ISA
ISA, la joya de la corona, se prepara para el negocio del año en Colombia
El proceso de adquisición de esta firma por parte de Ecopetrol será positivo para ambas compañías y para la nación. El presidente de ISA, Bernardo Vargas, habla sobre los planes.
Sacar adelante una empresa en 2020 se convirtió en una de las hazañas más complejas en la historia del sector privado. No fue menor el desafío que tuvieron que enfrentar las compañías por cuenta de la pandemia. Y ni qué decir del efecto de las medidas de confinamiento para contener la emergencia sanitaria. El saldo de firmas quebradas y empleos perdidos es devastador.
A pesar de esto, hubo empresas, como Interconexión Eléctrica S. A. (ISA), que mantuvieron todos sus puestos de trabajo, resistieron con tenacidad y siguieron dando utilidades. No es gratuito que hoy esta compañía, cuyo control accionario es del Gobierno, sea considerada la joya de la corona.
Sus resultados hablan por sí solos y la convierten en una pieza clave para estabilizar las finanzas públicas. Para eso, el Ministerio de Hacienda ya firmó un contrato de exclusividad con Ecopetrol, a fin de vender la participación que tiene en la empresa.
La operación le podría dar a la nación varios billones de pesos, y convertiría a las dos firmas en una potencia. Al hablar de este y otros temas, Bernardo Vargas, presidente de ISA, se llena de orgullo y no duda en decir que los responsables de estar en la cumbre son todos y cada uno de los trabajadores de la compañía.
“Nuestro equipo es el que logra estas cosas, que francamente parecen sueños”, asegura el directivo. Y no es para menos. Durante 2020 y en lo que va de 2021, ISA ha sido efectiva en proteger la salud e integridad de los colaboradores y sus familias, y en garantizar la continuidad del servicio eléctrico. Los resultados lo confirman: las utilidades del grupo se ubicaron en $ 2,1 billones; es decir, 25 % superiores que en 2019, mientras que los ingresos operacionales superaron los 10 billones.
Los efectos de la pandemia parecen no haber tocado a esta gigante del transporte de energía, de concesiones viales y de telecomunicaciones, que, aunque tuvo algunos inconvenientes por la covid-19, su fortaleza empresarial logró sacarlos adelante, y están listos para buscar nuevas oportunidades y afinar sus labores en los diferentes frentes de trabajo.
Para Vargas, de puertas para adentro se vive una cultura empresarial de empatía, resiliencia y trabajo definido. “El típico compañero mío de ISA es una persona comprometida con el servicio, y eso es lo que logró sacar adelante a la empresa en esta crisis”, dice.
Muy bueno, pero…
Las cifras, resultados y gestión de ISA darían para que cualquier firma esté celebrando constantemente; y así lo haría de no ser porque la situación económica y social del país es complicada. El presidente de ISA no oculta su tristeza por la coyuntura por la que atraviesa buena parte de la población colombiana.
Asegura que, en algunos momentos, el balance empresarial le deja cierta intranquilidad, cuando se da cuenta de que hay tanto dolor en el territorio. Coincide con la mayoría de los ciudadanos en que deben rechazarse el vandalismo y los bloqueos. Pero, a la vez, en que la protesta social es un derecho fundamental, y es válida en una circunstancia en que casi el 50 % de los colombianos está en la pobreza.
Este es apenas uno de los temas que deben tener lugar en las conversaciones entre el Gobierno y los diversos actores del paro. “Necesitamos desarrollar una sociedad más igualitaria, más comprometida con Colombia, que reduzca la desigualdad y que se encamine a una unión social colectiva, para poder salir de esta pandemia que tanto nos ha costado a todos”, afirma.
Sin duda, un nuevo contrato social debe ser el resultado de los diálogos que se vienen dando. El hambre, el desempleo y la falta de oportunidades son algunas de las razones que tienen hoy a miles de personas en las calles. Pero eso no puede ir de la mano ni justificar que el país esté bloqueado, a sabiendas de que esto puede provocar incrementos en precios y, por ende, mayor pobreza y crisis.
La recuperación tiene que ser un imperativo para los diversos actores, lo cual implica entender que los bloqueos de vías y carreteras le ponen un palo en la rueda. No obstante, también se debe trabajar para que la polarización y los extremos den paso al diálogo y la concordia.
La idea, en últimas, es que el ramo privado cree más empleos y las empresas reciban el apoyo de los colombianos. Sobre todo las micro, pequeñas y medianas, que han sido las más golpeadas.
Eso sí, el respaldo también deberá llegar para ISA, que está a punto de concretar uno de los negocios más importantes en sus más de 50 años de historia. No es menor la movida que hará el Gobierno al venderle a Ecopetrol su participación mayoritaria en ISA.
Actualmente, las bancas de inversión contratadas están haciendo su labor de determinar el posible monto de la operación y cómo podría hacerse de manera que esta unión sea un gana-gana para todos.
Para la nación porque recibirá recursos frescos cuando más lo necesita. Para Ecopetrol porque seguirá encaminando sus objetivos en la transición energética. Y para esta firma, que debe seguir siendo la joya de la corona.
“Que se catalogue a ISA de esta forma es motivo de inmenso orgullo, y creo que es merecido, porque esta es una empresa que siempre ha tenido control de un gobierno, y a la vez, siempre ha sido campeona y reconocida en el ámbito regional”, dice su presidente.
Y concluye con que el cumplimiento que han hecho de su lema, ‘Conexiones que inspiran’, los tiene actualmente en la mira de buena parte de los inversionistas. “Eso es lo que nos están reconociendo hoy los demás, y creo que esto nos va a salir bien”, afirma.
El país espera recibir buenas noticias de este proceso en las próximas semanas, cuando se termine el contrato entre MinHacienda y Ecopetrol. Si bien la letra menuda no se conocerá, lo cierto es que, ahora que se está pasando la página de la pandemia, la unión entre ISA y la petrolera colombiana será una operación campeona para Colombia.