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Fusión de familias alemanas en Brasil y Colombia creó gigante del pegamento
Esta firma espera vender más de 80.000 millones de pesos en 2021 y sacarle provecho a su planta en Mosquera (Cundinamarca), una de las más modernas de su tipo en América Latina. Esta es su historia.
La migración alemana a América Latina fue clave para el desarrollo industrial de la región y prueba de ello son las familias Kunst en Brasil y Chudoba en Colombia, las cuales decidieron hacer empresa en el negocio de los pegantes.
En 1948, los Kunst crearon Artecola, que viene de juntar las palabras arte y cola (pegamento en portugués) y se enfocaron inicialmente en pegantes para la industria del calzado. En 1962 los Chudoba comenzaron su negocio con el nombre de Pegatex. Inicialmente se concentraron en unos almidones que servían para pegar las etiquetas de las cervezas.
Cada empresa fue creciendo a su ritmo, pero Artecola lo hizo más rápido y no solo dentro de Brasil, sino que se expandió internacionalmente (hoy atiende 23 países). En 2004 llegó a Colombia mediante la compra de PIN (Productos Industriales Nacionales), empresa que estaba también enfocada en los pegamentos para calzado, pero fue en 2013 cuando la firma brasileña hizo su movida más grande en Colombia al asociarse con Pegatex. No solo adquirió el 55 por ciento y el control accionario de la compañía, sino que montó acá su planta más moderna.
“Pegatex operaba en el centro de Mosquera (Cundinamarca), pero la fábrica ya no era más viable, así que tras la alianza de las dos empresas el siguiente paso fue comprar un lote en un parque industrial y en 2017 inauguramos una planta con capacidad de 18.000 toneladas año y en un espacio 12.000 m2″, explica Luciano Guimarães, Gerente General de Artecola para Colombia.
Negocios y exportaciones
Esta multilatina ofrece pegantes para diversas industrias como la de muebles, construcción, calzado, madera, papel, empaque y agro (no están en los pegantes de uso escolar). En Colombia su negocio principal es el de insumos para acabados de construcción y para muebles. Con 200 empleados, desde acá atienden sus clientes de Ecuador, República Dominicana y Panamá. Tan solo en el segmento de adhesivos tiene una participación de mercado del 12 por ciento en Colombia.
Guimarães recuerda que 2020 fue un año de gran aprendizaje, pues aunque sus ventas cayeron 8 por ciento (sumaron 64.760 millones de pesos), la utilidad subió en 15 por ciento (fueron 4.517 millones). “Eso lo logramos gracias a que entramos a negocios que no hacíamos como desinfección e higiene personal, aún lo seguimos haciendo, pero como la reactivación económica ha sido más rápida de lo que esperábamos, volvimos a concentrarnos en nuestros productos tradicionales y en este 2021 esperamos cerrar con crecimientos de entre 30 y 35 por ciento en ingresos y de 40 por ciento en utilidad”, sostiene este ejecutivo brasileño, quien es un convencido de que en las crisis están las mejores oportunidades.
La estimación de ventas netas para este año es de 83.000 millones de pesos, los cuales aportan casi una cuarta parte a los 100 millones de dólares que Artecola vende en toda Latinoamérica.
Lo que viene
Para 2022 están muy optimistas, pues tienen capacidad instalada para duplicar su operación, al tiempo que quieren ingresar con productos para nuevos segmentos de construcción como obra negra y obra gris, así mismo quieren crecer con su portafolio ecoamigable que reemplaza productos a base solventes. Los de la línea green son más costosos por por kilo, pero su consumo es más bajo y no tienen olor.
Sin embargo, el mayor cambio que trae 2022 es la consolidación de la nueva marca corporativa de Pegatex Artecola a solo Artecola. A partir del segundo trimestre una ola morada (su color institucional) se tomará las góndolas donde se venden sus productos bajos marcas reconocidas como Pegadit, PL285, Carpincol y Afix.
También buscarán seguir creciendo de la mano del sector constructor y mantener a su principal cliente: Ambev, la empresa dueña de Bavaria. Una línea de negocio que viene desde la década de los 60 con los socios colombianos y que quieren ampliar a otros posibles clientes como la Central Cervecera (dueña de Andina) y las licoreras.