IMPUESTOS
Impuestos al plástico tienen contra las cuerdas a empresas; dicen estar en crisis y con riesgo de recortar empleos
Las medidas fueron introducidas en la reforma tributaria con el objetivo de reducir el fuerte impacto ambiental que causan.
Como normas contradictorias catalogaron las empresas del plástico dos artículos que están en la reforma tributaria y que ya les están pasando cuenta de cobro, al punto de que advierten de un riesgo sobre 250 mil empleos.
Los empresarios del plástico aseguran que ven venir una crisis en el sector debido a los artículos 50 y 51 de la reforma tributaria aprobada en 2022, con los cuales se cobra un impuesto a los plásticos de un solo uso, pero se excluye a los que están en sectores de alimentos, camino que tomó el Gobierno cuando tramitó el proyecto de ley, con el propósito de evitar que les trasladaran a los productos básicos de la canasta familiar un incremento en precios por cuenta del cobro tributario a los plásticos.
A juicio de los empresarios del plástico agremiados en la Cámara Ambiental del Plástico, se trata de cobros desproporcionados, sin contar con la mencionada contradicción: el legislador (el Congreso de la República) y la Dian (como autoridad tributaria) no estaban de acuerdo en quién debía ser el responsable del pago del impuesto.
El gobierno sustentó el impuesto, no con fines recaudatorios, sino como un impuesto ambiental, que debe promover la reducción del uso del producto por una sola vez, lo que ayudará a disminuir el vertimiento de este material en los océanos, a donde va a parar el 10 % del total del material que usa el mundo.
El plástico es un material que no se degrada, lo que está causando un fuerte impacto, con consecuencias irreversibles: mueren especies de fauna y flora; se disminuye la capacidad de los rellenos sanitarios, se afectan fuentes hídricas y se taponan redes de servicios públicos, principalmente alcantarillados. Eso sin contar con la generación de gases de efecto invernadero durante la producción de plástico.
Perspectiva del productor
Cristián Halaby, presidente de la Cámara Ambiental del Plástico, que tiene bajo su sombrilla al mayor número de empresas del sector, explicó que los riesgos que están asumiendo son enormes, ya que los responsables de pagar el impuesto serían quienes los fabrican, producen o importan.
Muy caro
En consecuencia, aseguró el dirigente gremial, que no están dispuestos a permitir que los empresarios asuman el riesgo económico de “responder al Estado colombiano por los exorbitantes valores que como impuesto y carga tributaria ha establecido el legislador colombiano en contra de los plásticos de un solo uso”.
Para el vocero de los productores de plástico, el mencionado impuesto sería desproporcionado, en comparación con el costo del producto, puesto que están pagando 2.160 pesos por cada kilogramo, lo que significa más del 20 % del costo promedio de un producto de plástico, agregó.
Un enredo
Para la Cámara Ambiental del Plástico, alrededor del tributo hay un monumental enredo, pues no lo pueden desagregar en la factura de venta, lo que lleva a que tengan que pagar renta, IVA e ICA. “Hay confusión acerca de quién lo paga, cómo se paga, de dónde sale la plata, cómo se cobra”, advierte Halaby.
Por lo tanto, las autoridades tributarias estarían incumpliendo el principio de certeza a la hora de pagar impuestos.
Lo cierto es que el impuesto, al decir de Halaby, “generará un incremento en los costos de logística y operación de todas las empresas y comercios en Colombia, así como una incertidumbre tributaria y llevará -posiblemente- a una mayor inflación, debido a que estos costos los pagará el consumidor final (el colombiano de a pie)”, argumentó.
Y son los pequeños los llevados
Para la Cámara Ambiental del Plástico, el hecho de que el impuesto conlleve a un encarecimiento de los plásticos de un solo uso, los cuales se usan para envasar, embalar o empacar bienes, generaría la pérdida de 250.000 empleos en Colombia, pues las empresas ya están contra las cuerdas.
A ello se le agrega que las más afectadas serán las más de 2.400 micro, pequeñas y medianas empresas, que son las que perderían esos 250.000 empleos directos, sino que se llevarían por delante otro millón de puestos de trabajo indirectos.
Adicionalmente, según señaló Halaby, habría otro efecto en otros sectores, teniendo en cuenta que los plásticos para empacar, embalar o envasar tocan a muchos otros sectores de la economía.
El dirigente gremial puso el caso de las exportaciones, que terminarían impactadas, al ser menos competitivas por cuenta del impuesto.