que los wayuú teníamos que abrirnos al mundo y mostrar de lo que nos sentimos orgullosos”, le dijo a SEMANA José Gerardo González, indígena wayuú y empresario del turismo.

Nadie es profeta en su tierra, aseguran algunos, cuando ven que son juzgados por algunos colombianos: “Queremos que nuestro territorio sea visto con la magia que tiene su cultura y descubran su esencia, ese es nuestro valor agregado, más allá de los lujos está la oportunidad de aprender cómo viven los indígenas y por qué somos tan diferentes al resto de los colombianos, somos gente amable, y eso lo descubrirán cuando nos conozcan”, dijo Angélica Deluque, secretaria de Turismo de Uribia.

En Colombia hay alrededor de 100 comunidades indígenas, todas con aspectos únicos, que pretenden explotar -en el buen sentido de la palabra- en lugar de estar tentados a cambiarlos. En un ambiente consumista dónde el mercado absorbe todo lo que los hace especiales, apostarle al etnoturismo les ayuda a no desaparecer y a que las nuevas generaciones se enamoren de sus raíces para fortalecer su territorio y generar desarrollo a través de sus costumbres.

En departamentos como Amazonas, Magdalena, Guainía, entre otros, las comunidades indígenas están dispuestas a guiar a centenares de turistas y a adoptarlos en sus rancherías, viviendas, y quioscos. Tienen planes que forman parte de agricultura, pesca y ganadería e incluso hay momentos de experiencias espirituales con rituales y remedios con hierbas tradicionales.

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